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Traducido por Marco Gámez

Pocas personas recuerdan con cariño la Era del Conteo de Lanzamientos en el devenir del béisbol. Fue un momento turbulento. Pudiste ver a Kerry Wood y Mark Prior desintegrándose en vivo frente a la audiencia en el estudio. Nolan Ryan podría ir a las transmisiones y se preguntaría por qué todo el mundo ahora es tan delicado, que sería como tener a Superman amonestando a la gente por ponerse tan nerviosa por las balas. Los narradores y comentaristas cantaron himnos en honor “a la perseverancia ante la adversidad” y “a resistir tanta tortura”, como si lanzar 120 lanzamientos fuera el equivalente en el béisbol a un juego de eliminación. Los primeros escritores de la sabermetría estaban desarrollando buenas ideas, pero era demasiado pronto para que sus ideas llegaran a oídos de los conocedores del béisbol, y las redes sociales estaban en su infancia.

Parecía que el orden era el natural, de la forma en que todo parece ser natural, es decir que haya: nueve entradas, 90 pies (27.4 metros) entre bases, 30 equipos en la liga. La gente seguía teniendo el mismo argumento de apoyo una y otra vez durante 10 años, hasta que el béisbol resolvió el problema por sí mismo, no confirmando o negando realmente la legitimidad de las preocupaciones iniciales, sino haciendo que los relevistas fueran tan increíbles y desechables que nadie, de cualquier manera, quería mantener mucho tiempo en acción a los muchachos. Nuestro profeta Erik Bedard mostró el camino, y pronto “cinco y ya veremos” se convirtió en solo…cinco.

En realidad, me gustaron los conteos de lanzamientos, parte de esto se debe a que pasé mi adolescencia en Seattle, hogar de algunos de los peores cuerpos de relevistas empapados en gasolina de la historia, lo que me hizo atesorar cada entrada que un lanzador abridor podía sumar. Pero también me gustó la tensión del conteo de lanzamientos. Al final de media entrada, casi todo lo relacionado con el estado de juego se revierte; vamos a comerciales, respiramos, comenzamos desde cero. Pero el conteo de lanzamientos, especialmente para un formidable lanzador abridor oponente, era algo que mantenía su presencia incluso después de tres bateadores, tres retirados, como un crescendo lento. La idea de que incluso en un juego sin anotaciones, un equipo tenía que sacar a su lanzador abridor, y depender del cuerpo de relevistas…es un nivel de emoción que a veces se puede ver en el fútbol, ​​cuando un corredor estrella finalmente se abre paso en el último cuarto, pero rara vez en béisbol. La fatiga, y la necesidad de luchar contra la fatiga, es un tema que produce satisfacción. Que también está casi completamente ausente de la MLB moderna.

Afortunadamente, en muchos sentidos, la KBO proporciona un portal que nos devuelve a una época anterior: bateadores orientados al contacto, corridas de bases agresivas, más bolas en juego y una razón para, de nuevo, preocuparse por ese número de lanzamientos.

2020 KBO EL P% BB% Jon% WHIP ERA
Abridores 1.370.3 17.6% 7.8% 2.2% 1.400 4.45
Relevistas 889 17.3% 10.4% 2.9% 1.553 5.50

(Estadísticas, hasta el miércoles 3 de junio.)

Piense en los años 70 y 80, una época en que cada cuerpo de relevistas estaba repleto de hombres gordos y sin bañarse, con gafas gruesas y bigotes más gruesos aun, todos ellos llamados Randy, todos ellos completamente mediocres. El sueño está vivo en Corea, donde los relevistas son claramente inferiores a los lanzadores abridores, y hay un valor significativo en “noquear” al primer lanzador. Se siente extraño decirlo, pero después de ver la liga por un tiempo, la conclusión inevitable es que simplemente no hay suficientes lanzadores, al menos no para rendir de la forma en que nos hemos acostumbrado a ver a los lanzadores en Estados Unidos. No abundan, como la mercancía barata, los lanzadores derechos con bolas rectas que se ubican en las medianas 90 mph (145 kph) y sliders decentes, junto con un comando intermitente. Solo hay lanzadores con comando intermitente.

(Me gustaría detenerme y señalar aquí que, en base a los números rudimentarios anteriores, porque carecemos de PITCHf/x o herramientas analíticas similares, es el comando, y no el repertorio, lo que separa a los héroes de las cabras. Eso es tangencial a este ensayo, pero es interesante, creo yo.)

