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Image credit: David Richard - USA TODAY Sports

Traducido por Pepe Latorre

Como dije en mi artículo del lunes, hay un par de cosas de las que me percaté durante el fin de semana. La primera es la afirmación de que los equipos de MLB no tuvieron ingresos este año. Ya expliqué que eso es totalmente falso. Hubo pocos o ningún ingreso en los estadios, pero aún así se les pagó por televisión, radio, licencias, patrocinios y otras fuentes. Los ingresos bajaron mucho con respecto al 2019, pero es seguro que no fueron cero.

Lo segundo está relacionado con unos comentarios de Jayson Stark. Admiro su trabajo profundamente, así que no piensen que esto es una crítica. Stark tuiteó: “Francisco Lindor ama a Cleveland. Los Indians le aman a él. Y aun así va a ser traspasado. Es la prueba de que algo no funciona en el béisbol.”

Joe Sheehan, cofundador de BP y autor de una newsletter excelente, respondió: “Por favor, dejemos ya eso de ‘gente muy rica que compra equipos de béisbol prefiere el dinero a las victorias’ para explicar que hay algo que no funciona en el béisbol”.

El problema, según Stark, radica en que los equipos de los mercados pequeños no pueden mantener a sus estrellas. Es lo que los propietarios de las franquicias de esos mercados ponen constantemente como excusa. La réplica de Sheehan es que el problema radica en la falta de voluntad de gastar de los propietarios.

Llevo tres años escribiendo de esto. Desde que Bob Nutting, propietario de los Pirates, afirmó que para no vender a sus peloteros estrellas cuando sus pretensiones salariales aumentaran, se tendría que hacer un “completo rediseño del sistema económico del béisbol.”

Así que echemos un vistazo a la economía del béisbol. Según el detallado informe anual que Forbes realiza de las finanzas de la MLB, Cleveland tuvo en 2019 unos ingresos de $290 millones y unos ingresos operativos (ingresos antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización) de $43 millones.

Cierto, esos $43 millones fueron menos que algunos equipos de mercados grandes. Los Dodgers ganaron 96 y los Red Sox 89, pero es más que otros. Los Mets solo ganaron $7 millones. Vale, son los Mets, pero los Yankees, con $35 millones, también ganaron menos que Cleveland. Esos $43 millones les sitúa en el puesto 16 de las Grandes Ligas, aproximadamente en la mediana.

Por supuesto, 2020 fue mucho peor. Pero es improbable que nos enfrentemos a otro 2020. Digamos que Lindor cuesta $25 millones al año. Eso reduciría las ganancias de Cleveland a $18 millones.

El grupo de propietarios de Cleveland, liderado por Larry Dolan, compró el equipo en 2000 por $323 millones. Esta temporada, y de nuevo según datos de Forbes, la franquicia ya estaba valorada en $1.150 millones. Esa es una apreciación del 6,6% anual. La ganancia reducida de $18 millones equivale a otro 5.6% (18/323 = 0,056). Súmelos y obtendrá un rendimiento total anual del 12.1%. Si la propiedad hubiera invertido sus $323 millones en el índice Standard & Poors de las 500 empresas más grandes de EE. UU. habrían obtenido un rendimiento total del 7,2% anual durante los últimos 20 años. La inversión en la franquicia ha sido increíblemente lucrativa.

Así que estoy de acuerdo con Stark en que algo anda mal en el béisbol, pero supongo que no coincidimos en el diagnóstico. Estoy de acuerdo con Sheehan. Las cosas no funcionan cuando los equipos deportivos están poniendo los beneficios por delante de la competitividad.

Lea la oración con atención. No dije rentabilidad, dije beneficios. No estoy sugiriendo que los equipos deban perder dinero. No es sostenible a largo plazo. Simplemente sugiero que la compra de un equipo deportivo no es como otras inversiones. Todos los propietarios de equipos son increíblemente ricos. Sus equipos son inversiones, no su medio de vida. ¿Deberían ofrecer un rendimiento mejor que el 7,2%? Bueno, los equipos de béisbol están exentos de la ley antimonopolio. A menudo obtienen subsidios financiados por los contribuyentes. Major League Baseball los respaldará si sufren pérdidas. Todos esos factores reducen el riesgo de invertir en un equipo. Un riesgo menor debería resultar en retornos más bajos, no mayores.

