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Image credit: David Richard - USA TODAY Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

En una temporada en la que la mayoría de los relevistas no alcanzaron ni las 30 entradas, ¿qué podría hacer un brazo de bullpen para ganarse la etiqueta de “sorpresa”? Tendrían que pasar desapercibidos a ser uno de los mejores relevistas del juego con un rendimiento que fuera tanto visible como estadísticamente dominante, más allá de cualquier sombra de duda, a pesar de lo pequeño de la muestra. Es una propuesta ridícula. Sin embargo, es exactamente lo que Devin Williams hizo.

Expectativas para 2020

 Williams no era un desconocido total: lanzó en Ligas Mayores en 2019. El diestro fue bateado con frecuencia, resultando en un WHIP  de 1.76, el cual no fue ayudado por un ritmo de bases por bolas mediocre. Tampoco obtuvo muchas abanicadas, a pesar de su bola rápida con velocidad aproximándose a los 160 kph. Mantenerse sano fue un paso adelante, ya que se perdió todo el 2017 debido a someterse a una cirugía de Tommy John y sólo obtuvo 34 innings en la temporada siguiente. Pero su desempeño en 2019 fue suficiente para ganarse un lugar en el Top 10 de los Brewers esta última temporada, visualizado para lograr “una sólida carrera como brazo de bullpen”. Estar en el décimo lugar en un sistema que era posiblemente el peor del béisbol no es precisamente un halago, y fue clasificado aún peor en otros lugares.

¿Qué pasó en 2020?

 Se produjo una increíble transformación. El cambio de velocidad de Williams se convirtió en el lanzamiento de los mil GIFs. El cambio, que no había aparecido durante su debut, inmediatamente se vio como la oferta más infausta del béisbol. Los evaluadores de prospectos no habían visto venir esto con su cambio, quienes en cambio citaron el slider como su mejor lanzamiento secundario. Los números respaldaron a los evaluadores, ya que Williams nunca tuvo tanto éxito en ningún nivel, y francamente, si este lanzamiento hubiera existido de esta forma en las ligas menores, Williams nunca habría aceptado una carrera. Le dijo a los reporteros que había estado lanzando una versión de su cambio desde que era un niño. Esa historia subestima dramáticamente la mejoría en el lanzamiento.

Promedios del cambio de velocidad de Devin Williams (de acuerdo con Statcast)

Año Velocidad Caída Movimiento-H RPM
2019 85.9 32.6 17.9 2625
2020 84.1 40.9 18.1 2852

Williams mostró su tremendo movimiento horizontal en el lanzamiento en su primera temporada. Lo sostuvo, consiguiendo más caída que todos los relevistas excepto seis. De ellos, sólo Miguel Castro lanzó un cambio más duro. Es una característica que probablemente habría hecho que jugara bien de nuevo este año, incluso si nada hubiera cambiado. Las grandes diferencias se dieron en la velocidad de lanzamiento y la caída vertical, ya que Williams creó mucha más separación con su bola rápida en ambas áreas. El relevista de los Brewers obviamente hizo ajustes durante la temporada invernal para generar un poco de giro extra y ralentizar el lanzamiento, permitiendo que esa separación apareciera aún más.

Considere dos apariciones al bate de Mitch Garver, una del año pasado y la segunda en agosto de este año. En la primera, Williams consigue un roletazo con la ruptura horizontal ayudándole a evitar el barril del bate, pero es en un cambio que no tiene suficiente ruptura vertical para una abanicada. En la segunda, Garver no consigue nada en un lanzamiento que es casi 4 mph (6.4 kph) más lento y se hunde visiblemente al llegar al plato. Los cambios de 2019 terminaban en el tercio medio de la zona de strike demasiado a menudo, como el de Garver. En 2020, Williams comenzó a clavarlos bajo y adentro con los bateadores diestros, y a alejarse de los zurdos, como indica este mapa de calor:

Williams tiene ahora más de 12 millas por hora (19.3 kph) de separación entre su bola rápida de cuatro costuras y el cambio de velocidad. Los resultados fueron asombrosos. De las 67 apariciones al plato que acabaron con su cambio, 41 fueron ponches. Permitió dos hits con ese lanzamiento en todo el año, aunque fue su lanzamiento más utilizado, con 227. Confiando en el cambio más del 50% del tiempo, también mantuvo a los bateadores fuera de ritmo con su bola rápida de cuatro costuras, que promedia 96 y alcanza 99 mph (154 y 159 kph respectivamente), obteniendo mejores resultados. Terminó el año con una sola carrera permitida, una tasa de ponchados del 53%—liderando  la liga—y un DRA de 2.19, y en el 100% de todas las estadísticas principales de Statcast.

¿Qué podemos esperar para el 2021?

Los bateadores no mostraron ninguna señal de poder descifrar a Williams, ni está claro cómo se defenderían tanto de una bola rápida en los 90s como de un cambio que consigue más movimiento en ambas direcciones que casi cualquier otro en el juego. Craig Counsell comenzó a desplegar a Williams de una manera no muy diferente a la de Josh Hader a principios de su carrera a medida que la temporada avanzaba, usándolo para más de una entrada varias veces. Eso podría limitar ligeramente su volumen de preservaciones de salvamentos, reduciendo sus apariciones totales. Los salvamentos serán naturalmente difíciles de conseguir, ya que incluso si es el mejor relevista en este bullpen ahora, Counsell ha demostrado que prefiere utilizar su mejor opción de una manera flexible. El dolor de hombro que lo mantuvo fuera de la Serie de Comodines es una preocupación, aunque no hemos tenido indicios de que esto sea algo de lo que preocuparse a largo plazo.

La otro crítica menor a Williams es que su tasa de bases por bolas todavía no es tan buena. El control no es de élite, y con tanto movimiento, le es difícil ubicarlo de manera consistente. Eso puede dejarle destinado a rondar los dos dígitos en su tasa de caminatas. Es difícil preocuparse cuando está ponchando a la mitad de todos los bateadores que enfrenta. Ese tipo de territorio pertenece a Craig Kimbrel en su mejor momento, cuando el material es tan duro que cualquier preocupación de control es disminuido dramáticamente. Williams lanzó 27 de las mejores entradas en la memoria reciente, y no hay razón para pensar que no puede hacerlo de nuevo. Si lo hace, una comparación Kimbrel no parecerá agresiva en absoluto.

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