Traducido por Carlos Pérez
Todos los equipos se ven afectados por la suspensión de la temporada 2020 provocada por la pandemia. Esta serie examina los equipos que se verían más afectados en el diamante por una temporada perdida (no una temporada acortada), y a dónde podrían ir a partir de entonces.
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El pasado otoño, los Astros se quedaron a un solo juego de ganar su segunda Serie Mundial en tres temporadas. Ahora, tres mil años después, después de perder al asistente del gerente general por una extraña pataleta misógina y su mánager y gerente general por un escándalo de trampas, el estado de la plantilla ha pasado a un segundo plano.
Obviamente, el estado del propio equipo fue eclipsado por el escándalo y las consecuentes declaraciones de perdón durante los siguientes meses. Pero los Astros han sido buenos por tanto tiempo que había una sensación de inercia. Esto ha sido una bomba para el béisbol y la gente no suele cambiar sus percepciones sobre los equipos.
Los Astros ya no son la franquicia modelo, sin embargo, aunque hayan estado en lo alto de la LA por tres años y en los playoffs durante cinco. Han traspasado una Buena cantidad de prospectos para aumentar su plantilla de aspirante al título y han tenido altibajos en su posición en el draft. El final del ciclo de contención se acercaba más de lo que los observadores casuales pensaban, y las consecuencias de 2020 podrían tener un efecto más dramático en ese ciclo de los campeones defensores de la Liga Americana.
El Contexto
Es difícil decir que el panorama de la división en 2020 es muy diferente al de 2019. Seattle va a seguir estando abajo. Texas ha añadido algunos jugadores que podrían salir bien, y los Angels se están rearmando de nuevo para intentar llevar a Mike Trout a los playoffs. Más importante, los Oakland A’s vuelven de hacer dos temporadas de 97 victorias y esperan que los jóvenes Jesús Luzardo y A.J. Puk se integren en la rotación.
En ese aspecto, 2020 en la LA Oeste representó probablemente un estado de juego bastante similar al de los dos últimos años para Houston. Pero en términos de cambios que no están relacionados con la plantilla: los pillaron haciendo trampas. Quizá la ofensiva iba a registrar récords de OBP ya que cada lanzador en la liga iba a tomarse la justicia con su mano golpeando al bateador. Pero al margen de todos los estudios sobre si las trampas beneficiaron o no realmente a los Astros, hay una probabilidad real de que jugadores clave como Alex Bregman y George Springer vieran grandes beneficios a la hora de reducir sus ratios de ponches porque sabían qué tipo de lanzamiento venía.
Salvo que, por supuesto, hubieran conseguido una manera más sutil de hacer la misma trampa sin tener que golpear un cubo de basura con un bate. Jesús. ¿Eso es lo que pasó?
La plantilla
Los Astros lo suelen hacer bien a la hora de convertir prospectos en jugadores veteranos que ayudan a conseguir títulos, pero entre esos traspasos y elegir al final de la primera ronda, el jugador de 25 años se ha vuelto más viejo y caro.
Justin Verlander & Zack Greinke: Los dos ases de Houston tendrán 38 y 37 años, respectivamente, en 2021, y perder 2020 significa perder la mitad de tiempo de contrato restante de estos futuros integrantes del Salón de la Fama. Estos dos jugadores han envejecido increíblemente bien hasta la fecha, y quizá después de más de 15 años de cargas de trabajo extremadamente pesadas se beneficien de un descanso, pero se les debe conjuntamente $66 millones en 2021, y acercándose a los 40 hay un riesgo de que uno o ambos podrían empezar a declinar con cada temporada que pase. Quizá Jose Urquidy y Josh James pueden dar un paso hacia delante, pero con la marcha de Gerrit Cole y el problemático 2019 de Forrest Whitley, hay una posibilidad de que Houston llegue a 2021 y su rotación se disuelva entre sus manos.
