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Image credit: David Richard-USA TODAY Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

Ya has oído hablar mucho de los agentes libres. J.T. Realmuto, George Springer y Trevor Bauer lideran una clase de agentes libres que se enfrentan a una tremenda incertidumbre. Después de una temporada de 60 partidos en 2020, sin garantías de cuándo o si habrá una temporada en 2021, y la posibilidad de una huelga en 2022, los equipos no saben si generarán los flujos de efectivo para justificar sus nuevos contratos. Las estrellas más brillantes, como el trío mencionado anteriormente, pueden obtener ofertas estructuradas de trabajo a largo plazo como las de Mookie Betts: pagos relativamente bajos durante los próximos dos años que se disparan a partir de 2023. Pero para el grueso de los agentes libres, que no pueden esperar de forma realista un contrato de varios años, la demanda por sus servicios en la próxima temporada podría ser escasa.

Y encima de eso, la disponibilidad de agentes libres va a ser mayor. Probablemente mucho, mucho más grande.

Los equipos tienen hasta las 8 de la noche del 2 de diciembre para licitar (es decir, ofrecer) contratos a los jugadores elegibles para el arbitraje. Los jugadores que reciban ofertas que consideren insuficientes pueden solicitar un arbitraje, donde las dos partes presentan propuestas y un tercero elige una. Son libres de negociar acuerdos con sus clubes hasta el día de su audiencia de arbitraje. Las decisiones de los mediadores son definitivas y obligatorias.

Pero eso es sólo para aquellos jugadores quienes reciben ofertas de contratos. Todos los jugadores con al menos tres (y en algunos casos dos) años de servicio en las Grandes Ligas y menos de seis que no reciben ofertas se convierten en agentes libres, capaces de firmar con cualquiera.

Por ejemplo, después de que los Astros ganaran la Serie Mundial en 2017, ofrecieron contratos a Ken Giles, Collin McHugh, Brad Peacock, Lance McCullers Jr., Dallas Keuchel, Jake Marisnick y George Springer. Al único jugador que no se lo ofrecieron fue a Mike Fiers, quien se convirtió en agente libre y firmó con los Tigres. Esa no sería la última interacción entre Fiers y los Astros, pero ya lo sabías, y de todas formas es una historia diferente.

En casi todos los años, las cosas funcionan como lo hicieron con los tramposos de los botes de basura: la mayoría de los jugadores elegibles para el arbitraje son licitados, y sólo unos pocos no lo son. El invierno pasado, 53 jugadores no fueron licitados. El invierno anterior, hubo 41 (incluyendo, una vez más, a Fiers). Hubo 20 en 2017, 35 en 2016.

Es probable que el número de este año sea mucho, mucho mayor por dos razones. La primera, obviamente, hay una falta de claridad en cuanto a la próxima temporada. ¿Se acortará? ¿Se le permitirá a los aficionados asistir? ¿Habrá sistemas de ligas menores que funcionen? Sin saber las respuestas a esas preguntas, los equipos serán más reacios a desprenderse de sus dólares que en el pasado. Un jugador de las ligas menores que gane el salario mínimo puede ser considerado preferible a un jugador de quinto año, incluso si hay un intercambio de valor.

En segundo lugar, las reglas de arbitraje presentan un obstáculo. Conoces el marco básico: el club presenta una cifra, el jugador presenta una cifra, y el mediador selecciona una u otra. Al tomar la decisión, el Contrato Colectivo entre la MLB y el sindicato establece, en el artículo VI, sección E (10) Criterios (todas las cursivas añadidas por mí):

  1. Los criterios serán la calidad de la contribución del Jugador a su club durante la temporada anterior (incluyendo pero no limitándose a su desempeño general, cualidades especiales de liderazgo y atractivo público), la duración y consistencia de su contribución a la carrera, el registro de la compensación pasada del Jugador, salarios de béisbol comparativos, la existencia de cualquier defecto físico o mental por parte del Jugador, y el reciente registro de desempeño del Club incluyendo pero no limitándose a su posición y asistencia en la Liga como una indicación de aceptación pública…
  2. No se admitirán pruebas de lo siguiente:
    1. La posición financiera del Jugador y del Club

Lo que significa que el mediador sopesa el rendimiento del jugador contra los salarios de sus compañeros al decidir lo que el jugador debe cobrar. Al tomar esta determinación, el mediador puede considerar el rendimiento del club en términos de récord de victorias y derrotas y de popularidad, pero, específicamente, no el rendimiento financiero del equipo.

