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Image credit: © Jeff Curry-USA TODAY Sports

Traducido por Marco Gámez

“Para ser sincero, la industria no es muy rentable”
-Bill DeWitt, Jr., dueño de los St. Louis Cardinals

Los dueños de los equipos de béisbol nunca dejan de lamentarse por las ganancias que obtienen. Entre los lamentos de que el béisbol está muriendo, que los despidos masivos y los permisos no remunerados son necesarios, o que los propietarios de los equipos no pueden pagar sus facturas, se sabe poco sobre la situación financiera de los propietarios individualmente. Pero una revisión a 20 años de datos muestra que los equipos de MLB nunca se habían llevado a casa más dinero, además ahora los precios de las franquicias continúan aumentando.

Forbes publica una estimación cada año del valor de cada franquicia. El artículo es muy leído porque pone en una sola cifra (generalmente mil millones o más) el valor para cada propietario de la empresa en general y sus colaterales, pero más allá del relumbrante precio de venta (a menudo hipotético), también hay una estimación de cuánto efectivo lleva el equipo a sus cofres – sus ingresos operativos. Y resulta que esas cifras se han disparado, aun cuando los propietarios se quejan de lo poco rentable que es el béisbol.

Cada punto representa el ingreso operativo anual promedio por equipo, en millones de dólares, durante un año (los datos sobre las cifras anteriores a Forbes fueron recopilados por Rod Fort). Las líneas verticales marcan el inicio de nuevos convenios colectivos de trabajo.

El promedio y la mediana de ingresos se mantuvieron bastante estables durante los primeros tres acuerdos laborales desde 2000, ubicándose entre 0 a 20 millones de dólares por año. Luego, en el CBA (Collective Bargaining Agreement, por sus siglas en inglés) que comenzó en 2012, una nueva tendencia tomó el control y la situación de los propietarios nunca retrocedió. Desde 2013, el ingreso operativo promedio ha aumentado continuamente con la excepción de solo un año (2017, el primero del CBA más reciente), alcanzando su punto más alto en la temporada pasada. (Por supuesto, los ingresos probablemente caerán en picada esta temporada debido a COVID-19, al igual que gran parte del resto de la economía). Los ingresos promedio que se han disparado recientemente son un contraste sorprendente con las declaraciones de DeWitt sobre la relativa falta de rentabilidad del béisbol.

Hay una advertencia importante en el uso de estos datos que tengo que reconocer. Debido a que los libros del equipo casi nunca se abren al público, no sabemos qué tan precisas son estas cifras. Las valoraciones del equipo de Forbes se han acercado notablemente a las cifras de ventas finales de las últimas transacciones que se han producido, pero las cifras de ingresos son un tipo de número aún más turbio y menos preciso.

Sin embargo, las pocas veces que los libros del equipo se han hecho públicos, han estado en línea con las cifras de Forbes. Por ejemplo, una filtración en 2010 mostró que los Pirates tuvieron ingresos de casi $30 millones en 2007 y 2008, muy cerca de los aproximadamente $33 millones que Forbes informó durante esos dos años. (El presidente del equipo, Frank Coonelly, refutó las cifras filtradas y le dijo a la AP que Pittsburgh había ganado “solo” $5 millones en 2010, cifra significativamente menor que los ingresos estimados en $15 millones, según Forbes). La misma filtración mostró que los Marlins obtuvieron enormes ganancias, aunque nuevamente menos de lo que Forbes estimó.

Sin embargo, incluso si las cifras de Forbes pudieran estar ligeramente desviadas aquí y allá, se necesitaría un tipo de error importante, sistemático y sin precedentes para producir el aumento masivo observado en las ganancias desde 2012, y no hay señales de tal problema en los datos. De hecho, incluso cuando las ganancias de los equipos individuales han aumentado según Forbes, los ingresos generales de MLB también se han disparado, mientras que los costos por concepto de jugadores se han mantenido relativamente estáticos. Es probable que esa tendencia continúe con el nuevo contrato de MLB con TBS  que se cerró con un aumento del 65% con respecto al acuerdo anterior. Los dueños de equipos también han comenzado a obtener gran parte de sus ingresos desde negocios adyacentes al béisbol, como cadenas de televisión y acuerdos inmobiliarios, lo que significa que los ingresos del equipo que declaran son probablemente, en todo caso, una subestimación de cuánto dinero realmente obtiene. Sería sorprendente si, con el aumento de los ingresos, las ofertas de televisión por cable en efervescencia y más formas que nunca para que los propietarios se embolsaran más, no se llevaran a casa ganancias cada vez mayores.

Entonces, el argumento de DeWitt (y los lamentos de pobreza similares que hemos escuchado de otros propietarios) es ridículo a simple vista. De hecho, es posible que el béisbol nunca haya sido más rentable de lo que es ahora. Pero vale la pena considerar por un momento por qué los propietarios pueden sentirse obligados a quejarse de los márgenes de ganancia del béisbol en un momento en que obtienen más dinero que nunca.