George Springer & Michael Brantley: Al contrario que los ganadores del Cy Young, la pareja de jardineros All-Star de Houston serán agentes libres después de este año. Brantley siempre fue algo más que una inversion a corto plazo dada su edad, historial de lesiones, y estructura de contrato, pero el veterano ha bateado .310/.368/.486 en sus dos primeros años con el club, que notaría su marcha. Springer, mientras tanto, ha sido una de las caras de la franquicia durante su contención al título y ha ofrecido su mejor versión a los 29 años, incluso a pesar del debate de las trampas. Con el cubo de la basura o sin él, Springer es una estrella a todas luces y quizás su último partido en el uniforme de los Astros ya haya sucedido, por el coronavirus.
Alex Bregman: Bregman no se irá a ningún lado durante mucho tiempo, pero la estructura de su extensión es tal que ganará $13 millones al año desde 2020 hasta 2022 hasta que su compensación se dispare a más de $30 millones anualmente. Cuando miras los compromisos de los cuatro jugadores de arriba, estructurar los salarios de esa manera tenía sentido, pero ahora el beneficio estratégico de eso podría desaparecer. Dinero aparte, perder la temporada en la que un jugador de este calibre cumple 26 años duele mucho, también.
Josh Reddick: Mira, Reddick no es tan bueno como Springer o Brantley jugando al béisbol o sintiendo ningún remordimiento por hacer trampas, pero habrás adivinado su presencia en esta lista: Houston puede perder a todos sus jardineros después de la temporada 2020.
Yuli Gurriel – Con un equipo tan repleto de estrellas, Gurriel suele pasar desapercibido, pero ha sido un complemento esencial durante la ventana de la Serie Mundial de los Astros. Ha bateado .296/.333/.486 durante las últimas tres temporadas cubriendo la primera base, ya que Houston ha sido raramente incapaz de encontrar nada mejor ahí, y ubicándolo en tercera cuando Bregman ha necesitado ocupar el campocorto por el lesionado Carlos Correa. En 2020 tendrá 36 años, así que tanto si Houston elige o no renovarlo en 2021 y más allá, este año puede ser su último como solucionador de problemas para la organización.
Carlos Correa: El número 1 del draft del equipo que ha funcionado se disponía a ganar $8 millones en su segundo año de arbitraje en 2020. Aunque es difícil saber exactamente qué harán los jueces después de un año como este, 2021 representará un año todavía más caro y el último bajo el control del equipo antes de que el jugador renueve o vaya a la agencia libre.
Brad Peacock – Peacock ha sido el equivalente a Gurriel como lanzador durante los últimos años, ocupando el bullpen y la rotación según los Astros lo necesitaban y contribuyendo con entradas de calidad. También será agente libre después de esta temporada, así que Houston tendrá que determinar si merece la pena renovar al derecho, que tendrá 33 años antes del comienzo de la temporada 2021.
El futuro
Aunque perder su primera y segunda ronda en el draft para 2020 y 2021 como resultado de hacer trampas no afecta demasiado a sus opciones de ganar en 2021, les resta potencial para ofrecer traspasos interesantes si es que sus jugadores no explotan dentro del sistema. Mientras tanto, el sistema de granjas dependía en mayor medida de Jose Urquidy y Whitley. Kyle Tucker debería ser una buena adición al equipo de grandes ligas, pero parece un jugador normal que una estrella, y todos los de arriba van a perder un año de desarrollo de grandes ligas. Esto no es suficiente para rellenar todo el talento que saldrá, o será más caro y probablemente peor después de 2020.
Lo que puede ser la salvación es que, dependiendo de cómo te sientas sobre Oakland y lo que sea que Seattle está haciendo, no está claro que haya un incipiente dominador de la división. Y Yordan Alvarez, Bregman y Tucker representan un núcleo potente de la nueva generación de los Astros. Pero 2020 puede ser el último año en el que luzcan como un super equipo, ya que el flujo de talento ha sido traspasado o secado, pues Houston eligió jugadores al final de la primera ronda en lugar de al principio, y las superestrellas del equipo se pierden por la edad, agencia libre, o al menos se vuelven tan caras que no generan grandes beneficios para gastar en otra parte.
La ventana ya se estaba cerrando y parece que el mejor año que les quedaba está en peligro real de desvanecerse sin rastro.
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