Por ejemplo, según Forbes, los Astros tuvieron un beneficio operativo de $99 millones de dólares en 2019. Los Marlins perdieron $6 millones. Dado que los jugadores elegibles para el arbitraje no son capaces, como tú o yo, de vender sus servicios al mejor postor, es injusto para un jugador de los Marlins que se le pague menos que a un jugador de los Astros por un rendimiento comparable debido a las finanzas del equipo. Esa es la idea detrás del arbitraje: los jugadores deben ganar lo que valen. “Lo que valen” está determinado por, como dice la redacción, “salarios de béisbol comparativos”. La “posición financiera” de los clubes no entra en los cálculos.

Pero en 2020, la posición financiera de todos los clubes se vio mermada. Probablemente muy mermada, como de ocho o nueve cifras. No es nada que ningún club no pueda sobrevivir, pero fue un buen golpe. Y con los casos de COVID-19, las hospitalizaciones y las muertes aumentando a tasas de dos dígitos, las perspectivas para la temporada 2021 son nubladas. Otra temporada corta, y/o una con pocos o ningún fanático, dejará un nuevo conjunto de golpetones.

Es probable que los clubes se asusten por el arbitraje, porque no pueden ir a las audiencias diciendo: “Mira, nos gusta este jugador, pero perdimos un montón de dinero en 2020 y no sabemos lo que va a pasar en 2021”. Eso es inadmisible.

Aaron Judge y Juan Soto son elegibles para el arbitraje. También lo son Lucas Giolito, Kris Bryant, Javier Báez, Francisco Lindor, Carlos Correa, Shohei Ohtani, Cody Bellinger, Walker Buehler, Corey Seager, Michael Conforto, Matt Olson, Tommy Pham, Jack Flaherty, Trea Turner, y otros 200 más.

Algunos serán firmados antes de la fecha límite del arbitraje. Otros serán intercambiados y luego firmados. Es poco probable que ninguno de los jugadores nombrados en el último párrafo se quede sin licitar. ¿Pero qué pasa con los 200 otros? A los Rays les gustaría quedarse con Ji-Man Choi, Tyler Glasnow, Manuel Margot, Hunter Renfroe, Joey Wendle y Ryan Yarbrough, presumiblemente. Pero si no pueden firmarlos para el 2 de diciembre, ¿estarán dispuestos a tirar los dados a los mediadores que los juzgarán en base a los salarios pre-pandémicos? ¿Qué harán los Angels con Dylan Bundy, los Rockies con Jon Gray, los Brewers con Josh Hader, los Twins con Byron Buxton, o los Philies con Rhys Hoskins? En temporadas anteriores, decíamos: “Fírmalos o ve al arbitraje”. Los equipos podrían usar el flujo de dinero de la temporada recién terminada y los que se espera en los próximos doce meses para pagar los “salarios comparativos de béisbol ” determinados por el mediador.

Eso no ocurrirá en el 2021. Es probable que veamos a algunos nombres muy llamativos convertirse en agentes libres porque no son licitados. Nombres más pequeños, como Max Stassi, Jesse Winker, y Antonio Senzatela—quienes tuvieron buenos años en 2020, todos elegibles para arbitraje—estarán compitiendo con Realmuto, Springer, y Bauer por puestos de trabajo en 2021.

Como se ha señalado, hubo 53 no-licitaciones el año pasado. Que esa cifra aumente este año no está en duda. Lo desconocido es el factor, no el porcentaje, por el cual lo hará. Hay aproximadamente 250 jugadores elegibles para el arbitraje en las plantillas de la MLB. Esto ya se perfila como uno de los mercados de agentes libres más lentos que hemos visto. A partir del 2 de diciembre, será uno de los más grandes también.

Gracias a Martin Alonso por su ayuda en la recabación de datos. Este artículo también utilizó los Salarios Proyectados de MLB Trade Rumors.

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