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Image credit: © Peter Aiken-USA TODAY Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

Desde que los cuadrangulares dejaron de volar en abril, sabemos que la versión 2022 de la pelota de béisbol es un poco más resistente al aire y con más arrastre que lo que hemos visto en los últimos años. Ya pasadas unas semanas de la temporada, el coeficiente de arrastre ha sido más alto, haciendo que más elevados caigan dentro de la valla en lugar de pasar por encima de ella. Ese patrón ha continuado durante la mayor parte de mayo, con bambinazos al nivel más bajo desde que comenzó la nueva era de los cuadrangulares en la segunda mitad de 2015.

Pero las quejas sobre la pelota esta temporada no se han centrado en su muerte, la cual favorece a los lanzadores. En cambio, los jugadores de ambos lados han notado una gran variación en la forma en que juega la pelota, con bolas bien bateadas que a veces vuelan lejos y otras veces flotan suavemente en el césped del jardín. Como dijo escuetamente el jugador de los Dodgers Gavin Lux: “parece que algunas pelotas vuelan más que nunca y otras se sienten como chapuzas”.

Aunque es temprano en la temporada, hay algunas pruebas estadísticas que sugieren que los jugadores tienen razón: hay más variación en el arrastre que en las últimas temporadas. Esto se manifiesta tanto en el vuelo de la bola hacia el bateador como en la distancia a la que vuelan las pelotas una vez bateadas. A veces, la pelota está viva y lista para pasar por encima de la valla; otras veces, está tan muerta como una esfera de 2014 y es incapaz de ir más allá del jardín.

Podemos medir el arrastre de la pelota gracias al sistema de seguimiento de Statcast, que mide (en particular) cuánto se desacelera la pelota en su camino desde el lanzador hasta el plato. Las pelotas que se desaceleran más (después de tener en cuenta el clima, la velocidad del lanzamiento y otros factores) es probable que tengan una mayor resistencia.

Incluso en un año normal, hay mucha variación de un lanzamiento a otro en el coeficiente de arrastre medido. Gran parte de esa variación se debe probablemente a un error de medición: por muy precisas que sean las cámaras de Hawkeye, es difícil determinar la resistencia del aire de una sola pelota con sólo medio segundo de datos de vuelo. Pero, en conjunto, a lo largo de los miles y miles de lanzamientos examinados, es fácil ver que hay más variación en la resistencia que en las últimas cinco temporadas, por un margen bastante amplio. Este gráfico muestra la diferencia de arrastre media en los lanzamientos individuales.

Este gráfico muestra la diferencia mediana en la lectura de arrastre, en relación con la media diaria en el parque, en las bolas rápidas lanzadas cada temporada. Cuando esa diferencia mediana es mayor, significa que un lanzamiento determinado se apartará más de la media ese día. Así, incluso si un equipo saca una caja llena de bolas de alto arrastre, estos datos sugieren que las bolas individuales de esa caja variarán considerablemente más de lo que solían hacerlo.

El gráfico anterior muestra la variación de un lanzamiento a otro dentro de un mismo partido, pero hay otro tipo de variación a la que he aludido antes, que es la cantidad de resistencia que los equipos obtienen cuando abren un nuevo contenedor de pelotas de béisbol para usar en un día determinado. Este tipo de variabilidad en la resistencia del aire también está por encima de donde ha estado, lo que significa que la pelota de béisbol en un día determinado en un determinado estadio podría comportarse de manera muy diferente a sus primos en otro estadio o mañana. Ese cambio de un día a otro inyecta aún más incertidumbre en cómo jugará una determinada bola de béisbol, haciendo que la estrategia para los lanzadores sea aún más compleja.

Un factor de confusión aquí es el sistema de seguimiento, que ha evolucionado considerablemente desde 2018. En particular, la MLB implementó el sistema óptico Hawkeye primero en 2020 (pero continuó marcando su sistema de recolección de datos como Statcast). Aunque es muy difícil hacer una comparación de manzanas a manzanas a través de los sistemas de seguimiento cuando no hay datos superpuestos en común entre ellos, todas las señales sugieren que Hawkeye es un poco más preciso que la combinación Trackman/Chyron-Hego anteriormente en uso.

Sin embargo, vale la pena señalar que la mayor parte de este aumento en la variabilidad del arrastre ha ocurrido en la era Hawkeye. Statcast tiende a evolucionar y mejorar de año en año, pero el gran cambio no parece que pueda ser el responsable, especialmente porque 2019-2020 (cuando el sistema de seguimiento cambió) muestra poco movimiento.

Un sistema más preciso podría permitir mediciones más precisas del arrastre, lo que podría hacer parecer que la variación estaba aumentando, cuando realmente las mediciones estaban mejorando. Sin embargo, podemos recurrir a los datos de la bola bateada para obtener alguna evidencia externa de que el arrastre realmente está cambiando más de lo que solía. Específicamente, si tomas el ángulo y velocidad de salida del bate, el clima y la elevación, y usas eso para predecir la distancia de la bola bateada (solo en elevados) cada año desde 2018, verás que por mucho que Hawkeye haya sido más preciso, en realidad hemos empeorado la predicción de la distancia de la bola bateada este año y la temporada pasada.

Eso encaja con un aumento genuino y real de la producción de arrastre de la pelota. En 2021, por supuesto, tenemos una explicación preparada gracias a un notable reportaje de Bradford William Davis en Insider con el análisis de Meredith Wills: la MLB admitió haber utilizado dos diseños diferentes de pelotas de béisbol ese año, y si esas dos tenían características de arrastre ligeramente diferentes, entonces eso distorsionaría la resistencia del aire (y el arrastre de los elevados).

Sin embargo, este año la MLB ha permanecido en silencio sobre la idea de las dos pelotas. A Davis le costó mucho esfuerzo conseguir que la MLB admitiera el uso de dos diseños la última vez, así que puede ser simplemente una cuestión de acumular suficiente evidencia para ponerlos en el paredón también este año. O bien, el aumento de la variación del arrastre podría ser consecuencia de pequeñas diferencias de producción que la propia MLB desconoce. La producción de pelotas de béisbol es un proceso difícil y que requiere mucha mano de obra, con muchos componentes, pequeños cambios en cualquiera de ellos pueden hacer que la cantidad de variación sea significativa.

Independientemente de las intenciones de la MLB o de las decisiones de diseño, como los jugadores no saben qué pelotas de béisbol van a recibir en una noche determinada, se convierte en un juego de ruleta para el lanzador y el bateador por igual. Cada bola puede jugar de forma diferente, así que lo que podría ser un buen lanzamiento en la zona con una bola muerta se convierte en un peligroso fallo con una pelota viva en la mano. Y está claro que los jugadores están muy molestos con el producto que se les da, culpando a la pelota de una epidemia de bateadores golpeados. Lo que sea que esté pasando con el surtido de pelotas de béisbol de la MLB claramente merece una explicación de algún tipo, incluso si es sólo un (otro) error inocente en la línea de producción.

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