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Image credit: USA Today Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

No puedes cambiar de posiciones así nada más porque si. Claro que puedes haber jugado de campo corto de buena forma durante los últimos años y seguro que eres un buen atleta, pero la experiencia nos dice que seguramente vas a apestar cuando te pongan en segunda o en tercera base, al menos al principio. Eventualmente te acostumbrarás, pero ese primer mes en el que practicas durante las horas de trabajo le van a costar unas cuantas carreras a tu equipo. Esto parece una obviedad, pero representa un gran problema para la medida WAR(P).

Calculamos WAR de manera en que asumimos que los jugadores se pueden mover a cualquier lado, como en los videojuegos. La idea original detrás del nivel de reemplazo fue que si un equipo se veía forzado a jugar sin un jugador (quien sí jugó), ¿qué se esperaría en algún universo alterno? La idea fue que pondrían a alguien quien juega en esa misma posición. Desde luego, el jugador nuevo—una mezcla de jugadores quienes no son titulares durante la temporada en cuestión—no serían tan buenos como el jugador titular (de otra manera, ellos serían los titulares), pero también había un entendimiento de que el primera base sustituto probablemente batearía mejor que un campo corto sustituto, de la misma manera que un primera base titular tiende a batear mejor que un campo corto titular.

En algún momento, se tomó la decisión de cambiar el esquema un poco: si tomas a todos los jugadores—sin importar su posición—que son de banca/periféricos, y haces de su actuación la base referencial, entonces hace cosas bonitas (veremos ejemplos más adelante). Esto significa que ensanchas tu muestra de la base de referencia y la inmunizas en contra de un año “equis” durante el cual los segunda base de reemplazo fueron medio malos y esto arruina la escala para todos. O toma un paso más adelante y planta la línea de reemplazo en algún lugar cualquiera. ¿Cómo controlamos el hecho de que ahora ponemos a los primera base junto con los campo corto? La idea del ajuste posicional nació.

Sabemos que los equipos están dispuestos a “aguantar” a los campo corto quienes (en promedio) batean peor que los primera base, y podemos cuantificar qué tanto. Por ende, un campo corto debe ser X carreras más difícil de jugar que primera base, así que le damos a los campo corto un bono de X carreras relativas a la primera base. (Existieron estudios sobre jugadores de campo utilitarios quienes jugaron en varias posiciones y atribuyéndoles que tan distantes fueron esas posiciones.) Este nuevo sistema decía que si el campo corto de un equipo se lesionaba, podrían remplazarlo con otro campo corto…o un primera base disimulando jugar la posición, asumiendo que su defensiva sufriría por X carreras.

Pero no funciona así.

Nos quedamos con una medida en WAR que valora a los jugadores de acuerdo a una muy mala suposición. No puedes mover a tus jugadores nada más porque suena chistoso. La realidad es que aunque puedes enseñarle a alguien a jugar una nueva posición, esto toma tiempo, y si te encuentras enfrascado en una carrera por el título y tienes que ganar el partido de hoy, poner a alguien fuera de su posición no representa la mejor alineación que puedes poner sobre el campo. Esto se convierte en una encrucijada, ya que si nunca pones al jugador en la nueva posición, nunca va a aprender, pero si no puede aprender, nunca lo vas a poner en su nueva posición.

Efectivamente, el único jugador que puede remplazar a un receptor es otro receptor. De hecho, diría que mientras la versión fuerte de “el único jugador que puede remplazar a un X es otro X” tampoco es completamente cierta, es más cercana a la verdad que la verbena pan-posicional que el WAR supone actualmente.

¿Entonces, cómo sería la base referencial específica para cada posición en cuanto a reemplazos y qué significaría en cuanto a nuestro entendimiento del diamante de béisbol?

¡Peligro! Detalles matemáticos sórdidos a seguir.

Armé un modelo lineal sencillo y muy verde de medidas de jugadores para bateo y corrido de bases. Es también un poco ingenuo ya que no se ajusta a cada parque o a la competencia, pero va a servir. Para la defensiva, usé mis propias estadísticas caseras, las cuales se basan en datos de cada jugada. Las usé básicamente porque son convenientes, pero el proceso usado fue muy similar al utilizado por Baseball Reference y (desarrollado por Sean Smith) en temporadas cuando sólo existen datos de jugada por jugada. Todo se apegó a los promedios de la liga. Calculé estos números para todas las temporadas entre 2003 y 2017.

Para definir a un jugador de reemplazo—y lo haremos de manera específica para cada posición—primero definí a los titulares de cada posición. Un jugador fue titular (y por ende inelegible para ser reemplazo) si se encontró en los top 30 de la liga en tiempo de juego en una posición (medido por innings) o, para asegurarnos de no penalizar a los jugadores súper utilitarios, en el top 255 de jugadores en términos de apariciones al plato para dicha temporada (30 jugadores en ocho puestos defensivos que no eran lanzadores, más los 15 bateadores designados “del diario”). Si un jugador no era “titular”, era elegible para ser “de reemplazo”.