Por no hablar de los privilegios que los propietarios obtienen por poseer una franquicia de béisbol. Entrevistas, presencia en la guía de medios o llevar amigos al estadio y al vestuario donde atletas famosos los llaman “Señor”. Insisto, estos beneficios intangibles y unos riesgos reducidos deberían generar rendimientos financieros más bajos. Pero tenemos a los Cleveland Indians, un equipo de mercado pequeño que genera un rendimiento anual del 12,1% después de pagar $25 millones al año para mantener a Lindor.

En 2020, los equipos casi no obtuvieron ingresos derivados de los estadios. En 2019, ese segmento comprendió un poco menos del 40% de los ingresos del equipo. En otras palabras, de esos $323 millones de ingresos del equipo, alrededor de $195 millones no tuvieron nada que ver con los fanáticos en las gradas. En el Día de Apertura, la nómina de Cleveland era de $119,6 millones, $15,3 millones menos que en 2018.

Lindor ganó $10,85 millones en 2019 y su sueldo para 2020, antes del prorrateo, era de $17,5 millones. En 2021 es elegible para arbitraje. MLB Trade Rumors estima que se llevará unos $21,5 millones. El costo del roster de 40 de Cleveland (para propósitos del impuesto al saldo competitivo) fue $20 millones más bajo en 2020 que en 2019. Así que, aunque se proyecte que Lindor ganará $4 millones más en 2021 que en 2020 y $10,65 millones más que en 2019, la nómina del equipo seguirá estando por debajo de los niveles del 2019. Dale un contrato a largo plazo a razón de $25 millones al año y lo anterior seguirá siendo cierto. No es descabellado suponer un regreso a la rentabilidad prepandémica una vez que el público pueda volver a los juegos. Además, conviene recordar los recortes en cuanto al número de equipos que se han producido en las Ligas Menores y que afectará a la organización en su conjunto.

Supongamos ahora que Cleveland lo traspasa y lo reemplaza por alguien que gana el mínimo. Eso supondría un ahorro de $20,9 millones respecto a lo que se espera que se lleve en el arbitraje y de $24,4 millones con respecto a los $25 millones que podría percibir si firmase una extensión. Sería un golpe duro para la asistencia al estadio. Digamos que sufre una reducción del 15% (se redujo un 10% en 2019, cuando el equipo pasó de ser campeón de división en tres ocasiones consecutivas a estar fuera de la postemporada). Los ingresos del estadio estuvieron alrededor de los $130 millones en 2019, por lo que una caída del 15% equivaldría a dejar de percibir $19,5 millones. Es decir, menos que el ahorro en salarios que el equipo obtendría al traspasar a Lindor.

Deshacerse de Lindor suponiendo que el equipo saldrá de la pandemia en la misma situación financiera que antes una vez que los fanáticos puedan asistir a los juegos, aumentaría los beneficios de Cleveland.

Recalco de nuevo que no estoy atacando la rentabilidad. Por supuesto que los propietarios deben aspirar a ganar dinero. Pero hay algo roto, algo que no funciona en el béisbol porque hay un modelo económico, como era el del béisbol antes de la pandemia (y seguramente seguirá así después), donde el objetivo es la maximización de las ganancias y el control de gastos en lugar de la competitividad (traspasar a Lindor en vez de reforzar los jardines).

Advertencia necesaria: como era de esperar, la respuesta de Sheehan generó un comentario: “Siempre me sorprende cómo la gente quiere decirles a los demás cómo gastar su dinero”.

Seamos sinceros, no le estoy diciendo al equipo cómo gastar su dinero (como señalé en este artículo los pagos a los empleados del equipo no salen del bolsillo del propietario, al menos no directamente). No soy seguidor de Cleveland (aunque hay algo de Tom Hamilton que me divierte cuando le escucho en la radio). Francisco Lindor jugará donde sea y yo disfrutaré igualmente.

Pero si quiero decirle a la gente cómo debe apoyar a su equipo. Los Indians obtienen un retorno enorme, los contribuyentes siguen dándoles dinero (¿hay algún pequeño negocio en Cleveland al que la ciudad le haya dado  $3.5 millones para “reparaciones y renovaciones”?) y aun así no renuevan a la mayor estrella criada en la organización que han tenido en décadas. No veo por qué debería apoyar al equipo de Paul Dolan.

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