La concepción popular es que el nivel de juego de la KBO está entre Doble-A y Triple-A, así como en la NPB está entre Triple-A y las mayores. Sin embargo, no es tan exacto. La experiencia de ver acciones repetidas conducirá a la conclusión de que los bateadores tienen un enfoque más avanzados mas no en sus habilidades básicas, que sus contrapartes, los lanzadores. La composición de la liga respalda esto, dado que los equipos siempre destinan dos de sus tres cupos de extranjeros para el montículo, y generalmente les pagan más en promedio. El buen pitcheo vale mucho en Corea, particularmente cuando la pelota redescubre algo de su “vitalidad”.

Pero hay otro factor en juego aquí, uno con paralelos interesantes al béisbol estadounidense. Se da el caso de que los relevistas de KBO pueden no ser tan malos como parecen, y está relacionado con el tamaño de la liga. A continuación, se muestra una distribución de talento entre los lanzadores de MLB en 2019, presentada a través de la abreviatura de WAR/EL (mínimo 10 EL):

Tienes un puñado de errores a la derecha, brazos que se tomaron una taza de café agrio en grandes ligas y otros con ligamentos moribundos, y a la izquierda tienes alrededor de 25 lanzadores élite. El resto forma una curva de talento extraordinariamente predecible desde el “segundo abridor” hasta el “último hombre en el cuerpo de relevistas”. Esta curva es probablemente familiar para quienes juegan en ligas de fantasía, quienes han aprendido el valor de la primera selección en un draft en lugar de la décima selección. Pocas estrellas en el juego realmente están en su propio nivel.

Cada vez que se menciona, el argumento tradicional contra la expansión es que diluye el grupo de talentos, lo que agrega más de esos puntos a la derecha del gráfico y permite a los grandes jugadores darse un festín contra una oposición inferior. Esto tiene sentido intuitivamente, aunque los números no parecen corroborarlo; de ser así, se tendría que ver algún efecto en los totales de WAR en años como 1993 y 1977.

Con la KBO, tenemos un ejemplo de lo contrario: un grupo de talentos es, inesperadamente, un 67% más pequeño de lo que los estadounidenses están acostumbrados a ver. En lugar de 550 lanzadores, estamos trabajando con 180. De repente, esos 25 lanzadores de élite que constituían el 5% de la liga ahora representan el 15%.

El resultado: el nivel general de talento de la liga aumenta, ya que hay menos trabajos para ser cubiertos por el talento disponible. Pero tal vez, contra intuitivamente, la diferencia entre el talento del mejor y el peor jugador de la liga “se siente” aún más amplia. Ese 120º mejor lanzador que solía ser promedio ahora no solo es del nivel de reemplazo, sino que la diferencia es aun en mayor proporción al compararse con sus contrapartes de élite. Esta es una de las razones por las cuales los relevistas en la KBO parecen tan deficientes en comparación con sus contrapartes los lanzadores abridores. Expandir de 10 a 30 equipos empeora el juego en general, pero hace que la mayoría de sus soldados rasos recién diluidos, irónicamente, parezcan más normales.

Desde un punto de vista estético, soy pro-expansión. Además, es llevar el béisbol de las grandes ligas hasta nuevos fanáticos, disfruto ese más de lo esperado nivel de calidad de la KBO. A medida que MLB ha aprovechado los mercados extranjeros y refinado su desarrollo, el nivel de talento y la capacidad atlética del jugador de pelota promedio ha aumentado dramáticamente no solo desde los viejos tiempos de Babe Ruth y su particular forma de caminar, sino incluso desde los días un poco menos antiguos de mi propia infancia llena de lanzadores llamados Randy .

Tus gustos pueden variar. Pero disfruto de una experiencia de béisbol sin pulir y desigual, en la que la gente a menudo comete errores y los jugadores verdaderamente bendecidos y perfectos son diamantes raros. Quiero un béisbol que parezca difícil. Y dadas las protestas de los propietarios y las dificultades financieras de operar su propio negocio durante una pandemia, una afluencia de efectivo proveniente de los posibles propietarios en Portland, Montreal y Columbus puede ser la solución a corto plazo a la que MLB ha sido conducida, mientras que, en realidad, a largo plazo, también sería buena para el juego.

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