
Traducido por Marco Gámez
Tras el (prolongado) despertar del escándalo de trampa de los Astros, Tom Verducci informó que MLB está sopesando los cambios en las reglas diseñados para minimizar la capacidad de los equipos para tener acceso a la señal de video en tiempo real. Es una solución que obviamente está muy atrasada, ya que tanto los Astros como los Red Sox han utilizado las salas de repetición para robar señas. Y MLB haría bien en eliminar completamente el video en tiempo real del juego, porque la próxima ola de trampas podría ser mucho más efectiva, y por lo tanto peligrosa para la integridad del juego, que los esfuerzos relativamente infructuosos que Houston desplegó.
La forma en que funcionaban los dos esquemas de trampa dependía de que lo captado en el video de las señas de los receptores se transmitiera muy rápidamente a los bateadores en el plato. Incluso una breve demora (MLB sugiere que ocho segundos serían suficientes) puede hacer que la señal sobre el lanzamiento entrante sea demasiado tarde para que el bateador la use. En Houston, el esquema de sonidos utilizaba un monitor de video personalizado en los juegos en casa, instalado en el túnel al lado del famoso bote de basura. Paralelamente, su oficina principal desarrolló un algoritmo, llamado Codebreaker, que funcionaba con las señales de video que llegan a la sala de repeticiones. Esas imágenes de video estarían disponibles tanto en juegos de visitantes como en los de local.
La evidencia acumulada hasta la fecha sugiere que los Astros no obtuvieron mucho beneficio, si es que lo obtuvieron, de su esquema de golpes al bote de basura. El descifrado del código fue mayormente preciso, pero los errores aún eran relativamente frecuentes y extremadamente costosos cuando ocurrieron. Tanto mi análisis como otros sugieren que la conspiración de Houston fue neutra para sus bateadores. Si bien es difícil en este punto decir definitivamente que no obtuvieron nada por romper las reglas, es muy probable que el beneficio que obtuvieron fuera, en el mejor de los casos, bastante pequeño.
Pero el esquema de golpes al bote de basura estaba en la Edad de Piedra en comparación con lo que se podría hacer con una señal de video en tiempo real. Usando esa misma señal: un golpe en el cesto de la basura puede producir un ruido audible en todo el plato, pero ese ruido solo puede comunicar dos estados posibles: bola rápida y no bola rápida. No hace falta decir que las bolas no rápidas incluyen muchos lanzamientos diferentes: una bola curva contra la tierra se comporta de manera muy diferente a un cambio de velocidad dirigido a la esquina, y toda esa información se perdió para los bateadores de Houston.
Peor aún, la ausencia de un sonido podría significar que una bola rápida estaba en camino, pero también podría significar fácilmente que el código no estaba descifrado. Para un bateador confundido que espera obtener información del silencio, la ambigüedad debe haber sido un castigo: ¿Deberías acomodarte rápidamente a esperar la recta y prepararte para intentar batearla? ¿O el receptor simplemente cambió las señas y la falta de golpes al bote de basura significa que estás solo? Los informes y las investigaciones sugieren que los jugadores adversarios descubrieron el robo de señas de los Astros desde el principio, lo que provocó muchos cambios de código y planteó este problema con frecuencia para los bateadores de Houston.
Una labor de descifrado de código más competente necesitaría tener múltiples señales, idealmente una para comunicar que las señas aún no se habían descifrado. Por mucho que beneficiara al bateador saber que venía una bola quebrada, saber si era un slider o una curva sería mucho mejor. Se rumorea que Houston utilizó en las últimas temporadas unos zumbadores, aunque esos rumores no tienen ninguna confirmación hasta ahora, hay que señalar que esos dispositivos sí encajarían perfectamente. Los diferentes patrones de zumbido (pulsos, alta intensidad o baja intensidad) podrían comunicar todo tipo de información, desde tipos específicos de lanzamientos pasando por una señal de que el código era desconocido hasta cuál era la posición del guante o mascota del receptor. (Actualmente, está mal visto que un bateador mire hacia atrás, hacia el lugar donde se encuentra el receptor, pero imagínate si no tuviera que hacerlo).
