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Image credit: USA Today Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

“Primer bat” y “bateador de limpieza” son etiquetas que naturalmente traen a la mente tipos específicos de jugadores, conjuntos de habilidades y estadísticas—e incluso pueden hacer que pienses en algunos jugadores estrella quienes se adaptan especialmente bien a esos moldes pre-establecidos. En menor medida, lo mismo puede decirse de la etiqueta de “segundo bat”. Cierra los ojos y visualízalo. ¿Qué es lo que ves? ¿Es un bateador de contacto con velocidad en las bases y con un poder mínimo? ¿Quizás es un jugador de cuadro que toca mucho? Y a casi todos los comentaristas de radio y televisión les encanta elogiarlos por hacer “esos detalles” para ayudar a su equipo a ganar, ¿verdad?

A lo largo de gran parte de la historia del béisbol, los requisitos para ser un segundo bat parecían ser alguna combinación de velocidad por encima del promedio, buen tocador, ambidiestro, capaz de avanzar a los corredores, bueno para batear detrás de los corredores, dispuesto a dejar pasar lanzamientos, evita los doble plays, es buen bateador de contacto, y maneja bien el bat.

Últimamente, todos esos calificativos se resumen a que “debe batear”.

Durante décadas, el segundo bat prototípico fue básicamente una versión ligeramente mejor de los bates 8 y 9 prototípicos, lo que nunca tuvo mucho sentido. Si las dos opciones para un bateador específico son “batearlo en segundo lugar” o “batearlo en último lugar”, entonces hay una desconexión en el camino hacia el objetivo final de anotar el mayor número de carreras. Hay 156 jugadores en la historia de las Grandes Ligas con al menos 2,000 apariciones al plato como segundos bates, y más de la mitad de ellos tuvieron un porcentaje de bateo inferior a .400, un tercio de ellos eran bateadores por debajo del promedio, menos del 10% de ellos tuvieron un OPS+ de al menos 110, y el mismo número tuvieron slugging por debajo de .300 (dos) que por encima de .500 (dos).

En la década de los 90s, y ciertamente para mediados de la década de los 00s, los sitios web de Sabermetría como éste, así como simulaciones basadas en números demostraban la sabiduría de utilizar el segundo puesto para un bat de impacto en lugar de un simple bateador de medio pelo. Recuerdo haber jugado con la herramienta de optimización de la alineación de David Pinto a principios de los años 2000, que se basaba en los numerosos estudios de cómo las órdenes de bateo podían maximizar la anotación de las carreras. Ingresabas a los bateadores y sus líneas de bateo, y te entregaba órdenes “óptimas” que casi siempre incluían a uno de los mejores bateadores en el segundo puesto. Y la reacción solía ser despectiva, o, al menos, confusa, como si de alguna manera los números no fueran a salir de esa manera en la vida real.

Hace tan sólo cinco años, era visto como un concepto extraño. En Minnesota, donde radico, fue visto como un equivalente al alunizaje cuando Jack Goin, quien en ese momento era más o menos un departamento de análisis de un solo hombre para los Twins, se acercó al mánager Ron Gardenhire con datos que mostraban que Joe Mauer debía batear segundo. Las citas de Gardenhire en ese entonces eran reveladoras en el sentido de que mostraban cómo veía el tema desde el punto de partida de que el segundo bat debe cumplir con los requisitos establecidos desde hace mucho tiempo.

El “pueblo” decía que Joe Mauer debería de batear segundo, pero ¿de verdad quisiéramos que hubiera un corredor en segunda base con Joe Mauer en el círculo de espera, cuando seguramente iba a conectar al jardín opuesto? No sé, ese no es su estilo—sólo batear. Ese es su estilo.

Gardenhire se acercó muchísimo a ese momento de lucidez, pero nunca lo logró, al menos durante su tiempo en Minnesota. Le hizo caso a Goin al poner a Mauer en el segundo puesto… durante una semana. Y luego regresó a su molde: Nick Punto, Alexi Casilla, Matt Tolbert, Luis Rivas, Cristian Guzmán, u otro jugador de cuadro “peleón” con buena velocidad en las bases, poder muy inferior al promedio y un OPS inferior a .700.

De hecho, en 13 temporadas con Gardenhire como mánager, todos menos dos de los 10 bateadores que bateaban segundo más a menudo para los Twins tuvieron un porcentaje de bateo por debajo de .400 en ese papel, y todos menos dos eran paradores en corto o segunda base. Cinco años más tarde, parece pintoresco y un poco triste que “darle a Joe Mauer más apariciones al plato que a Nick Punto” fuera cualquier cosa menos una noción obvia. (Mauer pasó las últimas tres temporadas bateando regularmente en segundo puesto para los Twins, que ahora tienen un sólido departamento de análisis y a un mánager diferente).

La idea detrás de la identidad cambiante de los segundos bates es simple: quieres que tus mejores bateadores entren a la caja de bateo lo más a menudo posible, y que pasen del 3-4-5 al 2 puede equivaler a 30-50 apariciones extra al plato por temporada (y menos apariciones con dos outs). La razón por la que el segundo bat es a menudo la opción en lugar del número 1 es que el batear segundo permite más corredores en la base. Es como la mejor solución de dos mundos en relación con los puntos de primer y cuarto bat, añadiendo más apariciones al plato, pero también dejando algunas posibilidades de carreras impulsadas.

