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Image credit: Dale Zanine - USA TODAY Sports

Traducido por Pepe Latorre

En el béisbol de fantasía, los lanzadores son un mal necesario. Cada temporada los jugadores-propietarios deben de decidir cómo abordar su contratación. Los que están en lo más alto de los rankings requieren un gran desembolso en términos de tus activos de fantasía, ya sea en selecciones altas o en grandes cantidades contra tu límite salarial. Una lesión o un mal rendimiento difícil de explicar puede convertir esos costos en un auténtico desperdicio. Intentar ir en otra dirección y apostar por lanzadores que podrían dar la sorpresa es poco más que una lotería. Cuando las cosas funcionan, tienes ventaja de cara al campeonato, pero cuando fallas, te encuentras en modo de reconstrucción antes del Memorial Day (25 de mayo).

En 2019, como nos decían los antecedentes, no ha habido escasez de lanzadores decepcionantes entre los que elegir. Muy a menudo es una lesión la que crea esa decepción. Luis Severino, Blake Snell y Jameson Taillon son algunos de ellos. Los tres estaban entre los 20 primeros lanzadores que salieron elegidos en las ligas NFBC Draft Champions. Sin embargo, de los lanzadores que hicieron todas sus aperturas en la temporada, Aaron Nola parece haber sido la mayor decepción de todas.

EXPECTATIVAS DE CARA AL 2019

Nola fue el sexto lanzador elegido (y el número 24 en general) de cara a la temporada 2019. Parecía una opción sólida. Venía de una temporada en la que había ganado 17 juegos, con una efectividad de 2.37 y un WHIP de 0.97 en 212 1/3 entradas. Incluso retiró a 224 bateadores. Estuvo brillante en todas las categorías de fantasía en las que un abridor debe rendir y solo tenía 25 años antes de la temporada 2019.

No había motivos que indicaran que Nola no pudiera replicar sus números de 2018. Y no era descabellado esperar un cierto crecimiento. Al menos uno de nuestros escritores, aquí en BP, predijo que Nola ganaría el premio Cy Young de la Liga Nacional (me temo que fui yo).

¿QUÉ PASÓ EN 2019?

Aunque Nola no estuvo horrible, su rendimiento no se puede ubicar entre los 25 mejores abridores. Eso le convierte en una decepción ya que se esperaba más de él. En 34 aperturas, Nola vio su ERA aumentar significativamente hasta un 3.87 mientras que su WHIP se fue hasta el 1.27 en diez entradas menos lanzadas. Los jonrones permitidos aumentaron en más del 50%, de 17 a 27.

Es más fácil ver los resultados que el porqué. Un factor que puede afectar a los lanzadores sobre el que no pensamos ni hablamos mucho es la pelota en sí. Pasamos mucho tiempo tratando de analizar los cambios en la pelota en su conjunto y pasamos por alto la mayor inconsistencia que ha habido entre una pelota y otra esta temporada. Esa inconsistencia de una bola a otra puede afectar la sensación que tienen los lanzadores sobre ciertos lanzamientos. La curva y el cambio de Nola son sus mejores lanzamientos, podríamos decir que es un lanzador refinado. Con ese tipo de repertorio es muy importante sentirse a gusto con el agarre de la bola, sentirse seguro de lo que hará la mano. En los peores meses de Nola apenas había diferencia de velocidad entre su bola rápida y su cambio. También tuvo un menor movimiento descendente en su sinker. Ambos problemas podrían deberse a la inconsistencia de las bolas.

Otro factor que podría indicar que las sensaciones en el agarre habrían sido el problema fundamental es que Nola tuvo un rendimiento especialmente malo fuera de casa. Registró un ERA de 2.91 en Filadelfia y se fue hasta el 5.19 con muy malos número periféricos en otros estadios. Quizás no soy más que un teórico de la conspiración, pero si fuera un lanzador que dependiera del refinamiento, pasaría los días anteriores a las aperturas en mi estadio sentado en el banquillo con algunas bolsas de pelotas y seleccionando para mi juego las que se sintieran mejor en mi mano.

El command es otra faceta en la que afectó a Nola a lo largo del 2019. Si comparamos las zonas donde localizó sus lanzamientos en 2019 con las de años anteriores, apreciamos que Nola lanzó más a “áreas de golpe”. Sus fallos han tendido a estar más cerca de la zona que en el pasado. También ha sido un lanzador que tradicionalmente ha trabajado mucho en la mitad inferior de la zona, esa es una tendencia preocupante en el béisbol actual por el hincapié que los bateadores ponen en el launch angle. Nola lanzó más del 85% de sus lanzamientos al centro de la zona o más abajo.

EXPECTATIVAS PARA EL 2020

Es un pitcher. ¿Cómo saber que esperar? Pero bueno, nuestro trabajo es daros alguna cosa que os ayude a tomar decisiones para ligas de fantasía. A grandes rasgos podríamos decir que es probable que Nola reevalúe su enfoque al menos un poco y utilice toda la zona de strike con más frecuencia. Cambiar la altura de sus lanzamientos con más frecuencia puede hacer que el resto de su arsenal sea más efectivo. Nola también podría ser un buen candidato para tratar de lanzar cutters. Muchos lanzadores parecidos han encontrado un buen aliado en ese lanzamiento, ayuda a evitar el bateo de poder.

Además, los problemas de Nola en 2019 me obligan a buscar un nuevo enfoque en mi obsesión personal por encontrar lanzadores útiles para ligas de fantasía. Dado el entorno actual del béisbol, puede que no sea la mejor idea tener expectativas muy altas en lanzadores que confían en lanzamientos quebrados y de baja velocidad, pero que no tienen rectas que superen las 95 millas. La intuición nos dice que serán menos efectivos aunque estén sanos. Tendré que hacer una investigación más profunda para respaldar esta teoría, y esos resultados pueden ser un estilo libre en algún lugar del camino.

Con todo, no elegiría a Nola entre los 25 primeros jugadores en 2020. Pero sigue siendo una buena opción como un abridor para ser elegido en el top 20. Siendo el pitcheo algo tan importante en la fantasía le colocaría al final de la tercera ronda o al principio de la cuarta en las ligas con 12 equipos.

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