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Image credit: Thomas Shea-USA Today Sports

Traducido por Pepe Latorre

El término “apertura de calidad” se le atribuye al periodista deportivo John Lowe del Philadelphia Inquirer. Él fue quien definió una apertura de calidad como aquella en la que un lanzador abridor lanza seis o más entradas permitiendo tres o menos carreras limpias. El término ha sido ridiculizado desde que fue creado en diciembre de 1985. Las quejas en su contra se han vuelto cada vez menos relevantes.

Pero antes de entrar en materia, vamos a celebrar el día oficial de la apertura de calidad. El 18 de septiembre Framber Valdez, el zurdo de los Astros, lanzó su 25° apertura de calidad consecutiva estableciendo el récord de la MLB con 25 seguidas (permitió cuatro carreras limpias en 5 ⅓ entradas en su siguiente apertura). El récord necesita dos asteriscos. En primer lugar, Valdez tuvo 25 aperturas consecutivas de calidad en una temporada. Bob Gibson y Jacob deGrom tuvieron rachas de 26 juegos que abarcaron dos temporadas. Valdez rompió el récord moderno de una temporada de deGrom. En segundo lugar, Jack Taylor tuvo 27 aperturas consecutivas de calidad para los Cubs en 1902, pero su racha incluyó una aparición como relevista durante 4 entradas entre su quinta y sexta apertura. Si obtiene crédito por 27 o 22 en esa temporada es cuestión de gustos (yo diría que Valdez se quedó a una del récord de Taylor, pero es solo mi opinión).

No sé a vosotros, pero a mí me sorprendió ese récord. ¿Bob Gibson en 1968? ¿Cuando tenía una efectividad de 1.12? Pues permitió cuatro carreras limpias (¡en 11 entradas!) en su apertura número 23 del año. ¿Lanzadores de la Deadball Era? Dutch Leonard tuvo una efectividad de 0.96 para los Red Sox en 1914, pero inició solo 25 juegos y duró solo cuatro entradas en su octava apertura del año, además permitió cuatro carreras en su decimoquinta apertura y lanzó solo una entrada en su decimoctava apertura. La racha más larga de Walter Johnson fue de 20 juegos. La racha más larga de Lefty Grove fue 10. Pedro Martínez, 13. (En todos los casos, estoy viendo rachas en una única temporada y solo como lanzador abridor). Puedes pasar tanto tiempo jugando con Stathead como yo, pero confía en mí, Valdez es el poseedor del récord.

Como ya he escrito en años anteriores (en 2018, 2019, 2020 y 2021), las aperturas de calidad han estado en declive desde hace ya un tiempo. Hubo 2623 en 2014, lo que supuso más de la mitad de todas las aperturas, pero solo 1584 el año pasado. Eso es una disminución del 40% en solo siete años. En 2014 46 lanzadores tuvieron al menos 20 aperturas de calidad. El año pasado solo ocho lo hicieron. ¿Podría suponer la actuación de  Valdez una vuelta a las aperturas de calidad generalizadas?

Podría ser. Esta es la proporción de todas las aperturas que duraron al menos seis entradas, con tres carreras limpias o menos, desde 1908 (a lo largo de este informe, estoy ignorando 2020. Y todas las cifras aquí utilizadas no son de Stathead Baseball, son de Baseball-Reference).

En 2021, el porcentaje de aperturas de calidad fue del 32,6%, el más bajo de todos los tiempos. En 2022, fue del 36,5%, el segundo más bajo de todos los tiempos. ¿Efecto rebote? Si, pero no mucho. La última vez que la proporción estuvo por encima de la mitad fue en 2015, 50,1%. Estamos muy, muy lejos de ese estándar. El renacimiento ha sido limitado. Las cinco temporadas con la frecuencia más baja de aperturas de calidad son, en orden, 2021, 2022, 2019, 2018 y 1930, año en que los equipos anotaron 5,55 carreras por juego.

Pero, ¿qué sucede en las aperturas de calidad? ¿Cómo son los resultados? Para responder a esta y otras preguntas me centraré en la era de los 30 equipos, es decir, desde 1998.

