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Image credit: Syndication: The Enquirer

Traducido por Pepe Latorre

Aproveché un hueco que me dejaron en un podcast no hace mucho para irme por la tangente (algo no inusual en mí en este tipo de audio) y hablar sobre novatos que habían rendido a un nivel muy alto desde que se cerró nuestro Top 50 de mitad de temporada. Se me ocurrieron tres nombres.

El novato 19º, Brett Baty, ha bateado .438/.526/.813 en sus últimos 28 días en Doble A. No quedó más remedio que ascenderlo a Triple A. Su tasa de ponches se ha desplomado y está conectando elevados con mayor frecuencia. En el último año hemos visto los distintos ajustes que le han conducido a desbloquear su potencial ofensivo y parece que ha llegado para quedarse. Este es un cambio esperado pero experimentado solo por algunos jugadores cada temporada.

El novato 33º, Jackson Chourio, fue ascendido a Clase-A Alta y ha seguido desempeñándose allí contra lanzadores aún mejores. No ha despejado del todo las preocupaciones sobre el swing-and-miss o la calidad del contacto, pero tiene solo 18 años y mucha habilidad. Tanta que le sobra para aguantar en ese nivel. No llamaría a esto una ganancia esperada, nunca esperas que un novato de 18 años juegue bien en Clase A Fuerte, pero hay precedentes de rendimientos superiores a lo esperado en relación con la edad.

Y luego está Elly De La Cruz. Hace un mes, en el momento en que publicamos el ranking, colocarlo en la 9º posición pareció muy atrevido. Se ponchaba más del 30% del tiempo en Clase A Fuerte. Me cito a mí mismo:

“De La Cruz persigue lanzamientos fuera de la zona más que cualquier otro bateador en esta lista. Y no solo persigue fuera de la zona, sino aquello que es inalcanzable. Tendrá que controlar su agresividad y mejorar significativamente su identificación y selección o los mejores lanzadores de las Ligas Menores le darán muchos problemas. Ni hablemos de lo que le puede pasar con los de las Mayores”.

Esto es lo que sucedió desde entonces: fue ascendido a Doble A. Aún es temprano, pero se sigue ponchando más del 30% del tiempo. Por ahora ha pasado por tres niveles consecutivos de las Ligas Menores y camina incluso menos que antes. Pero no está teniendo grandes problemas contra los lanzadores top, ni siquiera un poco. Su desempeño en Doble A es más o menos una copia de lo que estaba haciendo en Clase-A Alta, que a su vez marca una diferencia notable con respecto a lo que estaba haciendo en Clase-A Baja en 2021.

Nivel PA Línea de bateo BB% K% wRC+
Double A 73 .304/.342/.594 5.5% 31.5% 140
Clase A fuerte 306 .302/.359/.609 7.8% 30.7% 159
Clase A corta  (2021) 210 .269/.305/.477 4.8% 31.0% 105

Aquí dejo estos dos cuadrangulares. Para que se vea lo poco que le están haciendo sufrir los mejores brazos.

No hace falta ser un gran ojeador. De La Cruz tiene la mejor velocidad de bate, desde ambos lados, de cualquier Liga Menor actual. Incluso si no tiene tanto potencial de poder como cualquiera en las Menores, no hay duda de que sus piernas están entre las mejores. Corre como el viento. Ahora mismo defiende con solidez en el campocorto, y si termina saliendo de esa posición es probable que permanezca en una posición defensiva de las consideradas top.

A De La Cruz se le ha comparado bastante con Oneil Cruz, un recién graduado del sistema de los Pirates. Hay cierto sentido. Ambos son jóvenes enormes y rápidos que golpean muy fuerte la bola y pueden jugar bien en el campo corto a pesar de su tamaño. Pero hay un par de diferencias importantes. La primera es a favor de De La Cruz. Oneil Cruz a menudo ha tenido problemas para llevar su inmenso potencial de poder a los juegos y golpea demasiado la pelota en el suelo. El poder de De La Cruz ya está ahí. Pero mientras que a veces Cruz también tiene problemas para poner el bate en la pelota, las malas decisiones de swing y los golpes y errores son una parte mucho más importante del juego de De La Cruz. Cruz está generalmente alrededor del 20% de ponches y, en ocasiones, también ha tomado bases por bolas. Como recordatorio, De La Cruz ha estado por encima del 30% en todos los niveles que cuentan con una temporada completa. Los futuros buenos jugadores de Ligas Mayores simplemente no se ponchan tanto como lo ha hecho De La Cruz en cada parada en las Menores, a menos que también estén caminando mucho.

Si todo sale bien, Javier Báez es el mejor resultado posible para un tipo que intenta golpear todo y falla mucho. Báez quedó segundo en la votación del MVP en 2018, una temporada en la que tuvo una tasa de persecución del 45.5%. Pero no tuvo tasas de ponches de más del 30% en ninguno de los niveles más bajos de las Menores (de hecho, estaba en torno al 20%) y su tasa de ponches en la MLB solo se disparó por encima del 30% en 2020 cuando su juego ofensivo comenzó a colapsar. Joey Gallo tenía este nivel de swing-and-miss desde el momento en que llegó a la pelota profesional, pero venía acompañado de un buen ojo. Su aparente y reciente colapso habría ocurrido mucho antes si siguiera vigente la A-ball. Giancarlo Stanton mantuvo su tasa de ponches por debajo del 30% en cada nivel de las Menores, generalmente junto con una tasa de boletos de dos dígitos. Incluso el siete veces novatos en el Top 101, Jorge Alfaro, que posee un inmenso talento ofensivo que se deshace por terribles decisiones a la hora de seleccionar lanzamientos, registra una tasa de bases por bolas del 4.3% y una tasa de ponches del 34% en las Mayores (y caminó significativamente más y se ponchó significativamente menos que De La Cruz en las Menores).

Hay 15 bateadores modernos que se han ponchado más del 30% de las veces durante más de 2000 apariciones en el plato en las Mayores. Los únicos tres que caminaron menos del 8%, que es una cifra más alta que la mejor cifra de De La Cruz en las Menores fueron Jake Marisnick (quien no tuvo problemas sustanciales de ponches en las Menores), Mike Zunino (que llegó a las Mayores después de solo 96 juegos de Ligas Menores) y Bo Jackson (e hice un voto solemne cuando me convertí en un escritor de novatos de nunca comparar con Bo Jackson).

No sé qué va a acabar pasando aquí. Todo en mi cerebro analítico me dice que esas malas decisiones en el swing y el tipo de contacto de De La Cruz deberían bastar para hacer saltar todas las alarmas. Pero le está funcionando un nivel tras otro. Incluso ahora, cuando se lo deberían estar comiendo vivo y debería optar por cambiar su enfoque. Y cuanto más dura esto, en un grupo de prospectos relativamente escaso, más me convenzo de que tiene un talento de bateo tan increíble que podría estar mostrando un signo de verdadera grandeza: un jugador que no puede ser comparado con nadie.

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