Traducido por Carlos José Lugo
Los Angeles Dodgers firman al LZ Clayton Kershaw a un acuerdo de tres años valorado en $93 millones. [11/2]
Clayton Kershaw parecía encaminado a tener poder de negociación sobre los Dodgers en este invierno. Cuando llegó la hora, sin embargo, una interesante dinámica emergió. La fuente del poder de negociación de Kershaw parecía venir tanto de que él optaría por jugar los dos últimos años de su contrato así como de la posibilidad asumida hace un tiempo de que elegiría ir a la agencia libre. El acuerdo al que llegaron ambas partes el pasado viernes refleja esa percepción, así como el hecho de que los Dodgers, sintiendo algo de vacilación del lado de Kershaw, también tenían algo de poder de negociación.
De haberse jugado Kershaw sus cartas en la agencia libre, habría estado apostando a que podía conseguir algo mejor que un acuerdo de dos años, $65 millones de dólares, con la oferta calificada actuando como un freno de su valor de mercado. A este punto, es fácil imaginar un escenario en el cual Kershaw hubiera tenido que conformarse con mucho menos, hablando en base a su salario anual. La dolorosa realidad de la situación es que Kershaw está muy disminuido en relación a su pico histórico, y podría no ser más que un abridor del medio de la rotación en algún momento del futuro cercano.
Sus persistentes y recurrentes lesiones en la espalda son un factor de riesgo muy conocido, pero su reciente perdida de velocidad podría ser un problema aún más urgente. Mucho más allá de eso, sin embargo, una amenaza progresiva y relacionada empieza a asomarse: los patrones de movimiento en los lanzamientos de Kershaw están cambiando.
Esta temporada, la bola rápida de Kershaw generó menos movimiento vertical que en cualquier otra campaña desde que se estableció en la liga. Al mismo tiempo, y especialmente en la segunda mitad, su slider se transformó en un verdadero recta cortada—o cutter—con menos acción de hundimiento que nunca. Su curva, en contraste, está teniendo más rompimiento hacia abajo que nunca. Kershaw también ha continuado el corte de su bola rápida, tirándola con más acción de corte que cualquier otro lanzador zurdo en las mayores.
En este momento de su carrera, Kershaw tira tres lanzamientos (desde la perspectiva del movimiento) en una columna muy pequeña. Puede trabajar hacia arriba y hacia abajo una banda de velocidad todavía significativa, y puede también comandar su repertorio más o menos todo el camino a través del plato, pero ya él no tiene un pitcheo que sorprenda a los bateadores con mucho movimiento en dos planos. Su nuevo slider crea la apariencia de movimiento tardío o de último momento, y con eso puede conseguir un alto número de rodados, pero ese mismo lanzamiento solía fallar bates en una proporción realmente alta, y esa dimensión de su juego ahora ha desaparecido.
Clayton Kershaw, Tasa de fallos con el slider (Abanicos/lanzamiento), 2011-2018
Temporada | % de abanicos con el slider |
2011 | 23.6 |
2012 | 22.5 |
2013 | 24.1 |
2014 | 28.9 |
2015 | 26.0 |
2016 | 25.0 |
2017 | 24.0 |
2018 | 14.3 |
Sin el slider generando swings abanicados o en blanco, Kershaw se apoyó en mucho mayor medida en su curva que lo que lo había hecho en todas sus temporadas anteriores de las últimas nueve a excepción de una. Ese lanzamiento, sin embargo, depende mucho de los bateadores ocasionalmente no poder reaccionar y dejar pasar un strike. Pasa lo mismo con su bola rápida, la cual nunca ha sido del tipo que puede fallar bates por sí misma, y ahora es proclive a ser bateada con fuerza si Kershaw no es capaz de golpear las esquinas del plato cuando un bateador está sentado esperando lanzamientos lentos o rompientes.
El pitcher que trabaja casi de manera exclusiva arriba y abajo puede todavía generar muchos swings abanicados, pero a la vez es mucho más vulnerable a los jonrones de esa manera. De forma similar, uno que se apoya en lanzamientos de movimiento tardío (sea este un slider fuerte, una recta cortada o cutter o un sinker) pueden generar contactos débiles de manera más o menos confiable, pero generalmente no van a conseguir ponchar bateadores a una proporción elite. Por años, los lanzamientos de Kershaw fueron lo suficientemente variados (y además él tiraba lo suficientemente duro, e imprimía suficiente rotación a su bola rápida) para obtener lo mejor de los dos mundos. Ahora, Kershaw parece estar forzado a escoger entre una cosa o la otra. Eso lo hace más humano, y ser más humano también hace de él una inversión más riesgosa.
No es que los Dodgers estén tomando aquí un riesgo enorme. Ellos pueden gastar otros $28 millones, especialmente porque en esencia los pagaran en el 2021. Este acuerdo rebaja el salario anual promedio en valor de $32.5 millones a $31 millones, una pequeña rebaja pero tampoco una reducción totalmente despreciable, especialmente si los Dodgers están apuntando a tener un presupuesto tope para el 2019 como una de las dos nominas que pagarían impuesto de lujo. Kershaw puede conseguir otros $4 millones por año en incentivos si se mantiene saludable, señalando que los Dodgers consideran que la mayor parte del riesgo asociado a Kershaw está relacionado con su salud. Ellos podrían estar equivocados en cuanto a esto, al menos en parte, pero este acuerdo mitiga su exposición a ese riesgo en el largo plazo si Kershaw declina de forma acelerada. Mientras tanto, le da a Los Ángeles marginalmente una mayor flexibilidad para construir otro roster con calibre de Serie Mundial alrededor de su veterana estrella.
Firman al 3B/1B BD David Freese a un contrato de un año valorado en $4.5 millones. [11/2]
Los Dodgers tenían una opción de $6 millones para retener a Freese en 2019, pero la declinaron. En su lugar, estos le pagaron $500,000 comprando esa opción y negociaron un nuevo acuerdo de $4.5 millones con el veterano de 35 años de edad. Combinando la compra de la opción y el salario, estos cuentan como $5 millones en la nómina total del equipo (y para el cálculo del impuesto de lujo) en el 2019. Entre esta hábil renegociación y la de Kershaw descrita previamente, los Dodgers han manipulado el asunto para sacar $2.5 millones de su nómina afectada por el impuesto de lujo. Dado que los Dodgers (y todo el mundo) están tratando los márgenes superiores del impuesto al lujo como un tope salarial de facto, entonces esto no es un puñado de monedas insignificante.
Luego de su buena racha de bateo en la recta final y su abrasadora post-temporada, es fácil entender por qué los Dodgers querrían mantener a Freese en los alrededores. Este provee profundidad detrás de Justin Turner en la tercera base, y dada la suerte reciente de Turner con las lesiones, eso es bastante útil. Igual de importante, Freese le ofrece a Dave Roberts una buena opción como primera base que batee a la derecha, empujando a Max Muncy o Cody Bellinger a sus otras posiciones (Muncy a segunda base, Bellinger al jardín central) o a la banca en contra de zurdos difíciles. Aun con lo impopular que haya sido en octubre, el paradigma ofensivo de los Dodgers basado en un uso intensivo del platón y de bateadores emergentes no irá ningún lado, y esa estrategia hace de la versatilidad de Freese algo valioso.
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