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Image credit: USA Today Sports

Traducido por Carlos Pérez 

José Ramírez, de Cleveland, tuvo su oportunidad con un gran club en septiembre 2013, cuando fue usado principalmente como bateador emergente y corredor emergente. Regresó el siguiente julio durante algo más de tiempo, y bateó .283/.325/.377 en sus últimas 241 apariciones al plato, consolidándose como una opción para ocupar un lugar en Día de Apertura a comienzos de 2015. Al final, su rol fue algo tenue, y la temporada significó dos cosas: otra etapa en Triple-A en Columbus y el ascenso del verdadero shortstop del futuro, Francisco Lindor. Ramírez había destacado y caído antes de su 23er cumpleaños.

Por supuesto, es estúpido descartar a alguien antes de alcanzar la edad de… um, aspirar a descuentos de seguros de automóvil. Ramírez regresó con los Indians a comienzos de 2016, y una lesión de Michael Brantley le permitió aparecer regularmente en el outfield por primera vez en su carrera. Respondió, eh, bien. En 618 apariciones al plato, Ramírez bateó .312/.363/.462, conectó 11 cuadrangulares y se robó 22 bases. Fue una gran temporada, seguro, pero era difícil calificarla como una revelación. En cualquier caso, no mucha gente creyó que Ramírez podía replicar su rendimiento del 2016, y en tal caso, su ISO de .128 en toda su carrera no auguraba mucho.

Desde luego, José Ramírez es muy, muy bueno bateando pelotas de béisbol. Y lo que da más miedo todavía es que sigue mejorando. No solo Ramírez mantuvo su producción de 11 jonrones, añadió 18 más, ya sabe, para asegurarse. Además de los vuelacercas, Ramírez bateó 56 dobletes. Ese total lideró la liga, y fueron siete más que el siguiente número más alto. Solo Giancarlo Stanton tuvo más cuadrangulares y dobletes combinados que los 85 de Ramírez, y Nolan Arenado fue el único jugador que llegó a los 80. Robó menos bases, seguro, pero fue un poco más eficiente en 2017, pues robó 17 bolsas en 23 intentos. También es difícil robar segunda base cuando SOLO CONECTAS DOBLETES.

El auge de Ramírez puede ligarse a su enfoque al plato. Él realiza mucho contacto, y pone casi el 88 por ciento de las pelotas en juego, 10 por ciento más que el promedio de la liga. Hace una temporada, el ratio de swing y strike del 5.5 por ciento de Ramírez fue más bajo que todos los bateadores de la liga salvo ocho, y el jugador de 24 años se ponchó con mucha menos frecuencia que todos salvo Joe Panik, Justin Turner y Andrelton Simmons. Además, se ofreció a menos lanzamientos fuera de la zona, y recortó casi ocho puntos porcentuales de su ratio de contacto en este tipo de lanzamientos. Es altamente difícil hacer buen contacto en lanzamientos que no son strikes y, sin embargo, Ramírez fue capaz de hacer contacto más consistente y sólido. Aún sigue sin caminar demasiado, pero la habilidad de mantener su ratio de strikeout tan bajo debería ayudar a Ramírez a mantener su estatus como un gran jugador en cuanto a promedio de bateo.

A pesar de su éxito como uno de los mejores bateadores de la liga, hay razones reales para creer que Ramírez no será tan capaz de duplicar su rendimiento de 2017. Antes de 2017, Ramírez nunca produjo un ratio de HR/FB por encima del 6.1 por ciento. En 2017, ese número se disparó ocho puntos porcentuales. Ahora, el ratio de HR/FB del 14.1 por ciento es aun extremadamente gestionable, especialmente porque Ramírez ha aumentado su ángulo de lanzamiento y batea más elevados, pero si ese número no continúa, podría tener problemas para replicar su número de cuadrangulares. Es difícil imaginar a Ramírez liderando la liga de nuevo en dobletes, pero incluso si algunos de esos dobletes se convierten en sencillos, eso significará que tendrá más oportunidades de robar bases.

En solo dos años, Ramírez pasó de ser un posible jugador multiusos a tener un perfil Mookie Betts-iano. Y como Betts, la habilidad preternatural de Ramírez de darle a la bola con el bate y evitar poncharse le da la seguridad que puede llevar a los jugadores de fantasía a draftearlo. Incluso si Ramírez da un paso atrás y genera una línea parecida a .295/.350/.500 con 20 jonrones, eso significaría básicamente la temporada de Corey Seager de 2017. Ramírez podría añadir a esos números una sólida producción en carreras en el medio de una ofensiva decente de Cleveland e incluso llegar a las 20 bases robadas. En las sabias palabras de Larry David, eso es muy, muy, muy bueno.

José Ramírez ha roto las cadenas.

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