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Image credit: Orlando Ramirez-USA TODAY Sports

Traducido por Pepe Latorre

La temporada pasada fue decepcionante para los Padres. No importó ni la juventud del equipo ni saber que los mejores años aún están por llegar. 2019 fue frustrante para los fanáticos y para la organización. Fichar a Manny Machado y apostar de manera agresiva por Fernando Tatís Jr. y Chris Paddack solo les sirvió para alcanzar las 70 victorias. Andy Green fue despedido, pero no fue el único culpable. Los Padres terminaron en el puesto 27° con un DRC+ de 84.

Así que A.J. Preller, gerente general del equipo, no solo sustituyó a Green por Jayce Tingler. También le dio un lavado de cara a la ofensiva del equipo. Todo comenzó la pasada temporada, antes del cierre del mercado de traspasos. En la operación que envió a Trevor Bauer a los Reds y a Yasiel Puig a Cleveland, Preller empezó a revelar sus intenciones. Quería más equilibrio, no estaba dispuesto a permitir tendencias extremas que apostaban por el poder sobre el OBP, algo que había minado la alineación (y especialmente los jardines) en los últimos años. Franmil Reyes se fue a Cleveland en aquel intercambio, y después de la temporada, Preller se propuso reemplazar a Reyes y reorganizar el resto de sus jardineros.

Al intercambiar a Luis Urías por Trent Grisham, quedó clara la importancia que se le iba a dar a la habilidad de alcanzar base y al impacto inmediato. El intercambio de Tommy Pham por Hunter Renfroe, supuso perder poder y futuro por llegar a base y rendimiento ahora. Se fue a por Jurickson Profar en el momento en que el valor del ex novato estaba más bajo para reemplazar a Urías en la segunda base y poner en práctica sus sólidas habilidades de contacto y disciplina en el plato. Se prescindió de Manuel Margot para reforzar un bullpen que ya era profundo. Meses después, justo antes de que finalmente comenzase la temporada, cambió a Franchy Cordero por otros motivos.

Las piezas solo han necesitado una serie para encajar. Es cierto que ni Pham ni Profar han conseguido aún un hit de extrabase, pero entre los dos acumulan nueve boletos, cinco bases robadas y seis carreras anotadas. Grisham han conseguido tres bases por bolas, un cuadrangular y ha anotado tres veces. Han ganado tres de cuatro partidos contra unos Diamondbacks muy dignos y la única victoria de Arizona llegó en el último turno al bate.

Es demasiado pronto para que Preller se anote el triunfo, pero este era su objetivo cuando puso en práctica su estrategia en la temporada muerta. Esta campaña los Padres tienen una alineación más completa, equilibrada y veterana. Quizás no resulta tan excitante, pero como se demostró en la serie del fin de semana, no es menos emocionante en la práctica. Grisham, Profar y Pham son un apoyo muy sólido para los jugadores que realmente tienen que llevar al equipo a los playoffs: Tatís, Machado, Eric Hosmer y Wil Myers.

Las ineficiencias del mercado ya no son lo que solían ser. Preller no podía simplemente identificar a los jugadores que llegan a base e ir a por ellos sin dar nada a cambio. Pagó un buen precio para pasar de Renfroe a Pham, no solo por los años adicionales de control que San Diego tenía sobre Renfroe, sino también por perder al novato Xavier Edwards. También tuvo que renunciar a un buen lanzador en el intercambio de Grisham. Austin Allen, el receptor que salió del equipo por Profar, parece que tiene potencial suficiente como para ser un habitual en la receptoría. Podría haber tenido un mayor valor de mercado si Preller hubiera buscado el máximo valor posible en vez del objetivo de mejorar el roster. Debido a que el precio de las habilidades de llegar a base ha aumentado drásticamente muchos equipos han optado por apostar por el poder en su lugar, especialmente mientras se preparan para volver a competir.

Preller siempre se ha sentido cómodo yendo a contracorriente. Además, está tan familiarizado con los jugadores de las Ligas Menores que puede detectar nuevas tendencias y tener una idea de las nuevas modas antes que sus contrincantes. En una era en que la tasa de ponches está en aumento y en la que hay mucho énfasis en el poder de los bateadores y lanzadores, Preller está apostando por buscar jugadores con menos debilidades. San Diego está en una buena posición para alcanzar la postemporada este año, aunque solo sea porque más de la mitad de la liga lo hará. Sin embargo, es un equipo mejorado y más profundo que podría optar a algo más que llegar a octubre.

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