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Image credit: USA Today Sports

Traducido por Carlos José Lugo

Registro y Antecedentes:

Edad: 42

Organizaciones anteriores:

Greenville Drive (Organización de Boston), 2007: Mánager

Baseball Prospectus, 2013: Autor

Los Angeles Dodgers, 2013-2017: Director de Desarrollo de Jugadores

Ocupación Actual: Mánager Philadelphia Phillies

Registro acumulado: 36-32 (hasta el domingo)

Actividad como jugador: Solo le damos crédito a Kapler con 5.5 WARP en una carrera que abarcó parte de 12 temporadas e incluyó por encima de 3,300 apariciones al plato. Esto pinta la imagen de un jugador poco memorable, pero Kapler no fue tal cosa. Floreció rápidamente, de una selección de la ronda 57 en 1995 a ser jugador del año en ligas menores en 1998. Kapler adornó las portadas de revistas de fisiculturismo antes de alcanzar las ligas mayores. Entre 1999 y el 2001 su valor fue de 4.7 WARP en un total de solo 380 partidos, enseñando en el transcurso todas las cinco herramientas. Fue miembro de la edición de los Red Sox del 2004 que quebró el maleficio. Desde una extraordinaria oscuridad, Kapler se transformó a sí mismo en un sólido jugador de ligas mayores, y su visión del mundo está matizada por ello. El mundo de Kapler es uno en el que todo está al alcance para cualquiera que esté dispuesto a trabajar lo suficiente – un mundo en el que la actitud correcta es el antídoto para cualquier veneno.

Personal y Filosofía

¿Por qué fue contratado?

Para empezar, debemos referirnos al persistente rumor de que Andrew Friedman (quien adquirió a Kapler como jugador en el tiempo que estuvo con los Rays y luego expandió su rol en los Dodgers después que Friedman se movió allí en el 2014) ha recomendado a Kapler como dirigente a todos los equipos en los cuales ese trabajo ha estado disponible. Friedman aparenta ser el promotor más grande que tiene Kapler, excepto por lo siguiente: Friedman tuvo la oportunidad de contratarlo él mismo. A finales del 2015, luego de enseñarle la puerta de salida a Don Mattingly, Friedman entrevistó a Kapler (y, después de todo, lo tenía como un candidato a lo interno), pero terminó contratando a Dave Roberts. En consecuencia, algunos interpretan ahora el afán de Friedman de que alguien contratara a Kapler, como algo menos que un apoyo totalmente pleno.

La oficina central de los Phillies, por supuesto, no está entre aquellas con mayores probabilidades de ser influenciadas por Friedman de todas maneras. Estos encontraron su camino hacia Kapler en un invierno después de una mala y tumultuosa temporada, una que pareció más apropiada para el inicio de un proceso de reconstrucción que de uno ya en marcha. Maikel Franco dio un paso atrás; J.P. Crawford pareció estancarse en su esfuerzo por matricularse de prospecto de primera línea a ser un jugador de aportes en grandes ligas. La oficina central permaneció confiada en el núcleo de jugadores y el proceso (mantengan esa ‘p’ en minúsculas) con que contaban, pero necesitaban un mánager que no solo compartiera esos sentimientos, sino que fuera capaz de vendérselos a los jugadores, medios de prensa y fanáticos. Kapler era el mensajero adecuado para el mensaje que los Phillies estaban tratando de enviar.

¿Cuál es su estilo dirigencial? ¿Es un manager que consiente a los jugadores o uno de mucha disciplina? ¿Cómo se comunica?

En teoría, Kapler es la máxima expresión del “mánager de jugadores”. Este cree que hablando puede hacer desaparecer cualquier problema, hablarlo hasta enterrarlo y hablarlo hasta dejarlo sin vida. Kapler quiere un canal de comunicación completamente abierto entre él, la oficina central, los jugadores y los coaches y es franco con la prensa acerca de estrategias que cualquier otro mánager reciente. No demanda a sus jugadores que enfoquen el juego de una manera específica ni se aferren a una determinada línea particular.

Dos cosas enturbian las aguas en este frente. Una es el ego de Kapler: esa ferviente expectativa de ser capaz de llevar cualquier problema a una rápida y completa resolución está mal concebida, y puede hacer ver a un mánager como un eterno optimista o cruel, dependiendo de la situación. Kapler proyecta un aire tal de seguridad en sí mismo que cualquiera que persista en estar en desacuerdo con él se queda sintiéndose menos que validado. El otro problema es que la energía completa que este transmite es individualista. Este es un paradigma que le funcionó de manera grandiosa en sus años de prospecto, jugador, e incluso ejecutivo de desarrollo de jugadores, pero deja algo que desear en lo que concierne a dirigir un equipo. Un buen mánager tiene que ser capaz de cultivar un concepto de equipo y un sentido de comunidad dentro del clubhouse; Kapler aún no ha demostrado esa habilidad.

