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Image credit: USA Today Sports

Traducido por Marco Gámez

Varios periodistas, desde  Bob Nightengale hasta Ken Rosenthal, calificaron la fecha límite de intercambios de este año como una variante de “el peor día de intercambios”. Sin embargo, los números plantean una situación diferente. De hecho, según el número total de jugadores intercambiados el 31 de julio, esta fue la fecha límite de intercambios más emocionante en 11 años.

La actividad de las transacciones se disparó este año, como también señaló Ben Clemens de FanGraphs. Hubo alrededor de un 50% más de movimientos y jugadores intercambiados esta temporada que la anterior, que era la anterior marca más alta en la década. En comparación con una temporada más típica, como 2014, hubo casi el doble de actividad este año. Aburrido, no fue.

El aumento de transacciones del día de la fecha límite tampoco se redujo a principios de la semana, cuando las transacciones ocurrieron a un ritmo similar a un año promedio. Las transacciones como un intercambio entre tres equipos que involucró a Trevor Bauer y Yasiel Puig destacaron en el agitado período justo antes de fin de mes. Por lo tanto, es difícil argumentar que este plazo para intercambiar jugadores no fue uno de los más emocionantes de los últimos tiempos.

Hay una explicación simple de por qué esta fecha límite fue tan activa. MLB estableció nuevas reglas este año que eliminaron la segunda fecha límite del 31 de agosto para los intercambios de los peloteros colocados como disponibles para cualquier equipo. En los últimos años, agosto se había convertido en una de las más activas ventanas de  intercambios de toda la temporada. El período de intercambio de jugadores colocados como disponibles en agosto rara vez vio a grandes jugadores cambiar de equipo (con Justin Verlander como destacada excepción), pero permitía a los equipos intercambiar muchos jugadores útiles más adelante en la temporada cuando ya las perspectivas de los playoffs estaban más claras.

Por primera vez este año, el 31 de julio se convirtió en la fecha absoluta, sin otra opción para que los equipos se mejoraran antes del final de la temporada. Sin el beneficio de un período posterior para reforzar en agosto las plantillas comprometidas por lesiones o ineficacia, los gerentes generales concentraron todas sus opciones de intercambios a finales de julio.

El aumento en la actividad de esta temporada no compensa todas las operaciones dejadas de hacer o que potencialmente se harían en agosto, pero a diferencia de los intercambios por la vía de colocar a un jugador como disponible que rara vez mudaban a los principales jugadores, la fecha límite de este año fue abundante en intercambiar a estelares jugadores. Zack Greinke, que va de de Arizona hacia Houston, está clasificado como el décimo mejor lanzador abridor esta temporada por el Promedio de Carreras Merecidas; Marcus Stroman, quien salió deToronto para unirse a los Mets, se encuentra en el puesto 32 por esta misma métrica. En total, se intercambiaron aproximadamente media docena de lanzadores abridores superiores al promedio, desde Jason Vargas pasando por Andrew Cashner hasta Trevor Bauer. Y eso sin olvidar algunos excelentes brazos de lanzadores relevistas.

La cantidad de jugadores de posición fue un poco más silenciosa. No había un Manny Machado disponible, pero ex miembros del All-Stars como Yasiel Puig y Corey Dickerson cambiaron de organización. También se movieron muchos prospectos interesantes, como el clasificado número 30 entre los prospectos de mitad de termpoarada, según Baseball Prospectus, Taylor Trammell, quien fue a San Diego.

Hay mucho de qué quejarse esta temporada, desde una pelota alterada propensa a los jonrones que está burlando los registros anteriores de cuadrangulares hasta un período de agencia libre tan carente de actividad que dos de los mejores jugadores se quedaron fuera hasta mediados de temporada. Hay algo fundamentalmente roto en la economía del béisbol en este momento y hace que sea difícil amar un deporte que está cada vez más dividido en ganadores infalibles y perdedores que se hunden deliberadamente.

Nada ejemplifica mejor los problemas económicos del béisbol que los comentarios de Ross Atkins, quien es el gerente general de los Blue Jays, elogiándose a sí mismo por “convertir 14 años de control en 42 años de control”, mientras que los Jays tienen un récord de 42-67.

En su columna sobre la fecha límite, Rosenthal acertadamente bromea con el béisbol porque dice que “el deporte sufre de una imperiosa falta de urgencia”. Esa frase describe con precisión a muchos equipos en la temporada de descanso, desde los Indians (que casi  renunciaron a un lugar garantizado en los playoffs) hasta los supuestamente “quebrados” Cubs, actualmente luchando en una de las divisiones más competitivas.

Pero esa crítica casi no aplica para la fecha límite de intercambios de este año. Desde contendientes como los Astros que se están preparando para la postemporada hasta los difíciles de entender Reds y Mets, este fue uno de los plazos para intercambios más caóticos e interesantes que puedo recordar. Claro, algunos competidores pasaron por alto el 31 de julio, y esto les puede resultar contraproducente, pero parecía que muchos equipos estaban dispuestos a participar.

En los últimos años, MLB ha cambiado, sin vacilar, el interés de los fanáticos por una mejor economía o condiciones más ventajosas para los gerentes generales. (Solo basta con mirar el período de agencia libre terriblemente aburrido para obtener alguna prueba de eso). El miércoles fue la rara excepción a esa regla. Desde la perspectiva de los fanáticos, la fecha límite de este año se convirtió en un frenesí de actualizaciones de Twitter, rumores sobre negociaciones e informes explosivos. Puede que no haya sido saludable para los empleados de las oficinas principales de los equipos, pero desde la perspectiva de los fanáticos, espero que MLB deje la fecha límite final del 31 de julio y podamos ver un tumulto similar cada temporada.

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