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Image credit: USA Today Sports

Traducido por Pepe Latorre

José Ramírez fue uno de los mejores peloteros de las dos últimas temporadas. Bateó para un .294/.380/.567 con una defensa versátil en el infield de unos Indians que salieron primeros de división en dos ocasiones. En ambas temporadas terminó en tercera posición en las votaciones para MVP de la Liga Americana. Entre 2017 y 2018 solo dos jugadores de todas las Mayores, Mike Trout y Mookie Betts, acumularon un WARP superior a su 12.4. PECOTA esperaba otro gran año para Ramírez en 2019. Pronosticaba que batería .299/.379/.520 y le colocaba como el mejor quinto jugador con un WARP de 5.5.

Ramírez está bateando .203/.298/.301 y su WARP de 0.7 ocupa la posición 149 de la liga. Me inclino a pensar que Ramírez rebotara. Su .225 en bolas en juego seguro que subirá. Su ratio de 42/34 K/BB sugiere que su control de la zona de strike sigue siendo una fortaleza. Hay algunas tendencias negativas en su rendimiento, incluyendo más ponches y menos golpeos duros, pero nada que explique un colapso de estas dimensiones, especialmente en un chico de 26 años. Ramírez ha perdido 340 puntos de OPS respecto a la pasada temporada y a este ritmo no llegará al 5 de WARP.

Me era imposible recordar un bajón así en un jugador tan joven, así que le pedí a Rob McQuown y al equipo estadístico de BP que buscaran entre sus estadísticas. Me dieron un montón de información sobre declives de rendimiento en años consecutivos. Limité la muestra a bateadores de veintitantos años porque que alguien de 36 años pierda 300 puntos de OPS, aunque notable, no es una rareza. También me limité a un grupo de bateadores lo suficientemente sanos como para alcanzar 500 visitas al cajón. Muchos de estos bajones se pueden explicar por lesiones. Ramírez solo se ha perdido un juego este año.

Voy a hacer un “spoiler” y luego podemos echar un vistazo hacía atrás: Ramírez está en condiciones de acumular el mayor declive experimentado por un veinteañero en los últimos 50 años.

Aquí vemos las mayores bajadas (DIFF) de OPS entre el año uno (YEAR 1) y el siguiente (YEAR 2):

Que el nombre de Adrián Beltré aparezca en lo alto de la lista es una buena noticia para Ramírez. Un bajón a los veinte no significa que se arruine tu carrera. El OPS de Beltré se redujo en 301 puntos entre su temporada con 25 años (2004) y la siguiente. A día de hoy está esperando para entrar en el Salón de la Fama a la primera. Las cosas fueron bien para él y lo mismo puede pasar con Ramírez, aunque hay cosas a tener muy en cuenta sobre esta comparación.

Por ejemplo, incluso en esa mala temporada de Beltré su OPS fue 117 puntos superior al registro actual de Ramírez y su WARP prácticamente dobló al que las previsiones le otorgan al de los Indians. Además, Beltré experimentó ese bajón después de la primera temporada en la que alcanzó un OPS superior a .850, mientras que Ramírez viene de dos temporadas con números de MVP. En ese punto de la carrera de Beltré un OPS de .713, y no de 1.017, era lo normal. Una cifra más acorde con el OPS de .748 que acumuló entre 1998 y 2003.

También conviene recordar que a Beltré le costó seis temporadas volver a registrar grandes números. Después de batear para .334 con un OPS de 1.014 para los Dodgers en 2004 firmó un contrato de cinco años con los Mariners. Promedió un .266 y un OPS de .759. No obstante, fue mejor bateador de lo que esos números sugieren. Safeco Field era un un mal lugar para los bateadores diestros. Beltré no se convirtió en BELTRÉ hasta que cumplió los 31 años, en 2010. No es una carrera fácil de imitar.