¿Cómo es su relación con la oficina? ¿Busca ignorar o cambiar lo establecido o adopta un enfoque más tradicional?

No es coincidencia que uno de los Gerentes Generales menos famosos en el béisbol eligió contratar a Kapler. Matt Klentak conocía el entusiasmo que Kapler iba a implementar la mayoría de las recomendaciones de la oficina central en el terreno, y sabía que podía confiar a Kapler el ser el proponente vocal de cada movimiento. Kapler le permite a su oficina central influenciar la forma en la que él mueve las piezas alrededor del tablero de ajedrez tanto o más que cualquier otro manager en el béisbol, sin hacerlos ver como el obvio chivo expiatorio cuando algo sale completamente torcido.

No todo lo que Kapler ha tratado de poner en practica ha funcionado, pero él ha sido más agresivo que lo que cualquier mánager novato se atrevería a ser. En el inicio de temporada utilizó algunos movimientos altamente criticados y radicales en el lado del pitcheo. Kapler mueve a Scott Kingery alrededor del diamante casi todas las noches, despliega las formaciones defensivas (shifts) de manera proactiva, e incluso hizo algunas pruebas intercambiando jardineros de las esquinas en los entrenamientos de primavera.

Táctica y estrategia ¿Cómo maneja un equipo de pitcheo? ¿Necesita un cuerpo de relevistas de ocho hombres? ¿Qué factores influyen en sus decisiones dentro del juego sobre los lanzadores?

Al principio de la temporada, pareció como si Kapler fuera a conducir a los Phillies hacia un nuevo extremo, aun en esta era de extremos, en lo que concierne al uso de relevistas. Ante la insistencia de sus propios lanzadores de relevo, se ha moderado. Más importante, quizás, es que ha aprendido a confiar en sus abridores, aun si sus instintos (o sus números) le dicen que no debe hacerlo. En la mayoría de las veces, Kapler sigue siendo proactivo, no solo cuando se trata de remover a un abridor, pero también cuando debe utilizar múltiples relevistas en un inning para obtener la ventaja de pelotón. Con esta rotación particular, sin embargo, hay noches en las que un abridor puede ir más profundo que lo que los actuarios le permitirían, sin perder efectividad o lastimar las oportunidades del equipo de ganar. Kapler, de una manera bastante rápida, ha mejorado en entender cuando se presenta este caso.

¿Cómo construye las alineaciones? ¿Usa sustituciones de bateadores o de corredores inusualmente a menudo (o inusualmente rara vez)? ¿Hace uso de estrategias de la pelota tradicional?

Algunos periodos de ajuste difíciles para algunos jóvenes y esenciales bateadores de los Phillies, han forzado a Kapler a hacer malabares con su alineación. Las lesiones han obligado otros ajustes. Considerándolo todo, sin embargo, este ha mantenido estable al equipo, y lo ha logrado mayormente por seguir el simple credo ofrecido a los managers por los primeros sabermétricos, hace casi dos décadas atrás: menos es más. Ningún equipo ha abanicado a lanzamientos con el corredor en movimiento menos veces que los Phillies este año. Están en el undécimo lugar en apariciones al plato para bateadores emergentes. Kapler ha ordenado solo dos toques de sacrificio con jugadores de posición, y (esta es mi parte favorita) no ha utilizado un corredor emergente ni siquiera una vez.

Los Phillies podrían no ser el equipo dinámico que uno esperaría de un grupo tan joven de jugadores. Estos podrían ser incluso demasiado estáticos en este momento. Pero, ellos han hecho menos outs en las bases que cualquier otro equipo en el béisbol y Kapler confía en sus bateadores – incluso retándolos a sacar lo mejor de sí mismos. Es algo sacado directamente de la escuela de Earl Weaver.

¿Cuál es su punto más fuerte como manager?

Aún no hemos visto precisamente cómo el incansable positivismo de Kapler y creencia en el poder de las maquinarias bien aceitadas podrán resistir el peso y el agobio de una temporada completa en el primer peldaño del dugout en las mayores. Esas cualidades pueden ser fantásticas, pero las mismas necesitan refinamiento y moderación en el orden de realmente ayudarlo a galvanizar su equipo. Mientras tanto, su mejor cualidad es la receptividad que ha enseñado hasta ahora, a retroalimentarse tanto de arriba como de abajo. Así es como él se adaptará, sobrevivirá y se ganara el creciente respeto de todos los sectores.

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