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Image credit: USA Today Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

La semana pasada escribí sobre las dificultades de Mark Reynolds. El primera base/bateador emergente (¡también lanzó un inning!) bateó .053/.217/.132 en 46 oportunidades de emergencia, con un  OPS de .349 que es casi tan malo como el del cuerpo de lanzadores del equipo, de .315 hasta el lunes. Y ese OPS de .349 parece que no cambiará, ya que Reynolds fue relevado de su cargo durante el fin de semana.

Esto me llevó a pensar: ¿Los bateadores emergentes son peores que nunca? Mi reacción instintiva fue “sí, podría ser”. Como he escrito antes, incluyendo en el Anuario de BP de este año, los cuerpos de picheo de 12 y 13 hombres dejan poco espacio para los jugadores de banca. Por ejemplo, Colorado. Mientras escribo esto, tienen 14 lanzadores en su plantilla. Esto significa que, aparte de sus ocho jugadores de posición titulares, sólo tienen tres jugadores de banca: típicamente, el receptor de reserva Chris Iannetta, el jugador utilitario Garrett Hampson y el jardinero de repuesto Raimel Tapia.

Cada uno de ellos está ahí por su guante, así como por su bate. No hay espacio en la lista para un especialista en bateo emergentes (especialmente uno con un OPS de .349, aparentemente). Si las plantillas modernas requieren que los jugadores de banca tengan un guante además de un bate, eso necesariamente reduce sus habilidades absolutas como bateadores, me imaginé. Y vaya que me equivoqué.

La siguiente gráfica demuestra la diferencia de OPS entre bateadores emergentes y bateadores en general desde 1969, osea la Era Divisional.

Tras los juegos del lunes, los bateadores de Grandes Ligas cuentan con un OPS de .757, mientras que los bateadores emergentes con un .721. La diferencia, 36 puntos, es la menor en los 51 años de la Era Divisional.

Ahora, si estás mirando la gráfica y pensando: “¡Falso!”, tienes razón. Hay un par de cosas equivocadas en este análisis. Primero, no debería comparar a los bateadores emergentes con todos los bateadores, porque eso es contar doblemente a los bateadores emergentes. Debería comparar a los bateadores emergentes con los que no lo son. Segundo, debería comparar a los bateadores emergentes con los jugadores de posición, eliminando a los lanzadores. A pesar de lo malo que era Mark Reynolds, seguía superando a sus lanzadores. Esto es lo que tengo:

No hay diferencia, en realidad. Todo subió, pero la forma de la gráfica es la misma. Los bateadores emergentes, como se mencionó, tienen un OPS de .721. Todos los demás bateadores, excepto los lanzadores, están en .770. La diferencia de 49 puntos sigue siendo la más baja en la Era Divisional. Y noté algo más interesante. Este es el número de bateadores emergentes por partido, de nuevo hasta el lunes.

Ha habido 1.07 bateadores emergentes por partido en lo que va de año. Para ser exactos, 1.0713, un poco por debajo del nadir de 1.0714 establecido en 2011. Menos bateadores emergentes que nunca (aunque eso podría cambiar cuando las plantillas se expanden), y les va mejor que nunca.

Sin embargo, las cifras a la izquierda de la gráfica señalan otro problema. El bateo emergente disminuyó dramáticamente una vez que el bateador designado fue implementado. Bueno, declinó dramáticamente en una liga.

Aquí verás a los bateadores emergentes por partido en la Liga Americana:

A pesar del aumento en el número de bateadores emergentes atribuible a los partidos entre ligas en los estadios de la Liga Nacional, estamos en camino para la segunda utilización más baja de bateadores emergentes de la Liga Americana.

El uso de bateadores emergentes en la Liga Nacional no es inusualmente bajo.

Entonces pues, enfoquémonos en la liga que utiliza la mayoría de los bateadores emergentes. Esta es la diferencia en OPS entre los bateadores emergentes de la Liga Nacional y todos los bateadores:

Y esta es la misma gráfica, excluyendo lanzadores y bateadores emergentes del total:

Las diferencias—40 puntos de OPS en total, 65 en comparación con los jugadores de posición—son las séptimas y sextas más bajas desde 1969.

Y no es como si las cosas hubieran estado así últimamente. Tomé los datos en la segunda gráfica, OPS de bateadores emergentes contra OPS de jugadores de posición, y clasifiqué las 10 diferencias más pequeñas en la Era Divisional. Los años de huelga cortos están en itálicas:

Año NL Pos OPS NL BE OPS Dif
1978 .717 .671 .045
1973 .724 .668 .056
1981 .706 .650 .057
1994 .773 .715 .058
1995 .764 .700 .0647
2019 .778 .713 .0652
1970 .750 .682 .069
1975 .723 .650 .072
1976 .707 .629 .0776
1980 .720 .642 .0779

Quita los años de huelga, y 2009 (con diferencia de 83 puntos porcentuales) alcanza los primeros 10. Pero eso es todo. Ningún otro año desde 1995 alcanza los primeros 10 puestos.

La situación es la misma en la Liga Americana. Hasta ahora, la diferencia en OPS entre bateadores emergentes y todos los demás bateadores es la tercera más pequeña desde 1969.

Y es la misma si confinas la muestra a jugadores de campo. (Por cierto, los lanzadores tuvieron 69 apariciones al plato entre 1973 y 1996, y ninguna en 1981, 1982 y 1992. Pensé que ese dato era interesante.)

Pues entonces vamos a compendiar lo que llevamos hasta ahora:

  1. Los bateadores emergentes, desde luego, son peores que los jugadores de campo en general. Pero la diferencia en OPS entre los dos grupos es la más baja que ha habido en la Era Divisional.
  2. La diferencia está en marcado contraste con las tendencias de los últimos años. Algo es diferente en 2019 hasta ahora.
  3. Si observamos las dos ligas por separado, las diferencias no son tan bajas como antes, pero están cerca.
  4. Los bateadores emergentes por partido son pocos en general, pero eso se debe principalmente a la Liga Americana.
  5. Todo esto va en contra de mi intuición, lo que sugiere que las bancas despobladas significan menos habilidad a la hora de batear.
  6. Finalmente, puedes asumir que hay más que decir sobre este tema. Manténte en sintonía.

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