Un jugador puede ser de reemplazo en más de una posición, pero para lograrlo debe contar con al menos 45 innings (cinco juegos completos) en esa posición durante la temporada. El criterio que usé fue “suena bien”. Lo que queremos hacer es eliminar a aquellos que jugaron una posición atípica en el decimosegundo inning. Si alguien no jugó 45 innings en una posición, les asigné el puesto que jugaron más seguido.

Después miré qué podríamos esperar de un primera base suplente. Para todos aquellos quienes calificaron oficialmente, tomé su actuación combinada (balanceada por apariciones al plato [PA, por sus siglas en inglés] totales, no nada más cuando batearon “como primera base”) en ofensiva y (balanceado por innings jugados en primera base) actuación en defensiva. Después promedié eso con 650 PA y 1,350 innings (150 partidos) en defensa para obtener la base de reemplazo para la primera base (y repetido para cada posición).

¿Cómo pinta el reemplazo cuando se hace de esta manera? Aquí está 2017. Todos los jugadores están muy por debajo del promedio, ya que si estuvieran por encima, serían titulares.

Posición Nivel de reemplazo (por cada 650 PA/150 juegos)
LF -6.08
1B -10.83
CF -15.65
RF -17.86
SS -23.76
C -25.00
3B -25.40
2B -26.29

Pero hay un problema: cuando lo vemos a través del tiempo, vemos gráficas como esta. (Esta es para los segunda base.)

¡Es demasiada variación! El reemplazo para los segunda base varía por algo así como 20 carreras durante los 15 años del estudio. Y observa esa decaída del 2010 al 2012. En teoría, durante esas temporadas, un segunda base pudo haber obtenido los números exactos, pero debido a la rareza de su reemplazo en la posición, inmediatamente su WAR brinca casi un triunfo y medio.

Es aquí donde enfrentamos una elección: ¿qué queremos que sea el WAR? De manera cósmica, durante 2011, un segunda base quien tuvo buenos números de verdad valía lo que costaba. Pero ahora sabemos que es debido a la rareza al fondo de esa tabla. A seguir, sabemos que esa rareza se corregirá por sí sola, y por ende, no nos gusta llamarle un jugador de 3.5 triunfos cuando sabemos que probablemente regresará a ser un jugador de 2.0 triunfos al año siguiente.

Es un dilema, ya que no quieres una base de referencia de reemplazo tan estable que falla en descubrir los cambios en el entorno, pero no quieres algo tan fluido que la base de referencia cambie tanto que no tengas idea del significado de los números. Encontré una solución para definir la base de reemplazo como un promedio cambiante de los últimos tres años, lo cual hace que la segunda base se vea así:

Esto es más razonable. Todavía existe la decaída, pero su magnitud es menor. Y cuando usamos esta construcción obtenemos la siguiente distribución para 2017:

Posición Nivel de reemplazo (por cada 650 PA/150 juegos)
LF -7.88
RF -10.41
1B -11.65
CF -12.56
3B -19.07
C -21.23
2B -22.02
SS -23.33

Para darle contexto, FanGraphs y Baseball Reference utilizan un ajuste posicional en sus cálculos de WAR. Y hace tres años, Jeff Zimmerman de The Hardball Times probó con esta misma cuestión. Los valores utilizados en este caso no son tan importantes como las distancias entre las posiciones.

Ajuste de Baseball Reference  (por 150 juegos)  Ajuste de FanGraphs (por 162 juegos) Modelo Zimmerman (por 162 juegos)
1B -9.5 -12.5 -9.25
LF -7 -7.5 -4.25
RF -7 -7.5 -4.25
3B +2 +2.5 +1.75
CF +2.5 +2.5 +1.75
2B +3 +2.5 +1.75
SS +7 +7.5 +4.75
C +9 +12.5 +7.75

Los tres sistemas anteriores tienden a ver el espectro defensivo con alrededor de cinco paradas: primera base, jardineros de las esquinas, 2B/3B/CF, campo corto y receptor. Cuando tenemos un enfoque específico para cada posición, vemos que los reemplazos de jardín izquierdo tienden a ofrecer el mayor valor (y por ende tienen la vara más alta para la base de reemplazo), seguidos por 1B/CF/RF en otro grupo. Los tercera base tienen una isla para ellos solos, pero están más cerca del otro lado del espectro donde los segunda base acaban con los otros reyes de la insustituibilidad: los campo corto y los receptores.

Tendemos a considerar a los segunda base como marginados de los campo cortos, pero resulta que aquellos quienes juegan ahí, juegan más como campo corto que “campo corto con un trabajo más fácil”. Los jardineros centrales son bajados de su percha en mi cuenta, mientras que los primera base no son tan reemplazables como pensábamos (relativamente).

El punto es la brecha entre primera base/jardines que el resto del cuadro/receptor. Las distancias entre los polos de esos dos grupos son más pequeñas que la distancia entre los dos grupos. Ambos están aproximadamente a un triunfo de cada uno, lo cual sugiere que la defensiva no es tanto un espectro y es más dos grupos de cajas. Ya hemos visto que no es fácil para un jugador cambiar de lugar en el campo de juego, y parece que un grupo de cajas produce más valor que las demás que vienen de la banca. Entonces, cuando tienes a un segunda o tercera base quien obtiene buenos números, y mientras todo mundo se preocupa por un buen campo corto, los otros jugadores del cuadro son (casi) tan valiosos.

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