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Image credit: USA Today Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

Al tiempo que los lanzadores abridores y relevistas se aproximan en cuanto a roles y resultados se refiere, resulta tentador mirar la amalgama de líneas de tendencia que dirimen el final de la distinción entre los maratonistas y los velocistas del montículo. Luego, el juego nos ofrece a Mike Minor.

Su historia resulta familiar. Las lesiones descarrilaron una temporada sólida, aunque no espectacular, como abridor con los Braves, y regresó como relevista con los Royals en 2017. Como dicta la lógica, sus resultados mejoraron dramáticamente en este papel menos ambicioso. Después de registrar un ERA de 4.10 en su primera vida como abridor, Minor brilló con un ERA de 2.55 y una tasa de ponches cercana al 29% en esa temporada como relevista en 2017. Entonces, los Rangers se hicieron con sus servicios mediante un acuerdo por tres años y $28 millones de dólares, y en realidad pusieron en marcha la muy comentada maniobra de convertir a un relevista aparentemente iluminado de vuelta a ser abridor.

De los muchos lanzadores que pasan tiempo de juego en ambos roles, relativamente pocos lo hacen en este patrón. Todo el mundo recuerda a John Smoltz, pero las historias de éxito de la era post-bullpen más reciente son más modestas: Drew Pomeranz, Trevor Cahill, etc. Estos retornados de rotación reciente han llegado con algo semejante a un guión. Menos bolas rápidas tradicionales, lanzamientos que rompen, y tal vez un nuevo lanzamiento que recién aprendió.

Así que cuando Minor llegó a Arlington con esta ambiciosa iniciativa en ciernes, parecía que venía directamente de casting central. Había encontrado un papel más importante para su slider ¡Lanzó más fuerte! Mientras que el aumento de velocidad se mantuvo, Minor ha encontrado un camino en un molde como abridor más probado y verdadero. Después de un mediocre 2018, ha arrancado tremendamente en 2019 con un ERA de 2.88 y un WHIP de 0.91 tras seis salidas, todo mientras trabaja casi siete entradas por salida.

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Durante su temporada de relevista, Minor dependió de su slider en el 35% de sus oportunidades—más del doble que su oportunidad anterior. Además, su bola rápida de cuatro costuras aumentó a un promedio de 94 mph (151 kph) tras mantenerse un poquito debajo de las 92 mph (146 kph) antes en su carrera.

Pero el zurdo, ahora con 31 años de edad, pasó gran parte de su regreso a la rotación en 2018 ajustando su enfoque. Como Patrick Brennan notó en Beyond the Boxscore durante el invierno, los números de elite de Minor de hecho escondían una segunda mitad de la temporada estupenda, la cual fue apoyada por tasas de velocidad de giro de primer nivel y una nueva mezcla de lanzamientos.

Con un nuevo año en 2019, los resultados han sido más difíciles de ignorar. Lanzando seis o más entradas en todas menos una salida, y contando con una de las dos blanqueadas de la MLB durante esta temporada, Minor está haciendo que la transición se vea mucho mejor. Más recientemente, ponchó a 13 Mariners, sentando siete de ellos no con el slider que encabezaba sus días de relevista, sino con un cambio de velocidad que se ha convertido en su oferta secundaria.

Es un lanzamiento rarito. Para empezar, no se hunde de verdad, y su surgimiento como arma de guerra coincide con su uso en la parte superior de la zona de strike. No es exactamente donde la experiencia dice que hay que poner los cambios de velocidad, pero Minor está siendo muy exitoso con este método.

¿Cómo? Mira, junto con sus aumentos en la velocidad de rotación, Minor está generando más movimiento. El cambio de velocidad particularmente es uno de los cinco mejores de las Grandes Ligas hasta ahora en términos de movimiento. Lo que eso le permite hacer es lanzarlo en la zona de strike más frecuentemente, y en lugares que están más cerca de sus bolas rápidas de cuatro costuras. Está enfatizando especialmente al estar detrás en la cuenta contra los diestros, haciendo un truco devastador a los bateadores comprensiblemente agresivos. A saber, aquí está José Altuve listo para conectar una bola rápida y en su lugar abanicando estrepitosamente en un cambio en el centro de la zona.

¿Es un error? Tal vez; pero la gasolina pura de lanzamiento es un gran ecualizador que muchos de los mejores del juego son conocidos por sobrevivir en el corazón del plato. Ha conseguido que los bateadores terminen con 47 oportunidades con su cambio, más que su total en 2017, y están promediando un enorme .170 de slugging con ese lanzamiento. No es muy realista pensar que ese nivel de dominación continuará, pero no hay razón para que el desconcertante movimiento del lanzamiento se deteriore.

Tanto si se trata de un producto de no tener que lanzarlo para un strike tan a menudo como si se tratara de otra cosa, Minor también ha añadido movimiento en su slider. Ahora es una barredora completa, tomando un camino tortuoso hacia el pie trasero para los diestros e induciendo algunos swings que hacen ver tontos a los bateadores.

Como es de esperar, está aprovechando la oportunidad para enterrarlo, tirándolo más bajo y fuera de su alcance con más frecuencia que nunca. Ya que todas las bolas lanzadas al piso ayudan durante una oleada de cuadrangulares, el regreso a la tasa decente de roletazos al cuadro de 2017 también ha sido una gran ayuda. Ah, y también está trabajando en una bola curva al suelo orientada verticalmente para convertirle en un auténtico lanzador con una mezcla de cuatro lanzamientos.

Pero hay todavía razones para ser escéptico de Minor como un as o incluso como una historia de éxito. Pero al menos, puede ser utilizado como una respuesta a la noción de que todos los lanzadores pronto serán de sólo cinco innings, dos lanzamientos y un enfoque.

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