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Image credit: USA Today Sports

Traducido por Marco Gamez

A principios de esta semana, Eno Sarris dio noticia de que MLB pasará de la tecnología de radar de Statcast a un nuevo sistema de seguimiento óptico construido por HawkEye. Es improbable que el cambio abra las compuertas a nuevos datos como ocurrió con el advenimiento de Statcast, pero tendrá efectos sísmicos en la forma en que consumimos y analizamos las estadísticas del béisbol.

Tenemos que retroceder más de una década para encontrar algunos precedentes para el cambio. A pesar de la exageración en torno a la invención de Statcast, la idea de rastrear la ubicación de la pelota y/o de los jugadores en el beisbol no es nada nuevo. El sistema original para hacerlo, PITCHf/x, se instaló a fines de 2006 y 2007, y usó cámaras para rastrear el movimiento de la pelota desde que era lanzada.

PITCHf/x abrió las puertas a una revolución de datos: por primera vez los analistas pudieron cuantificar la velocidad y el giro de los envíos de cada lanzador. Los avances en nuestro conocimiento del béisbol a partir de ese momento fueron profundos: desde la comprensión de lo que hace que los lanzadores sobresalgan, pasando por un mapa detallado de la zona de strike, hasta el descubrimiento del enmarcamiento para ayudar al lanzador, PITCHf/x originó docenas de hallazgos interesantes.

En 2017, MLB cambió los sistemas de seguimiento, instalando Statcast, que en realidad es la combinación de dos tecnologías separadas: una basada en radar, Trackman y otra óptica, TRACAB, dirigida por una compañía llamada ChyronHego. A los dos sistemas se les asignan trabajos diferentes, con Trackman monitoreando la pelota y TRACAB rastreando a los jugadores.

Statcast expandió drásticamente el léxico de datos del béisbol al monitorear la pelota durante y después de dejar el bate. Nos dio términos como velocidad de salida y ángulo de despegue, datos que han permitido a los investigadores cuantificar a los bateadores de la misma forma en que anteriormente analizaban a los lanzadores. Los frutos del seguimiento de los jugadores que hace Statcast no se han abierto al público de la misma manera, lo cual es uno de los factores que impulsan la división actual entre las esferas de investigación pública y privada. (Si MLBAM (MLB Advanced Media) sigue el mismo camino de abrir solo algunos datos del nuevo sistema de seguimiento, pero no todos, entonces esa brecha se volverá aún más grande).

La historia de Statcast y PITCHf/x sugiere que la transición a un nuevo sistema puede ser irregular. Ambas tecnologías tuvieron problemas cuando se introdujeron. MLB comenzó el proceso de instalación de PITCHf/x en 2006, pero los primeros datos de alta calidad no se generaron hasta 2008. El primer año completo de información de PITCHf/x, 2007, no se puede utilizar.

De manera similar, Trackman tuvo una temporada de operaciones junto con PITCHf/x, pero perdió el seguimiento en más de una de cada 10 bolas bateadas en 2017. Los datos generados ese año fueron significativamente menos precisos que los que produjo PITCHf/x, por lo que mientras en el papel, Statcast fue un gran avance, en la práctica implicó una menor fiabilidad y, a veces, datos menos precisos. Trackman ha dado grandes pasos hacia adelante en los años posteriores, pero sigue perdiendo el rastro de una fracción significativa de las bolas en juego, lo que dificulta mucho el análisis de los datos. Hasta el día de hoy, hay preocupaciones importantes en torno a la precisión de las mediciones de rotación que hace Trackman (como documentó Sarris en su artículo).

Al igual que PITCHf/x y TRACAB, la nueva tecnología de seguimiento, llamada HawkEye, se basa en cámaras. De manera similar a cómo tu cerebro sintetiza una representación tridimensional del mundo con las imágenes que vienen de tus dos ojos, HawkEye utilizará una docena de cámaras para unir la velocidad y la ubicación de cada persona y objeto en el campo. En teoría, HawkEye promete una precisión similar a PITCHf/x mientras realiza el seguimiento de todas las nuevas métricas que proporciona Statcast, además de algunos datos adicionales sobre otras características como la velocidad del bate y la biomecánica.

La experiencia pasada sugiere que podemos esperar que el nuevo sistema tenga complicaciones por al menos uno o dos años. Para empeorar las cosas, MLB está instalando HawkEye con un calendario extremadamente agresivo, lo que obliga a que el sistema se instale en los 30 estadios de béisbol para la pausa del Juego de Estrellas de este año, antes de comenzar a funcionar por completo en 2020. Eso le da a los ingenieros y a los profesionales de la informática solo unos meses de juegos antes de que el sistema tenga que estar listo para el horario de máxima audiencia. Sabemos por dos tecnologías de seguimiento anteriores que incluso un año completo no es suficiente, por lo que es probable que los datos para 2020 (y potencialmente más allá) presenten contratiempos.

Es difícil predecir cómo HawkEye pueda fallar, pero la naturaleza del sistema puede darnos algunas pistas. El sistema Trackman se basa en el radar, que puede tener dificultades cuando los pilares y las mallas de protección confunden la señal o cuando está fuera de calibración. HawkEye funciona ópticamente, lo que podría ocasionar problemas bajo diferentes condiciones de iluminación, por ejemplo, juegos de día o de noche o cuando está lloviendo. (Vale la pena señalar que PITCHf/x no parece tener problemas en este sentido, pero rastrear las pelotas bateadas y los jugadores en el campo es una tarea exponencialmente más difícil que lo que PITCHf/x tuvo que realizar).

Incluso si HawkEye funciona sin problemas al entrar en uso, indudablemente habrá cambios en todo ese ámbito, lo que complica el análisis sabermétrico. Cuando PITCHf/x cambió a Trackman en 2017, el nuevo sistema midió la velocidad de los lanzamientos desde un punto diferente que antes. Durante aproximadamente una semana, parecía que cada lanzador, en todas las grandes ligas, lanzaba entre una a dos millas por hora (1,6 a 3,1 kph) más rápido que antes, hasta que MLBAM finalmente notificó al público que las medidas que se tomaban desde que el lanzador soltaba la pelota habían cambiado.

Este es un ejemplo de cómo eso podría funcionar. Supongamos que HawkEye es todo lo que promete MLB y que puede rastrear con precisión el 1 % de las bolas bateadas que Trackman a veces pierde de vista. Debido a que las trayectorias que pierde Trackman tienden a ser batazos elevados y roletazos de baja velocidad, las mediciones precisas pueden hacer que parezca que los bateadores propensos a conectar este tipo de bolas bateadas sufran una gran caída en el promedio de su velocidad de salida. Incluso si el nuevo sistema funciona mejor que su antecesor, los números que genere no necesariamente serán fáciles de comparar.

Hay docenas de otras pequeñas diferencias técnicas en la forma en que un sistema basado en una cámara mide las cantidades físicas y todas ellas harán que los nuevos números, sin importar cuán más precisos puedan ser, sean algo diferentes a lo que estamos acostumbrados. Entonces, incluso si el procedimiento de instalación apresurada se desarrolla sin problemas, espere ver algunos cambios importantes en los datos el próximo año. Tenga cuidado con las supuestas tendencias que observan los escritores y analistas hasta que se hayan establecido las debilidades técnicas del nuevo sistema. Si la historia sirve de guía, pasarán un par de años antes de que HawkEye alcance su máximo potencial.

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