Piensa en la frecuencia con la que, en tu vida de aficionado al béisbol, has estado apoyando al primer o segundo bat en la alineación a alcanzar la base en el noveno inning para que el tercer o cuarto bat tengan una última oportunidad de tener impacto antes de que sea demasiado tarde. Ahora pregúntate por qué ese segundo bat de dudosa calidad estaba ahí, si sólo esperabas verles evitar hacer un out para que un mejor bateador pudiera llegar al plato.

Y con cada vez menos atención a los totales individuales de carreras impulsadas, y más atención a la producción global del equipo, la idea de un “puesto para impulsar carreras” tiene menos importancia. ¿Por qué batear a alguien cuarto o quinto sólo para que puedan impulsar individualmente en un montón de carreras gracias a su puesto en la alineación con muchos corredores en la base, cuando en vez de eso puedes batearlos segundo, traerlos al plato más a menudo, y anotar más carreras como equipo?

Será difícil venderle la idea a algunos—fanáticos, comunicadores e incluso para los que están dentro del juego—pero la mayoría de los responsables de la toma de decisiones en las oficinas centrales de los equipos de Grandes Ligas y en los cuerpos de entrenadores definitivamente se han convencido de la nueva visión del segundo puesto en la alineación. Aquí hay una tabla que muestra la OPS+ colectiva de los segundos bates en todo el deporte cada temporada desde el año 2000, con OPS+ de 100 representando un a bateador promedio de las Grandes Ligas.

La tendencia hacia arriba es innegable.

Ocho veces entre el 2000 y 2012, los bateadores número dos—quienes recibieron la segunda mayor parte de las apariciones en la alineación y bateando directamente en frente de los bates más potentes—fueron bateadores por debajo del promedio de manera colectiva. Durante ese lapso de 13 temporadas, los bateadores número dos produjeron un OPS+ promedio de 98. No sólo los bateadores número dos han sido colectivamente superiores al promedio en cada una de las cinco temporadas más recientes (2013-2017), sino que en cada una de las últimas cuatro temporadas han producido un OPS+ más alto que en cualquier otra temporada entre el  2000 y el 2012.

A partir de 1900-2011—un período de 112 años, incluyendo un tramo comúnmente conocido como “la época de los esteroides”—hubo sólo 57 casos de un bateador número dos con al menos 20 cuadrangulares en una temporada. Desde 2012—tan sólo seis temporadas completas—ha habido 19 casos de un bateador número dos con al menos 20 cuadrangulares en una temporada, incluyendo siete sólo en 2017.

Es fácil encontrar la misma tendencia si miramos más de cerca a ciertos segundos bates también. Por ejemplo, los 10 jugadores quienes tuvieron la mayor cantidad de apariciones al plato como segundos bates entre 2005 y 2007 fueron Edgar Rentería, Tadahito Iguchi, Michael Young, Omar Vizquel, Plácido Polanco, Dan Uggla, Derek Jeter, Orlando Cabrera, Mark Loretta y Mark Grudzielanek. Cada uno de ellos fue segunda base o parador en corto, ninguno de ellos obtuvo un promedio de slugging superior al .500 como bateador número 2, y su promedio de slugging en ese puesto fe .424. (Por curiosidad: el top 10 entre 1995 y 1997 promedió .423 SLG y aquellos entre 1985 y 1987 promediaron .435 SLG.)

Ahora veamos a los 10 jugadores quienes tuvieron la mayor cantidad de apariciones al plato como segundos bates entre 2015 y 2017: Josh Donaldson, DJ LeMahieu, Corey Seager, Kole Calhoun, Dustin Pedroia, Joe Panik, Kris Bryant, Martín Prado, Mike Trout, y Francisco Lindor. Esta lista incluye a cuatro ganadores del premio al Jugador Más Valioso, la mitad de ellos no son segunda base o paradores en corto, cuatro de ellos promediaron más de .500 de slugging como segundos bates y el promedio colectivo de slugging fue .480. Incluso los dos peloteros del centro del cuadro, Seager y Lindor, son bates de impacto quienes no se amoldan al prototipo de segundo bat.

Los mánagers poniendo a toleteros en la segunda posición de la alineación ya es bastante común, y basándonos en las alineaciones utilizadas este año, podemos decir que es la nueva normativa. Durante la primera semana del 2018, las siguientes estrellas han bateado segundos al menos en cinco ocaciones: Mike Trout, Josh Donaldson, Kris Bryant, Aaron Judge, Joey Gallo, Manny Machado, Corey Seager, Anthony Rendon, Christian Yelich, Tommy Pham, y Alex Bregman. Otros quienes han ya bateado segundos varias veces esta temporada: Yoenis Céspedes, Carlos Santana, Wil Myers, Avisail García.

Repentinamente, nos encontramos muy lejos de aquellos días cuando los peloteros que apenas podían conectar con la pelota bateaban en el segundo puesto en casi todas las alineaciones, pero apenas hace 10 años la idea de que un “bateador de limpieza” como Trout, Donaldson, Bryant, Judge, Céspedes y Gallo fuesen regularmente alineados en la segunda plaza hubiera sido visto como una locura. El béisbol es culpable de ser muy lento en adaptarse a los cambios en muchas formas, dentro y fuera del campo, pero una vez que un par de equipos valientes pusieron a sus mejores bateadores como segundos bates, el resto de la liga les siguió con mucha rapidez.

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