John Marberry, un gigantesco primera base de los Royals, bateo .291/.416/.547 con 34 home runs y 119 bases por bolas (máximo de la liga aquel año) en 1975, cuando tenía 26 años. Solo Fred Lynn le superó en las votaciones del MVP. Esa fue la cuarta gran temporada en la carrera de un joven Marberry que ya había jugado dos Partidos de las Estrellas. Entonces, en 1976, se desplomó hasta un .232/.322/.342. Redujo su OPS en 300 puntos. Mejoró un poco sus prestaciones en 1977 y 1978. Entre el ‘79 y el ‘81 volvió a registrar buenos números.

Chris Davis esl el jugador raro para el que se necesita aclarar que la temporada mencionada más arriba supuso su primer gran bajón. Pasó de un 2013 en el que bateó .286/.370/.634 con 53 vuelacercas y el tercer puesto en las votaciones del MVP a un 2014 en el que promedió .196. La buena noticia para Ramírez es que Davis volvió en 2015. Bateó para .262/.361/.562 con 47 bambinazos y firmó un contrato de 161 millones de dólares con los Orioles. La mala noticia es que Davis ha sido un desastre desde entonces. Está bateado para .164 con 33 años y aún le quedan por cobrar 80 millones a lo largo de los próximos 3.5 años.

Los tres bateadores siguientes en la lista (Brook Jacoby, Darin Erstad y Cito Gaston) son ejemplos de jugadores correctos que de repente tuvieron un año anormalmente bueno que no se sabe de donde salió. El bajón que experimentaron en la temporada siguiente no es tanto un declive como una vuelta a la normalidad. Ben Zobrist podría encajar en este grupo. En 2009, con 28 años, tuvo su inesperada y tardía confirmación. En 2010 su OPS bajó 249 puntos para volver a mejorar en los años siguientes y protagonizar una de las carreras más exitosas en mayores de 30 años que ha habido últimamente.

Edgardo Alfonzo es seguramente el caso que más se parece a Ramírez. Alfonzo, como Ramírez, era un buen infielder con versatilidad defensiva. Bateó para .304/.385/.502 a los 25 años y para .324/.425/.542 a los 26. En esas dos campañas con los Mets acumuló un WARP de 10.9. A los 27 sus números cayeron hasta .243/.322/.403. Su OPS se redujo en 242 puntos. La buena noticia para Ramírez es que Alfonzo volvió a ser el mismo en la temporada siguiente: .308/.391/.459 con un 5.1 de WARP. ¿La mala? Que fue su último buen año y dejó las Mayores a los 32 años.

No merece la pena sacar conclusiones de una lista de 10 jugadores repartidos en cinco décadas. Pero si el OPS de Ramírez sigue siendo 200 puntos inferior al del año pasado no hay en ella muchas cosas para ser optimistas. Aún tiene tiempo para no pasar a formar parte de este grupo, pero tras un abril horrible y un mayo más o menos correcto está bateado .163 en junio. Los 39 home runs conseguido por Ramírez el año pasado fueron la cuarta mejor marca de la liga. De momento solo ha pegado cuatro y no la manda a las gradas desde el 14 de mayo.

Solo alguién que alcanzó el éxito de forma tardía como Zobrist y un Salón de la Fama como Tony Pérez se recuperaron inmediatamente de una mala temporada y fueron capaces de volver a su nivel anterior como si nada hubiera pasado. Davis y Alfonzo fueron capaces de recuperarse al año siguiente, pero luego se hundieron rápidamente. Beltré acabó encontrando un éxito sostenido con el que sueña cualquier jugador, pero no lo hizo hasta llegar a la treintena. Mayberry y Lind tuvieron varias temporadas buenas, pero solo después de varias malas. Los casos de Jacoby, Erstad y Gaston no son relevantes.

Hay resultados muy dispares, pero los negativos superan a los positivos. Lo que realmente queda demostrado es que no hay muchos precedentes. No hay estrellas de veintitantos años que pierdan 300 (o 200) puntos de OPS sin que haya una lesión a la que echar la culpa. Por eso el caso de Ramírez es tan chocante.

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