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Image credit: Mandatory Credit: Charles LeClaire-USA TODAY Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

Un nuevo año trae una nueva versión las Grandes Ligas, y con ella, una nueva versión de las pelotas de la MLB. En la última década hemos visto totales de cuadrangulares que han batido récords—dos veces—entre años de relativamente pocos palos de vuelta entera, junto con otras travesuras como una nueva pelota que se utilizó por primera vez en la postemporada, y el detalle de múltiples diseños distintos de pelotas en uso la temporada pasada. En lo que va de año, parece que estamos en la tasa más baja de cuadrangulares en mucho tiempo, provocada (como siempre) por la pelota: en este caso, una versión con mayor resistencia aerodinámica en su esfera, que no está volando tan lejos como lo hizo entre 2017 y 2021.

Medir las características físicas de la pelota de béisbol es bastante difícil, porque la MLB no las proporciona para las pruebas, lo que significa que investigadores independientes como Meredith Wills tienen que recogerlas minuciosamente a mano. Pero hay una manera de estudiar la bola que utiliza todas las bolas rápidas que se han lanzado en la temporada regular de la MLB este año: con los datos de Statcast, podemos medir cuánto se ralentiza la bola en su vuelo desde el lanzador hasta el home, y utilizando esos datos—y algo de matemáticas—es posible estimar la resistencia aerodinámica de la bola durante más de una década.

La resistencia es un componente crítico de la tasa de cuadrangulares, porque controla la rapidez con la que el aire frena la pelota en su vuelo desde el bate hasta el campo (o más allá). Una bola con mucho arrastre o resistencia puede volar decenas de metros menos que una similar con menos arrastre, convirtiendo un cuadrangular en un inofensivo elevado. Utilizando estos datos, podemos examinar el patrón de resistencia del aire en las últimas temporadas, que se correlaciona claramente con la tasa de cuadrangulares. Este gráfico mide el coeficiente de resistencia medio diario.

Cuando el arrastre es bajo, como en la temporada 2019, tenemos totales de cuadrangulares masivos. Cuando el arrastre es más alto—como en las temporadas 2018 o 2021—tenemos tasas de cuadrangulares más moderadas (aunque todavía históricamente altas).

En lo que va de la temporada, parece que estamos en camino de un año de alto arrastre y, por lo tanto, de bajo número de cuadrangulares. Esto encaja perfectamente con otros estudios sobre el tema que están encontrando tasas de cuadrangulares bastante reducidas, incluso ajustando con relación al clima, así como otras investigaciones sobre la pelota y las tasas de cuadrangulares realizadas por dos investigadores las cuales ayudan a la MLB a estudiar el tema, Alan Nathan y Jim Albert. En términos crudos (no ajustados por el clima), estamos viendo la tasa más baja de pelotas que salen del parque desde 2014, aunque eso aumentará a medida que el verano traiga aire más cálido y menos denso para que las pelotas de béisbol toleteadas viajen.

Como siempre, aunque las estadísticas de resistencia aerodinámica cuentan una historia coherente sobre lo que está sucediendo con las tasas de cuadrangulares, no arrojan ninguna luz sobre el porqué. Y, como siempre (excepto por el año pasado), la MLB no dice nada sobre las modificaciones en el diseño de las pelotas que puedan haber aumentado la resistencia. Si han cambiado la forma de fabricar la pelota, no nos dicen ni cómo ni por qué.

Un factor conocido este año fue la introducción de humidores en los 30 parques, controlando así (por fin) las condiciones de almacenamiento de las pelotas de béisbol. Algunos observadores han planteado la hipótesis de que esto puede hacer que las pelotas sean o más pesadas o más ligeras, más difíciles de batear o que vuelen más lejos o salgan del bate más rápido. La realidad es que es muy difícil de estimar porque depende de cómo se almacenaban las pelotas en cada parque antes de que se instalaran los humidores. En lo que va de la temporada, no hay indicios de que los parques que instalaron humidores por primera vez esta temporada tuvieran una resistencia aerodinámica o una velocidad de salida inusualmente altas o bajas. Eso no quiere decir que no haya efectos en lugares particulares—pasar de un desierto a un cuarto humidificado tuvo un impacto muy conocido en la tasa de cuadrangulares en Arizona—pero es posible que instalarlos en una amplia variedad de estadios al mismo tiempo, algunos en climas calurosos y secos y otros en lugares fríos y húmedos, llevó a un montón de pequeños efectos diferentes que básicamente se cancelan.

A finales del año pasado, en un fantástico artículo publicado por Bradford William Davis que incluía una investigación de Meredith Wills, la MLB confirmó que había utilizado múltiples conjuntos de pelotas distintas en la temporada 2021. Dadas las fluctuaciones entre años en el diseño de las pelotas a las que todos nos hemos acostumbrado en las últimas temporadas, no es sorprendente que las dos pelotas aparentemente se desempeñasen de manera diferente. El resultado neto es que los jugadores nunca sabían lo que iban a ver cuando empezaba un partido: una bola viva y aerodinámica o una bola apagada y lenta.

No sabemos si la tendencia de la MLB de utilizar múltiples pelotas ha continuado en la temporada 2022, y dado el historial de no admitir alteraciones en las pelotas hasta después de que hayan sido probadas por investigadores externos, puede que nunca lo sepamos. Tampoco hay una firma clara de las dos bolas distintas en los datos de 2021. Hay muchas razones posibles para ello, incluyendo la cantidad de variación entre cualquier par de pelotas, incluso las del mismo lote. Si dos pelotas son muy diferentes entre sí, es difícil saber si son tan diferentes porque provienen de dos líneas de producción diferentes, o si provienen de la misma línea pero varían porque las tolerancias de fabricación lo permiten.

Hubo una señal notable (en retrospectiva) del fenómeno de las dos pelotas del año pasado, y es que la desviación estándar de la resistencia aerodinámica de un día a otro y de un parque a otro fue ligeramente superior a la de los últimos cinco años. Ese aumento de la desviación estándar se ha trasladado, hasta ahora, a esta temporada, superando incluso la cantidad del año pasado. Dado que la desviación estándar es más difícil de estimar con precisión que los promedios, es difícil saber con seguridad qué hacer con esto. Podría ser una señal de que la MLB está empleando de nuevo sus tácticas de utilizar múltiples tipos de pelotas a la vez. Podría ser ruido o la variación del clima desde el comienzo de la temporada, cuando algunas ciudades todavía son frías mientras otras están disfrutando de la primavera.

Por el momento, la hipótesis de las dos pelotas en 2022 necesitará más y mejores datos para ser comprobada de forma concluyente. Por su parte, los jugadores parecen estar convencidos de que la MLB vuelve a utilizar una mezcla de pelotas nuevas y viejas, lo que lleva a una variación añadida en la distancia que viajan los elevados y, posiblemente, en las veces en las que los bateadores abanican y fallan (o en el movimiento de lanzamientos). Al igual que con muchos aspectos de las recientes decisiones de la Liga sobre la pelota, tenemos muchas más preguntas que respuestas.

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