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Image credit: © Kamil Krzaczynski-USA Today Sports

Traducido por Marco Gámez

Los Chicago White Sox intercambian al LD Dylan Cease a los San Diego Padres por el LD Drew Thorpe, el LD Jairo Iriarte, el J Samuel Zavala y el LD Steven Wilson.

En cada transacción está incorporada la pregunta de por qué. Una pregunta menos frecuente es por qué en este momento: dejando de lado exigencias como la fecha límite para los intercambios, la mayoría de los gerentes generales que aprietan el gatillo quieren creer que la transacción efectuada era, probablemente, lo mejor que obtendrían. Sin embargo, examinar el por qué de esta transacción va mas allá, ofrece una ventana atractiva para la situación en Chicago y San Diego, así como para toda la liga. Cease es un lanzador talentoso, tan prometedor como cualquiera de los destacados abridores agentes libres que aún están en el mercado: Blake Snell y Jordan Montgomery. También fue necesaria una buena cantidad de capital en prospectos para alejarlo del Lado Sur de Chicago, en comparación con opciones que solo cuestan dinero (y una selección en el draft, en el caso de Snell). Ese paréntesis no se aplica a San Diego, ya que el dos veces ganador del premio Cy Young lanzó para ellos la temporada pasada y aquí el equipo está llenando directamente el hueco dejado por Snell. Sin embargo, A.J. Preller optó por Cease. Además de subrayar que San Diego está en quiebra, este intercambio (y este intercambio ahora) es un recordatorio de lo que un equipo pagará por no desembolsar por un agente libre.

Aunque carece de las herramientas de Snell, Cease conoce bien lo que se necesita para ganar votos en este deporte, ya que terminó segundo en la elección del premio  Cy Young de la Liga Americana en 2022. Ese año aprovechó una gran mejora de la temporada anterior al reducir su efectividad a 2.20, y, algo más destacable, fue que igualó su mejor producción en el porcentaje de ponches con 30+ por ciento. Su WARP de 3.7 fue igual a la cifra tope personal de Snell, durante su campaña de Cy Young en 2018. El año pasado, la efectividad de Cease se duplicó con creces, aunque el retroceso se puede atribuir principalmente a un aumento de 70 puntos en BABIP. Cease perdió más de una unidad métrica completa en la velocidad de su bola rápida entre 2022 y 2023, tuvo un promedio de 95.8 mph (154 kph) en su recta de cuatro costuras el año pasado. También aumentó su velocidad de salida promedio en tres puntos, a 90 mph (145 kph), mientras su tasa de ponches disminuyó ligeramente y su tasa de jonrones por batazo elevado aumentó. En resumen, todo fue en la dirección equivocada.

Sin embargo, Cease tiene solo 28 años, es tres años más joven que los dos agentes libres con quienes los equipos probablemente lo compararon. Está bajo el control del equipo durante dos años y este año devenga unos 8 millones de dólares absolutamente asequibles. Incluso si volviera a la forma de su máximo 80 DRA- y se mantuviera saludable durante todo el año, su empleador durante el periodo 2024-25 probablemente pagará menos combinado que cualquier salario anual que busquen sus alternativas que son agentes libres. Por cierto, el WARP proyectado de 1.8 de Cease es menor de lo que se espera que Montgomery (2.0) o Snell (2.9) registren este año, mientras PECOTA espera que el nuevo Padre continúe bajando su rendimiento, a un 96 DRA-. Sin embargo, hay muchas razones para esperar que pueda ser tan bueno o mejor que sus comparaciones obvias a estas alturas de la temporada baja.