En primer lugar, cada declaración que emiten es un bombardeo en la guerra en pleno desarrollo (interminable) de relaciones públicas entre propietarios y sindicato. Cuanto más sean capaces de convencer a los laicos desinformados de que no pueden ganar dinero, más dinero podrán meterse en los bolsillos en la próxima negociación del convenio colectivo empujando a los jugadores más contra las cuerdas. Todo lo que dicen los propietarios debe observarse desde ese punto de vista.

Pero también creo que los propietarios pueden sentir genuinamente que el béisbol no es un negocio sumamente rentable. La mayoría de los propietarios son multimillonarios porque heredaron corporaciones y (a través de una combinación de habilidad y suerte) se volvieron tremendamente exitosos, convirtiendo a esas compañías en empresas enormemente rentables, tan rentables, de hecho, que pudieron acumular miles de millones y miles de millones de dólares. Obviamente, la gran mayoría de las empresas, grandes o pequeñas, heredadas o creadas desde cero, nunca se expanden tan rápido o tan lucrativamente como las empresas que estas personas específicas solían dirigir. Para un hombre de negocios cuya carrera ha transcurrido, en la práctica, imprimiendo dinero y devorando a los competidores, cada esfuerzo económico que simplemente produce una tasa de rendimiento impresionante es una decepción. Ya sea que sea realista o no, su pasado los condiciona a creer que todos los negocios de los que están a cargo deberían producir enormes beneficios.

El segundo elemento psicológico que los impulsa a sentirse pobres es la cantidad de empresas adicionales que los propietarios de equipos en el béisbol moderno pueden agregar a su negocio principal. Me refiero a los conceptos de la aldea del estadio de béisbol, las cadenas de televisoras deportivas regionales, los lugares de entretenimiento y los negocios inmobiliarios. Los propietarios no tienen que invertir en estos adornos, como nos han demostrado décadas de historia, los equipos de béisbol pueden ser rentables incluso cuando en su mayoría solo producen béisbol viejo y aburrido, pero invierten porque cada oportunidad adicional les permite ganar aun más dinero.

Es un poco como construir una habitación adicional a su casa o remodelar la cocina. La edificación puede ser funcional sin topes de gabinetes nuevos y relucientes o sin un dormitorio adicional, pero agregar esos elementos podría mejorar su vida y, probablemente, recuperará parte o todo el dinero cuando venda la casa gracias a las renovaciones que mejoran su valor. Aún así, los propietarios pueden sentir que no están ganando nada cuando invierten las ganancias de sus equipos en una nueva construcción, al igual que cualquier persona lo suficientemente rica como para renovar su casa podría sentir una punzada de agonía cuando vea la factura de $10,000.

Por supuesto, este argumento es completamente vacío, un poco como tu amiga que está construyendo una habitación adicional en su mansión y te pide que pagues la cena. Los Ricketts no están construyendo un nuevo hotel al otro lado de la calle del hogar de los Cubs porque quieran ayudar a que el vecindario se desarrolle o porque creen que producirá un hermoso contraste arquitectónico con las paredes cubiertas de hiedra de Wrigley. Lo hacen porque creen que les hará ganar más dinero. Si se sienten pobres ahora, es solo porque se sentirán aún más ricos en cinco o diez años cuando vendan el equipo y recuperen cada centavo que invirtieron en la aldea del estadio de béisbol, multiplicado por tres o más. (De hecho, el avalúo anual de cada equipo puede ser de $ 100 millones o más, empequeñeciendo las ganancias o pérdidas directas que tiene el equipo). En algunos casos, como el de DeWitt, estas inversiones incluso son subsidiadas por las ciudades, lo que reduce aún más su riesgo y aumenta la cantidad de dinero que, finalmente, ellos pueden guardar en sus bolsillos.

Lo que hace que el argumento de los propietarios sea mucho más insultante es que quieren que los fanáticos y los jugadores asuman una mayor parte de la factura, incluso ahora cuando obtienen más dólares que nunca. Ya sea que se trate de organizar una Serie Mundial con la asistencia de fanáticos (una fórmula para los aumentos de casos de coronavirus, cuyo costo no asumirán) o cerrar gran parte de las ligas menores o pedir dinero en efectivo a las ciudades para construir nuevos estadios o empeorar los playoffs para que puedan firmar contratos de televisión por cable más lucrativos, cada movimiento que hacen parece estar orientado a conservar las ganancias vertiginosas que han acumulado en los últimos cinco años y a doblar la línea aún más hacia arriba.

La versión del béisbol que cojea al otro lado de ese proceso de maximización del dinero puede no ser entretenida o no tratar bien a sus jugadores o empleados, pero ciertamente llenará las arcas de los propietarios. Es posible que el juego aún no le genere a DeWitt tanto dinero como él quisiera, pero tampoco el beisbol nunca ha producido más.

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