Y descifrar las señas para los lanzadores oponentes es primitivo en comparación con lo que un esfuerzo de analítica avanzada podría generar. Han surgido informes sobre equipos que utilizan superposiciones de video para descifrar al lanzador: Una ligera inclinación del guante o el movimiento de la mano que un lanzador podría realizar solo cuando lanza su bola rápida pueden aumentar al compararla visualmente con todas sus lanzamientos que no son rápidos. Pequeños detalles como éste parecen prácticamente invisibles para el ojo inexperto de quien no es jugador de béisbol, pero ciertamente podrían ser captadas por un algoritmo informático suficientemente avanzado. Una astuta oficina central podría hacer exactamente lo que hicieron los pasantes del departamento de analítica de Houston para robar señas con Codebreaker.
Este método, si fuese exitoso, evitaría todos los problemas que los Astros encontraron al decodificar señas variables y códigos cada vez más elaborados. En lugar de enfocarse en el receptor, un algoritmo podría obtener la seña directamente del lanzador y transmitirla instantáneamente al bateador en el plato. Los lanzadores oponentes podrían cambiar las señas todo lo que quieran, pero mientras la inclinación del hombro o la inclinación del guante siguieran revelando qué tipo de lanzamiento viene, no lo podrían evitar.
Y ese es solo el comienzo de cómo la señalización y el video en tiempo real podrían resultar útiles, si los implementa una oficina central lo suficientemente antideportiva e inteligente. Al igual que los lanzadores hablan con sus gestos, los equipos podrían detectar la intención de un bateador de cambiar el lenguaje corporal o la posición precisa de dónde se ubica en la caja de bateo, dónde están sus manos en el bate, y así sucesivamente. Transmitida al receptor o al lanzador, dicha información podría ser inmensamente útil. Si la computadora ve que un bateador está preparado para ir por ese envío, haga que el lanzador lance afuera.
Este tipo de análisis aún está en pañales, pero los investigadores ya están creando algoritmos para detectar las intenciones de una persona a partir del video. En un campo de béisbol, con las intenciones de los jugadores relativamente limitadas (tratar de batear o esperar otro lanzamiento) y sus posiciones fijas, tal tarea puede ser mucho más fácil. Por el momento, los equipos estarían en apuros para hacer algo tan sofisticado; pero dentro de 10 o 15 años, puede ser tan simple como descargar y usar un paquete de software.
Eso es parte de por qué las trampas de Houston eran tan inciertas. Que algunos jugadores golpearan los botes de basura era trampa sin discusión y violaba las reglas del béisbol tanto escritas como no escritas. Pero la participación de la oficina principal, cuyo alcance aún no conocemos exactamente, amenaza con transformar el béisbol de un deporte impulsado principalmente por los jugadores en un deporte donde los analistas pueden influir directamente en la acción en el campo. Del tan impreciso e inútil como resultó ser el golpe al bote de basura de los Astros, se pasaría a un plan desarrollado, implementado y medido por las oficinas centrales, que ahora con científicos y personal de estadística, podría resultar mucho más útil y, por lo tanto, una amenaza mayor para la integridad del juego. Es posible que el uso real de Codebreaker se hubiera restringido a juegos como visitantes o para los evaluadores de avanzada, pero la próxima oficina principal que quiera sumergirse en trampas podría ir mucho más lejos y proporcionar mucha más información a sus bateadores, lanzadores o receptores.
MLB está claramente consciente de la amenaza, según las citas en el artículo de Verducci. Pero queda por ver si tomarán medidas lo suficientemente agresivas como para desalentar a los futuros tramposos de realizar acciones indebidas. El vicepresidente sénior de la MLB, Chris Young, le dijo a Verducci que “[el mánager de los Angels] Joe Maddon lo sentenció mejor: necesitamos que el juego vuelva a decidirse en el campo en lugar de lo que está sucediendo detrás de él”.
Hasta cierto punto, las oficinas centrales ya han decidido el juego en el campo durante décadas. Al desarrollar nuevas formas de evaluar, entrenar y desarrollar a los jugadores, han cambiado todo el estilo de juego de la liga y han reestructurado las plantillas de los 30 equipos. Pero hasta Codebreaker, no habían llegado directamente a afectar la acción en el juego. Pero el potencial futuro de los analistas de las oficinas principales para hacerlo, especialmente utilizando video en tiempo real, es enorme. Y a menos que MLB les quite esa herramienta, la próxima vez que una oficina engañe, los hombres detrás del campo podrían ser más importantes para ganar ó perder que los jugadores que están en él.
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