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Image credit: © Jeff Curry-USA TODAY Sports

Traducido por Pepe Latorre

El juego que se ganó la mala reputación de ser perjudicialmente resistente a los cambios está, de repente, experimentando muchos a la vez. Esta semana, vamos a ver el comienzo de un octubre diferente a cualquier otro en la historia del béisbol. Me encantan las novedades, así que a pesar de mi predilección por las viejas costumbres (menos rondas, menos equipos, un crisol más caliente en septiembre para poner a prueba y templar a los contendientes), me encuentro deseando que arranquen los partidos.

Sin embargo, para captar realmente mi afecto, esta postemporada tiene que incluir cosas realmente extravagantes. No quiero que el partido se juegue de la misma manera que durante toda la temporada, ni siquiera en esta temporada que se distingue bastante de otras recientes. Estoy ansioso por ver casos concretos en los que los equipos (y los aficionados) sean creativos en su búsqueda de un campeonato.

Ayer hablé sobre las tres primeras cosas. Aquí esta la segunda parte.

Alguien debe intentar imponerse a la prohibición de los reacomodos defensivos

El número medio de violaciones del reloj de lanzamientos en las que incurrieron los equipos este año es 23. El número medio de violaciones del reloj del bateador es nueve. Ha habido un par de docenas de violaciones basadas en los límites de separación de la goma, y un puñado de violaciones al receptor. Algunos bateadores han intentado pedir un segundo tiempo muerto durante una aparición en el plato y han sido sancionados con una violación.

¿Sabes cuántas veces se convocó a equipos por la nueva infracción de la defensa ilegal? Cuatro. Hubo cuatro violaciones de este tipo en toda la Liga, durante todo el año: una en los White Sox, una en los Dodgers, una en los Mets y una en los Padres. Incluso dentro de ese grupo reducido, la mayor parte de los incidentes se produjeron a principios de temporada. No quiero decir que nadie se haya olvidado de este cambio de reglas, o que es especialmente probable que funcione, pero hemos llegado a un punto en el que creo que algún equipo debería elegir una posición y hacer trampas.

Las razones por las que nadie lo ha hecho últimamente son obvias. La infracción suele ser fácilmente detectada. Los árbitros pueden sancionarla, pero incluso si no la ven, la jugada es revisable. Tus probabilidades de obtener más de medio paso de ventaja sin que te pillen son bastante escasas. Aún así, en los instantes finales de un juego apretado, las matemáticas están a favor de intentarlo. Hay un 30% de posibilidades de poner un pie en el césped y que no se den cuenta. Eso aumenta tus posibilidades de fildear un roletazo fuerte con un corredor en segunda base en un cinco por ciento. Así que tienes un 30% de posibilidades de ganar alrededor de tres cuartas partes de una carrera. En el 70% de los casos en los que te atrapan, la penalización es simplemente una bola al bateador.

El valor de carrera estimado no es superior a 0.23 carreras si dejas el pie donde se supone que debes dejarlo. En el contexto adecuado, vale la pena intentarlo, especialmente si percibes el momento en que el árbitro de segunda base está prestando atención a lanzador y bateador y sabes cuándo puedes hacer tu pequeño movimiento. Francamente, incluso estableciendo las posibilidades estimadas de que la trampa salga bien más a la baja, las matemáticas podrían funcionar. Me sorprende un poco que más equipos no hayan intentado esto durante la temporada regular, pero el hecho de que nadie lo haya hecho podría ser justo lo que alguien necesita para lograrlo cuando haya mucho en juego.

Algún equipo de la Liga Nacional debería usar una rotación de relevistas.

El calendario para las dos primeras rondas de postemporada en el lado de la Liga Nacional es una locura. La Serie de Comodín será de tres juegos seguidos, pero luego habrá un día libre antes del Juego 1 de la Serie Divisional. Entre los Juegos 1 y 2, habrá otro día libre, para minimizar la competencia de la Liga con la NFL (refunfuño) y compensar la ALDS y la NLDS con un día, como prefieren los socios de transmisión. Entonces, todavía habrá días de viaje entre los Juegos 2 y 3 y los Juegos 4 y 5.

Cualquier equipo de la Liga Nacional que barra en el Comodín tendrá la oportunidad de pasar incluso una Serie Divisional de cinco juegos (de hecho, hasta el Juego 4 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional) antes de necesitar a su cuarto abridor. Nadie tendrá que abrir con un descanso breve y, aun así, la mitad inferior de la rotación se puede acortar cuidadosamente y transferir al bullpen.

Alguien debería sacar ventaja de esto implementando una segunda rotación detrás de la primera. Después de reservar a los dos mejores relevistas de su bullpen para un uso táctico y selectivo, un mánager debe planear tener a sus otros relevistas alineados para un uso programado con horarios de descanso fijos, de la misma manera que se hace con los abridores. Deberían darles a esos relevistas los mismos privilegios y beneficios que obtienen los abridores con una rutina en lugar de buscar desesperadamente emparejamientos perfectos para ellos y arriesgarse a un uso desigual que podría conducir a una sobreexplotación prematura.

De todos modos, algunos de estos relevistas podrían (y tal vez incluso deberían) convertirse en abridores. Esta es la oportunidad perfecta para cerrar la brecha innecesariamente amplia entre los roles de abridores y relevistas, pero más importante aún, es una manera de manejar el trabajo restante para estos lanzadores. El año pasado ya vimos lo larga que puede hacerse y es la nueva postemporada, y algunos de los equipos que la disputan este año ya parecen un poco justos de fuerzas. El reloj de lanzamiento ha acortado los juegos y ha hecho que los jugadores de posición pasen menos tiempo de pie, pero solo ha hecho que la carga de trabajo de una temporada completa sea más agotadora y difícil para los lanzadores. Ahora, otro mes completo de partidos para los equipos que se han clasificado para octubre. Deberían tratar de mitigar la dificultad de ese desafío aligerando la carga de algunos de sus relevistas más importantes.

El juego sigue siendo, en términos generales, el mismo. De lo anterior, todos, excepto la multitud que se involucra cada vez más, son movimientos estratégicos arriesgados que podrían resultar en ventajas bastante pequeñas. Es más probable que un partido o una serie se decida por el talento abrumador de un lado u otro, o por una decisión descabellada de un entrenador. Sin embargo, es divertido considerar algunas posibilidades nuevas y notar la forma en que las nuevas reglas han vuelto a tener en cuenta algunas dinámicas previamente desaparecidas en los juegos más importantes del año.

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