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Traducido por José M. Hernández Lagunes

En mi último artículo, escribí sobre la correlación entre la producción de carreras y el porcentaje de embasado y de slugging. (En resumen: en el béisbol contemporáneo, el porcentaje de slugging es más importante que el de embasado.) En esa pieza, incluí una gráfica con un valor un poco raro. Voy a reproducir una parte aquí. Muestra la correlación de coeficientes entre el porcentaje de embasado y las carreras por partido entre 1901 y 2018.

Puedes ver claramente a qué me refiero. No necesito destacarlo. Es ese punto, el que está debajo de 0.5. Es la temporada de 1990.

De 1901 a 2018, la correlación estacional promedio entre las carreras por juego y el porcentaje en la base es de 0.87. El tercer valor más bajo en esos 118 años es 0.69 en 1909. El segundo más bajo es de 0.64 en 2015. La más baja es de 0.42 en 1990. Es mucho, mucho más bajo que cualquier otro año.

La baja correlación en 1990 no era parte de una tendencia. La correlación fue de 0.92 en 1988 y 0.79 en 1989. Fue de 0.86 tanto en 1991 como en 1992. Ninguna de estas cifras está muy lejos de la media a largo plazo. Cayó estrepitosamente en 1990, e inmediatamente regresó.

Por ejemplo, aquí hay una gráfica de dispersión para 1991, cuando la correlación era de 0.86. El porcentaje de embasado por equipo está en el eje X. Las carreras por juego están en el eje Y.

Esa es una relación básica bien correlacionada. El gráfico se inclina hacia arriba y hacia la derecha: Mayor porcentaje de embasado significa más carreras. Todos los puntos están bastante cerca de la línea de tendencia, lo que significa que la relación no varía mucho. Podría mostrarte muchos más gráficos como este, y todos se verían igual. Esta es la norma.

Y este es 1990:

OBP RPG 3

Todo se ha vuelto loco. El equipo con el OBP más alto, Boston, fue sólo el 11º en carreras anotadas. El equipo que anotó la mayor cantidad de carreras, los Mets, fue sólo el 16º en alcanzar base. Los Mariners tuvieron el cuarto porcentaje más alto de embasado, pero anotaron más carreras que sólo tres equipos. Se puede ver en el gráfico que la línea de tendencia no es ni dramática ni fuerte. ¿Qué ocurrió en 1990? ¿Qué hizo que fuera una temporada tan atípica?

Pues Boston ganó la División Este de la Liga Americana con un poco impresionante récord de 88-74. Los Yankees terminaron últimos en la División de siete equipos, la primera vez que terminaron últimos desde 1966 y la última vez hasta que… bueno, todavía estamos esperando. Los Mets tuvieron el mejor diferencial de carreras en el béisbol, pero terminaron cuatro juegos por detrás de los Pirates en la División Este de la Liga Nacional. Los Reds barrieron inesperadamente a los A’s, quienes lograron 103 victorias, en la Serie Mundial detrás del MVP de la Serie, José Rijo (2-0, 0.59 ERA, 0.91 WHIP). Dos gigantes de todos los tiempos consiguieron sus primeros MVPs: Rickey Henderson con Oakland (.325/.439/.577, 65 SB) en la Liga Americana y Barry Bonds con Pittsburgh (.301/.406/.565) en la Nacional. Bob Welch de Oakland (4.6 WARP) venció a Roger Clemens de Boston (7.5 WARP) porque ganó 27 veces y Clemens 21—no hay otra buena razón. El Cy Young de la Liga Nacional también se determinó sobre la base de las victorias, con Doug Drabek de Pittsburgh, el único lanzador acreditado con más de 20 victorias, llevándose el premio a pesar de terminar sexto en WARP. No hay nada inusual ahí. Aquí están los equipos más atípicos en relación con la línea de tendencia:

  • Mets (0.55 más carreras por partido que las proyectadas): Los Mets tenían un OPS de .779 con corredores en base, y un OPS de .789 con ellos en posición de anotar. Ambas cifras lideraron la liga. Conectaron la segunda menor cantidad de doble plays en la liga, tuvieron el segundo menor número de toques de sacrificio, fácilmente lideraron la liga en porcentaje de bases robadas (77%), y empataron con el menor número de veces que fueron atrapados robando. Lo hicieron muy bien al plato en situaciones clave y evitaron hacer outs inútiles en las bases.
  • Astros (0.53 más carreras por partido que las proyectadas): Ellos fueron el segundo peor equipo en la liga bateando con corredores en posición de anotar (.681 OPS) y con hombres en base (.680). No fueron buenos robadores de bases, ya que sólo lograron el 68%, y empataron en el cuarto puesto de la liga en ser puestos out en las bases. También lideraron la liga en atrapar Fueron últimos en la liga en porcentaje de slugging, con .345, lo que también explica por qué tan pocos corredores que alcanzaron base (.313 OBP, penúltimo en la liga) no anotaron.
  • Cardinals (0.49 menos carreras por partido que las proyectadas): Su OPS de .660 con corredores en posición de anotar fue el último en la liga, al igual que su OPS de .672 con hombres en base. Estos fueron los últimos equipos dirigidos por Whitey Herzog. Típico de esos años, ellos corrían bien las bases (Vince Coleman robó 77 de 94 intentos como ladrón de bases, y Ozzie Smith 32 de 38) pero no tenían nada de poder. Todd Zeile lideró el club con 15 cuadrangulares. Pedro Guerrero tuvo 13; nadie más tenía más de siete. Eran buenos para alcanzar bases, pero no podían traer a los corredores a casa.
  • Mariners (0.44 menos carreras por partido que las proyectadas): Seattle puso muchos corredores en base, pero borraron a muchos en doble plays (quintos en la liga), carecían de poder (antepenúltimo en bateo), fueron antepenúltimos en OPS con hombres en base y, a pesar de tener una velocidad decente como equipo, eran menos propensos a tomar una base extra en un sencillo o doble que cualquier otro equipo en la liga.
  • Blue Jays (0.42 más carreras por partido que las proyectadas): Los Jays fueron el espejo opuesto de los Mariners. Tuvieron un OBP de media tabla (octavo en la liga) pero fácilmente lideraron la liga en bateo y bateo con corredores en posición de anotar (.771 OPS). Y fueron quintos en ser puestos out en las bases en toda la liga.

Asimismo, los antes mencionados Red Sox tenían la mayor cantidad de doble plays bateados en las Ligas Mayores, y lograron 53 de 105 intentos de robo. Ninguno de estos equipos fueron tan inusuales. Cada año, hay equipos que ponen corredores en base pero no los impulsan. La razón puede ser la falta de poder, un mal funcionamiento en momentos clave o un mal funcionamiento de sus corredores. Y hay equipos que compensan la falta de habilidades en las bases golpeando la pelota muy lejos, corriendo inteligentemente en las bases y bateando mejor con hombres en las bases.

Lo que hizo de 1990 un año atípico fue la convergencia de varios equipos que ejemplificaron esas características. Los Mets fueron excelentes en las bases. Los Blue Jays tuvieron a siete titulares cuyo porcentaje de bateo superaba el promedio de la liga. Por otro lado, la alineación de los Cardinals era mayormente de bateadores de roletazos, los Mariners eran tímidos en los senderos y carecían de poder, y los Astros eran un equipo que bateaba mal, lo que exacerbaba sus déficits en las bases, con un mal funcionamiento de sus corredores y carecían de poder.

La temporada de 1990 no fue particularmente memorable (fuera de para los Reds; 1990 fue la última vez que ganaron un partido de Serie de Campeonato, y también de Serie Mundial). Su récord de pobre correlación entre el porcentaje de embasado y la producción de carreras reflejó muchas cosas pequeñas en lugar de ser algo grande. Pero es un registro que puede durar mucho, mucho tiempo.

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