Aunque se desmoronan, los White Sox no estaban dispuestos a dejar ir una opción de techo tan alto sin recibir mucho a cambio. De hecho, sacaron a Cease del mercado el verano pasado cuando no estaban satisfechos con las ofertas planteadas, y varias fuentes escucharon quejas durante todo el invierno sobre el precio de venta que pedía el equipo. Para los Padres, que aún no han tenido ninguna lesión debilitante en sus lanzadores esta primavera, no había razón para mejorar su oferta ahora, excepto por una probable competencia cada vez mayor en la búsqueda de Cease (¿Cesen las propuestas?). Los Yankees, los Red Sox y los Brewers sufrieron golpes importantes en su cuerpo de lanzadores la semana pasada, y muchos potenciales contendores tienen brechas desde antes en sus rotaciones. Alguien va a fichar a Montgomery y Snell, pero los clubes de toda la liga se han sonrojado por los precios durante todo el invierno. Ahora que ha llegado la primavera y cada equipo ha evaluado exactamente lo que tiene en términos de candidatos a lanzadores abridores, Cease representaba la última opción para que los clubes mejoraran notablemente sus cohortes sin desembolsar mucho dinero. Podría suponer que, los empobrecidos Padres pagaron un precio extra para asegurarse de que Cease llegara al lugar donde, desde hace mucho tiempo, se rumoraba que estaría. Sin embargo, esta transacción no fue para terminar esto de una vez, sino que los White Sox evidentemente no estaban dispuestos a esperar el inicio de la temporada, cuando Cease podría mejorar su desempeño y su valor en el mercado o confirmar las dudas sembradas por su demostración en 2023.

La previa para esta temporada de los Padres  se publicó la semana pasada, y la sección de lanzadores abridores comenzó preguntando: “¿Cómo llena un club el vacío dejado por Blake Snell?” Hubo otros tres brazos incluidos en esa oración, pero la importancia de otro brazo en la cima de la rotación no puede subestimarse para un grupo que tenía 5.8 WARP proyectado para los lanzadores abridores del 1 al 3 en el orden de la rotación y 0.4 para todos los demás. La proyección de dos victorias de Cease básicamente irá directamente al pronóstico de victorias de los Padres, elevando su resultado esperado por encima de .500. Por esa razón, enviaron a Chicago a tres jugadores incluidos en su lista de mejores prospectos: Thorpe (n° 3), Iriarte (n° 6) y Zavala (n° 8). Es una típica transacción al viejo estilo de Preller, del tipo que hizo cuando intentaba agotar lo que tenían en sus equipos menores con toda la celeridad de un ciudadano castellano que organiza banquetes porque su castillo (y sus provisiones) está a punto de ser abandonado para que caiga en manos de una horda invasora. Thorpe fue el único prospecto realmente significativo que San Diego obtuvo en el intercambio por Juan Soto, y los Padres preferían talento listo para jugar en las mayores. Thorpe e Iriarte tenían su tiempo estimado de llegar a Grandes Ligas (ETA, por sus siglas en inglés) para finales de 2024 o principios de 2025 (Zavala está programado para 2026), un indicador de que Preller está luchando para que los Padres tengan éxito este año; su empleo bien podría depender de ello.

La pregunta es si esto será suficiente para los Padres. Claramente, la persona en control temporal de los Padres, Eric Kutsenda, no le ha dado mucho espacio a la oficina principal con el presupuesto; con Cease, se proyecta que San Diego tenga una nómina para el Día Inaugural de poco más de $160 millones, lo que sería alrededor de $88 millones menos que la cifra del año pasado. Sin embargo, su nómina fiscal de equilibrio competitivo es de 229 millones de dólares, muy cerca del primer umbral de 237 millones de dólares. Es poco probable que San Diego esté dispuesto a romper esa barrera, lo que les deja muy poco espacio para adiciones. La rotación podría estar bien con este último refuerzo, aunque francamente le vendría bien una opción más semi-probada, pero los agujeros en los jardines, y un problema general de profundidad en toda la alineación, son las preocupaciones más apremiantes ahora. J.D Davis sería un comienzo para cerrar la brecha, pero probablemente no lo suficiente por sí solo. Sin embargo, a los Padres se les acaba el tiempo para solucionar sus diversos problemas. Sin embargo, todo el mundo tiene que empezar por algún lado y ahora es mejor que después.

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