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Image credit: USA Today Sports

Traducido por Carlos Pérez

Billy Hamilton lidera la MLB en Baserunning Runs de BP. Eso es tan sorprendente como suena: lideró el béisbol en esa estadística en 2015 y 2016, y fue quinto la temporada pasada, solo superado por unos tipos que habían tenido lesiones al comienzo del año.

Directamente debajo de Hamilton, sin embargo, y no muy lejos de él, está un nombre que quizá no conozca – el tercera base convertido a jardinero derecho Brian Anderson, de los Marlins. Y tampoco es la única forma en la que ha destacado esta temporada: ya ha añadido 2.0 WARP a las cuentas de los Marlins esta temporada. La elección de tercera ronda de la Universidad de Arkansas se ha establecido como un jugador diario, y está realizando una temporada de novato que sugiere que podría ser parte del próximo buen equipo de los Marlins.

Mucho sobre Anderson ha sido exactamente como se anunció. Cuando estuvo en el noveno puesto de la lista de BP de los 10 mejores prospectos de los Marlins, Scott Delp escribió que Anderson “no es una amenaza para robar bases, pero es un corredor inteligente y sabrá leer y tomar esa base extra”. Miren: nuestro héroe tiene solo dos robos en tres intentos, y aún así le pisa los talones a Hamilton en la clasificación de BRR.

Delp también escribió: “Ofensivamente, [Anderson] tiene poder al bate, pero no tiene el arrojo suficiente en su swing para demostrarlo regularmente. Es agresivo temprano en las cuentas, pero lo bastante paciente para aceptar un pasaporte cuando está ahí”. Eso, también, es cierto sobre el papel: Anderson estaba bateando .293 hasta los juegos del jueves, con un porcentaje de alcanzar base de .370 pero solo un .411 de promedio de slugging, gracias a una ratio de rodadas por encima del 50 por ciento (el 26º más alto entre 189 bateadores calificados). Usando un lenguaje moderno, está generando una velocidad de salida impresionante (90.7 mph en promedio, y 42.6 por ciento de bolas bateadas a 95 o superior), pero su ángulo de lanzamiento es insuficiente (solo 9.0 grados, en promedio).

Anderson también ha igualado su reporte de scout en las particularidades de su enfoque – bueno contra bolas rápidas, tiene dificultades contra lanzamientos curvos, y puede pelear para mantener la consistencia de su swing – pero ha hecho un mejor trabajo de lo que preveíamos, quizás, al dejar de perseguir lanzamientos que se rompen fuera de la zona. Hay algo de abanicar y fallar en su juego, pero es agresivo dentro de la zona y no expande esa zona a menudo. Todo sugiere que él es una mejor versión de lo que pensábamos, desde un punto de vista ofensivo.

Curiosamente, sin embargo, su defensa (algo que Delp consideró “su mejor arma” en ese informe de pretemporada) no ha vivido a la altura de las expectativas. Lo han alejado de la tercera base, donde Delp (y cualquier otro informe que puedo encontrar) dijo que era fino y muy atlético. Cuando estaba ahí, las tres métricas defensivas principales dijeron que estaba por debajo del promedio. Su brazo se ha adaptado bien en el jardín derecho, sin embargo, y también su velocidad, lo cual está en el promedio.

Las similitudes entre Anderson y Nick Castellanos, de Detroit, son curiosas. Moverse hacia el jardín derecho parece que ha acelerado el lento desarrollo del antiguo prospecto de los Tigers: ha generado un TAv de .317 que supera su previo récord de carrera por casi 40 puntos y ya ha sido valorado en 1.9 WARP, a pesar de una defensa mucho peor que la que Anderson ofrece en el jardín derecho. Castellanos, por supuesto, fue drafteado desde el instituto, y aunque solo es un año mayor que Anderson, está a un año y medio de entrar en la agencia libre.

Si Anderson es el 95% de Castellanos, pero con cinco años y medio más de control de equipo (y considerablemente más control, ya que no será elegible para arbitraje hasta después de la temporada 2020), es muy valioso. Para un equipo de los Marlins en reconstrucción, es un activo muy importante. Es posible que comience a traer un enfoque competitivo. Creen que están a al menos dos años de ser competitivos, pero eso los libera de considerar traspasar jugadores como J.T. Realmuto y Justin Bour, lo cual podría aportar refuerzos vitales para el equipo futuro.

Y más importante, que Anderson mejore de esta manera es un signo de que los Marlins todavía tienen la habilidad de desarrollar jugadores de posiciones buenos – quizá incluso más allá de la proyección de la industria de su potencial. Eso es algo que la organización ha hecho siempre bien, y les ha ayudado a competir ocasionalmente a pesar de su terrible construcción de plantillas y su avara gerencia. Si (y si “si” hace mucho trabajo en esta frase, que así sea) este grupo de dueños tiene de verdad un plan para hacer rentable el equipo y empezar a gastar para hacerlos competitivos en el futuro, entonces esa competencia particular va a ser un arma mayor.

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