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Image credit: USA Today Sports

Traducido por Marco Gamez

Es mediados de junio y sabes lo que eso significa: los vendedores están a punto de vender y los compradores están a punto de comprar. Muchos de los movimientos que se realicen entre ahora y el 31 de julio, fecha límite de intercambios, incluirán relevistas. Son el tipo de activo que realmente cualquier equipo puede permitirse comprar y cualquier equipo puede permitirse deshacerse de él. Son el Chipotle del béisbol: accesibles, asequibles y, por lo general, lo suficientemente sabrosos para cumplir su tarea.

Pero, al igual que la cadena no oficial de restaurantes de los jugadores de ligas menores de todo el mundo (por favor, páguenles más a los muchachos), también existe un riesgo. Desconozco los brotes de E.coli causados ​​por los lanzadores relevistas recién adquiridos, pero muchos han dejado un mal sabor en la boca del cliente a lo largo de los años. Adam Cimber y Shasen Shreve, ciertamente no ayudaron a los Indians y Cardinals el otoño pasado, por ejemplo. Sin embargo, Jeurys Familia, sin duda, brindó satisfacción total a los A’s después de que lo obtuvieron de los Mets.

Si los ejemplos anteriores hacen que parezca que la cosecha de los relevistas negociados el año pasado fuera mixta, es porque lo fue. Lo mismo ocurrió también en 2017 y 2016. Una gran parte de eso se debe a la naturaleza de lo que es lanzar como relevista en general. Todos, excepto los mejores (y los peores) tienden a funcionar con calor y con frío. Eso dificulta que los compradores se sientan seguros con sus compras. ¿Están los equipos obteniendo jugadores justo antes de girar a la izquierda hacia resultados negativos? ¿O están adquiriendo un éxito real y sostenible?

Los equipos pueden escarbar en todo lo que rodea al beisbol para encontrar la respuesta, pero incluso esos indicadores pueden variar de extremo a extremo. Las muestras pequeñas ciertamente no ayudan. El año pasado, hubo 20 relevistas notables intercambiados entre el 18 y el 31 de julio. Esos lanzadores promediaron 38 entradas antes del intercambio, apenas suficiente trabajo para sentirse demasiado seguros con los resultados producidos. Su promedio de 20 entradas después de los intercambios es un lote aún más pequeño de datos para analizar.

Si bien los lanzadores relevistas son los jugadores más propensos a ser intercambiados en la fecha límite, también son los más impredecibles. Con tipos como Will Smith, Tony Watson, Jake Diekman, Sam Dyson, Shane Greene y muchos otros que cambiarán de uniforme en las próximas cinco semanas, realmente todos intentarán adivinar si los compradores obtendrán lo que pagaron.

Sin embargo, tal vez hay una tendencia en todo esto. Tal vez las variaciones en la producción de los relevistas sean predecibles, para bien o para mal, luego que han sido negociados. Si hubiera algún tipo de tendencia en este sentido, tal vez todos podrían modificar sus expectativas adecuadamente. Esta tabla enumera los notables intercambios de lanzadores de relevo desde 2016 hasta 2018 (min. 20 entradas). Hubo 18 relevistas de este tipo en 2016 y 20 en cada una de las últimas dos temporadas. La tabla enumera el Promedio de carreras merecidas de los lanzadores (DRA por sus siglas en inglés), la proporción de ponches y bases por bolas (K/BB) y los jonrones permitidos por cada nueve entradas (HR/9) antes del intercambio (Pre-Trade), después del intercambio (Post-Trade) y el cambio entre antes y después de ser negociado (Change).

El grupo de lanzadores relevistas negociados en 2016 fue mucho mejor que los dos años posteriores. Los Dodgers y Giants encontraron giros de 180 grados en los casos de Will Smith y Josh Fields, respectivamente. Brad Ziegler y Jesse Chavez también encontraron una nueva vida después de los intercambios. Solo Dario Álvarez y Jeremy Jeffress  desmejoraron bastante, aunque Jeffress encontró el camino de regreso a Milwaukee con un éxito renovado en un futuro no muy lejano. El resto del grupo se mantuvo relativamente estable. Después del intercambio, poncharon más bateadores, dieron menos bases por bolas y permitieron una menor tasa de jonrones.

El grupo de 2017 no tuvo tanta suerte. Joaquin Benoit fue un desastre para los Pirates después de un intercambio con los Phillies, ya que su DRA se disparó de 4.15 a 8.03. Justin Wilson, Steve Cishek, David Hernández, y Brandon Kintzler vivieron aumentos en su DRA de una carrera completa. El viejo amigo Jeffress cambió las cosas después de regresar a los Brewers, mientras que los Dodgers encontraron el éxito con Tony Cingrani. Los números generales de la muestra fueron arrastrados hacia abajo por pequeñas desmejoras de una multitud de brazos. Los Nationals probaron ambos extremos del espectro, al ver la mejora de Ryan Madson pero la desmejora de Sean Doolittle.

Fue más de lo mismo en 2018. Los mencionados Cimber y Shreve tuvieron problemas en sus nuevos equipos y se les unieron John Axford, Brad Ziegler, y Adam Warren  en el departamento de las decepciones. Familia estuvo bien en Oakland, mientras que Sam Tuivailala y Keone Kela tuvieron un éxito breve en Seattle y Pittsburgh, respectivamente. La muestra vio aumentar su DRA en casi un cuarto de carrera mientras ponchaban menos, daban más bases por bolas y permitían más jonrones.

Los resultados son, predeciblemente, muy variados. Sería fácil decir que, en general, los relevistas se han desempeñado peor después de los intercambios. Sin embargo, esa es una perspectiva miope, ya que incluso este análisis del valor de estos tres años de intercambios de lanzadores de relevo es un pequeño examen. Y mientras que algunos grandes nombres han sido cambiados, la mayoría de los relevistas que se intercambian no son de los más famosos.

Hay ejemplos de éxitos de compra de poca monta como le ocurrió a los Dodgers al encontrar a Fields y Cingrani, pero no obtuvieron lo que pagaron en el caso de Axford, por lo que es un desafío encontrar equipos individuales que hayan sido significativamente mejores que otros, incluso al considerar quién son los clubes “más inteligentes” en el beisbol. Hasta los Mets (Addison Reed) y los Mariners (Tuivailala), a veces, han encontrado oro.

Cuando se negocian relevistas es, prácticamente, como lanzar dados. Los mejores de ellos han tendido a seguir siendo muy buenos, pero solo hay algunos Aroldis Chapmans por ahí. Algunas veces los candidatos obtenidos a precio rebajado progresan y otras veces no. Los ubicados en el tipo “a medio camino” parecen ir en todas direcciones después de un intercambio. Se intercambiarán muchos relevistas el próximo mes, pero al igual que la naturaleza misma de ese rol, los resultados sin duda variarán. Si hubiera una receta secreta para los relevistas, muchos ya la habrían encontrado. Por el contrario, siguen siendo un grupo extraño e impredecible antes y después de las transacciones.

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