En 2022, los equipos que tuvieron un comienzo de calidad ganaron el juego en un 68% de las ocasiones. Una cifra prácticamente idéntica (solo 0,2% menos) que el año anterior. Cuando a un lanzador se le acreditaba una apertura de calidad su equipo jugaba a un ritmo de 111-51. Al lanzador se le atribuyó una victoria en casi el 78% de sus decisiones. (Los lanzadores que lanzan aperturas de calidad tienen un porcentaje de victorias más alto que sus equipos porque una gran parte de las derrotas en aperturas de calidad se asigna a un relevista).

Si los equipos acumulan aperturas de calidad, ¿cómo de bien les va a los lanzadores abridores? De nuevo, muy bien.

En 2021 las aperturas de calidad tuvieron una efectividad media (línea negra) de 1,73. Su FIP (línea gris) fue de 2,88. Es el registro más bajo durante el último cuarto de siglo para ambas medidas.

Hasta que vimos como en 2022 se mejoraron esas cifras. Pero, ¿fueron las aperturas de calidad tan impresionantes en términos relativos como indican los números brutos?

Pues realmente no, aunque sí que fue un buen año. La efectividad de los lanzadores que lanzaron aperturas de calidad fue un 56% más baja que el promedio de todos los abridores en 2022. Su FIP fue un 27% más bajo. Ambas cifras representan la cuarta proporción más baja en la era de los 30 equipos.

¿Dónde se han ido las aperturas de calidad si son tan buenas? Estoy seguro de que habrás adivinado que tiene que ver con el uso que se da al lanzador actualmente. Pensemos en un lanzador que permite tres carreras limpias. Si permitió una única carrera hasta la sexta  entrada y en la séptima le pegan un homer de dos carreras será sacado del juego con su apertura de calidad intacta. Pero si permite tres carreras en cuatro o cinco entradas, ¿con qué frecuencia verá esa sexta entrada? Tres carreras son producidas por cuántos corredores ¿tal vez cuatro o cinco? Esto significa que probablemente el lanzador romperá el umbral de ver tres veces a cada bate del lineup en la quinta o sexta entrada. Sus posibilidades de durar seis entradas completas se reducen.

Algo entre los 12 y los 17 outs se traducen como “más de cuatro pero menos de seis entradas”. Los lanzadores que habían permitido tres carreras limpias o menos en esa ventana y que fueron retirados representaba aproximadamente una de cada 10 aperturas a principios de siglo. Esa cantidad ha subido y ahora es el triple de lo registrado en el 2000. En 2022, poco menos de un tercio de los lanzadores abridores realizaron aperturas de calidad. También en 2022, poco menos de un tercio de los abridores que permitieron tres o menos carreras limpias en cuatro entradas no duraron otros dos episodios. Las aperturas de quasi calidad se están comiendo a las aperturas de calidad total, y es culpa de los relevistas. Hubo un repunte en 2022. Los culpables fueron un béisbol en el que cada vez es más difícil anotar y el límite de 13 lanzadores en el roster. Un repunte, pero leve.

Ahora es cuando comienza la principal objeción al concepto apertura de calidad. Tres carreras limpias en seis entradas es una efectividad de 4,50. ¡Eso no es calidad! ¡Es una basura de estadística!

Es cierto que 3 x 9 / 6 = 4,5 (se que viniste aquí por el exigente nivel de las matemáticas, ¿verdad?). Pero también es cierto que ese tipo de apertura, la de cumplir con el mínimo indispensable para obtener una apertura de calidad, es inusual. Esta es la proporción de aperturas de calidad en las que el lanzador duró exactamente seis entradas y cedió exactamente tres carreras limpias:

Hubo 1.776 aperturas de calidad en 2022. Tan solo 166 de ellas, menos de una de cada 10, tuvieron a un lanzador que lanzase seis entradas y permitiese tres carreras limpias. Dicho de otra manera, en 2022, el porcentaje de aperturas de calidad que dieron como resultado una efectividad de 4,50 (9,3%) fue menos de la mitad del porcentaje de juegos en los que un bateador conectó dos homers y su equipo perdió (21,9% por ciento; 232 ganado-65 perdido). El resultado no hace que pegar dos homers sea una mala idea.

Así que no ningunees a las aperturas de calidad. A pesar de Framber Valdez son algo poco común y al mismo tiempo excepcional. Se podría decir que representan cada vez más, bueno, eso, calidad.

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