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Image credit: Rick Scuteri - USA TODAY Sports

Traducido por Pepe Latorre

Con la posibilidad de una temporada de 100 juegos materializándose, llega el momento de pensar cuál será la norma en las ligas de fantasía. Estoy seguro de que las cosas cambiarán 40 veces en el próximo mes, pero ya que no hay partidos que analizar, diviértete con mis reflexiones sobre cómo podrían jugarse las ligas de fantasía en un año más corto.

¿SERÁN LOS ABRIDORES MÁS VALIOSOS O SERÁN UN RIESGO?

Cuando lo mejor que puedes esperar de tu as, de tu abridor número uno, son 120 episodios (y siendo optimistas), es que las cosas no están muy bien. En primer lugar, si acumular entradas es más difícil, aquellos que son capaces de lanzar profundo en los juegos deberían ser más valiosos. En un año más corto será difícil acumular aperturas de calidad, sobretodo si se saca a los lanzadores después de cuatro o cinco episodios. Quizás esto significa que hay que apostar más fuerte por tipos como Jacob deGrom, Gerrit Cole o Justin Verlander. Para ellos será más sencillo acumular ponches, victorias y aperturas de calidad.

¿Pero jugarán los equipos con la salud de sus ases y les dejarán lanzar profundamente? Parece improbable, al menos al principio de la temporada.

En estas circunstancias los abridores poco duraderos y poco fiables para el puesto 2-3 de la rotación (gente al alza) tienen mucho más valor que aquellos con mejor salud, pero menos talento. En ocasiones, tus rankings descartan a gente que solo podría llegar a las 25 aperturas o que tiene un límite en las 160 entradas. Ahora, con menos episodios que acumular por una temporada más corta hay menos que perder. Gente como Kenta Maeda o Hyun-jin Ryu, propensos a lesiones menores y/o a entrar y salir de la rotación, tendrán más impacto en 2020. Todo tenderá hacia la baja en términos de entradas lanzadas. Las correlaciones fuertes seguirán siendo una gran ayuda, incluso si no llegas al 90% de las entradas lanzadas por tu as.

Lanzadores como Yonny Chirinos, que fue un opener para Tampa pero que lanzará más en 2020, verán aumentar su valor porque muy pocos lanzadores llegarán a las seis entradas. No notarás que no están dando aperturas de calidad. ¿Y me atrevo a contarlo? Yo me la jugaría con alguien como Robbie Ray, que ha tenido problemas para lanzar profundo, pero que puede elevar los ponches de tu equipo. Claro que su ERA no es muy alentador… Habría que compensar eso con un “reducidor” de ERA como Ryu.

LOS CERRADORES DE ÉLITE SERÁN TODAVÍA MÁS VALIOSOS, LO MISMO QUE LOS PREPARADORES DE LA MESA.

Con menos salvados disponibles a lo largo de la liga, los cerradores capaces de alcanzar más de 20 se convierten en un valor seguro. Pero la seguridad de que los rosters serán expandidos podría suponer que los salvados se repartieran más que habitualmente. Si en el inicio de la temporada las plantillas están llenas de relevistas podría darse el caso de que los cerradores de élite no lanzasen en días consecutivos. En dichas circunstancias los mejores preparadores de mesa se revalorizarían.

Sin embargo, en los equipos sin un creador claro (Seattle, San Francisco, Texas y Pittsburgh) se corre el riesgo de perder salvados. No hay una temporada que no vea como los malos cerradores pierden su rol en el primer mes. Si Keone Kela, José Leclerc o Tony Watson tienen un mal inicio sus managers tendrán brazos frescos disponibles en el bullpen.

Me voy a alejar del riesgo siempre que me sea posible. Voy a dar más dinero por los mejores cerradores y voy a intentar conseguir a los relevos élites. Es mejor que apostar por cerradores que no den garantías. Nick Anderson es alguien que ya gustaba mucho por su calidad, pero que no terminaba de convencer por no tener ni el puesto de cerrador ni un rol claro. Ahora apostaría por él. Seguro que ayuda en ERA, WHIP y strikeouts. Además, lo mismo consigue más de 10 salvados. Mejor él que cruzar los dedos para que Mychal Givens conserve el puesto de cerrador en Baltimore con una efectividad de 4.30 y quizás solo de 10-15 salvados porque los Orioles son malísimos.

EL RESURGIMIENTO DE LOS QUE SOLO ROBAN BASES.

¿Cuántos bateadores serán capaces de robar 10 bases en una temporada corta? ¿50? ¿Y cuántos llegarán a las 20 almohadillas? Seguramente unos seis o siete. ¿Y qué pasa cuando uno de ellos es Mallex Smith, alguien con un promedio bajo y poder nulo? En los últimos años peloteros como Dee Gordon o Billy Hamilton tenían sentido para los jugadores de fantasía por las cifras absolutas en bases robadas que conseguían. Eran irregulares, especialmente Hamilton, pero al mirar los números fríamente veías que merecían la pena y que combinados con otros jugadores su valor era positivo.

Smith, Byron Buxton y Jon Berti se merecen mi atención. Con menos jugadores corriendo y consiguiendo un número elevado de bases robadas, 15 parece una cifra muy respetable. En los viejos tiempos los más de 50 robos de Billy Hamilton podían suponer un tercio de los robos totales de un equipo. En mi roto-league de 15 equipos el máximo de bases robadas por equipo está alrededor de las 150-170. Pero con menos velocistas proyectados para llegar a los dobles dígitos, es decir esas 50 fuentes de base robada, divididas en 15 equipos, llegan a un total proyectado de aproximadamente 45 por equipo. Los 25 robos que se le proyectan a Mallex Smith en 2020 (si todo va bien) podrían suponer la mitad del total de un equipo en la liga de fantasía. Yo preferiría alguien que ofrezca algo más: promedio de bateo (Lorenzo Cain) o poder (Adalberto Mondesí), pero Mallex puede ser un robo en las roto-ligas. Incluso me la jugaría con Dee Gordon si se le proyecta tiempo de juego suficiente. Pero dejaría pasar a Jarrod Dyson.

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Kevin Jebens

Editor and writer obsessed with the Cubs, fantasy baseball, and nerd culture.

@KevinJebens
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