
Traducido por José M. Hernández Lagunes
Todavía es pronto para hacer declaraciones definitivas sobre los jugadores de béisbol en la temporada 2025, aunque eso no detendrá a nadie. Pero nunca es demasiado pronto para disculparme por equivocarme en cosas que nadie recuerda ni le importan. En este sentido, presento dos re-evaluaciones y media de algunos jugadores que quizás no tenías en mente.
I. Tomoyuki Sugano. (ERA-: 78. DRA-: 110.)
“¿Cuánto se puede ocultar una mala recta? Sugano necesita lanzarla con la frecuencia justa (26% el año pasado) para que el splitter la desvíe en el túnel, pero hace que cada lanzamiento parezca un volado… Los zurdos hacen contacto con la recta 19 de cada 20 veces que la abanican. Sugano se salió con la suya porque, cuando ese contacto ocurría, nunca era realmente donde el bateador lo quería, y además, los cuadrangulares son ilegales en la Liga Nipona por decreto del comisionado. A Aaron Judge no le importará llegar a la esquina exterior con una recta plana de 90-y-tantas mph.”
En retrospectiva:
Mientras Mike Elias sigue haciendo llamadas telefónicas, diciéndole a todo el que quiera escucharlo que tiene una fórmula secreta en su computadora que demuestra que le era imposible ver esto venir, la rotación de los Orioles sigue, seis semanas después del inicio de la temporada, hecha un desastre. Zach Eflin se ha visto bien en sus tres aperturas sin problemas, pero por lo demás, el único miembro productivo de la rotación ha sido Sugano, lo que demuestra que los abridores #4 pueden ser simplemente #1 si es ahí donde se decide empezar a contar.
Ha sido tal como se esperaba, en prácticamente todos los sentidos. Su control sigue siendo preciso; a pesar de estar en el último cuartil entre los abridores en cuanto a tasa de lanzamientos en la zona, está entre los 10 mejores en cuanto a evitar bases por bolas. Eso se debe a que a) puede lanzar un strike cuando tiene que hacerlo, simplemente espera hasta que es absolutamente necesario, y b) no está completamente en la zona de la perdición de Wade Miley “el malo”, porque de hecho consigue una cantidad razonable de persecuciones, muy por encima del promedio. No poncha a nadie porque los bateadores hacen contacto cuando persiguen. Fallar bates sería mejor, pero gracias a un BABIP de .242, se ha salido con la suya con el contacto extra.
También está el tema de los cuadrangulares. Sugano ya ha permitido siete esta temporada, como se esperaba, y solo uno fue realmente un lanzamiento erróneo; tres, de hecho, llegaron en lanzamientos perfectos cerca de la línea negra. Si observas esos siete lanzamientos, y solo esos siete, te preguntarás cómo lanza un strike que no resulta en un cuadrangular, y uno de 400 pies, además. Pero también se ha salido con la suya en esto. Esos siete palos de vuelta entera han resultado en ocho carreras en total, y solo ha permitido cinco en bolas en juego. Es comprensible que un lanzador que no puede ponchar a nadie y es propenso a los cuadrangulares busque una fórmula que limite a los corredores a toda costa, evitando bases por bolas y líneas. Sin embargo, no puede seguir funcionando tan bien, y no lo hará. Algunas de esas bolas que superan la barda llegarán con hombres en base, y esa efectividad de 3.00 comenzará a colarse entre los cuatros.
¿Cómo se puede ocultar una recta mala? Sugano la ha aprovechado al máximo. Su splitter se beneficiaría si pudiera lanzar la recta de cuatro costuras un poco más (termina necesitando jugar su carta grande en los conteos de bateo y recibir demasiadas bateadas), pero realmente no puede permitirse usarla más del 18% que la usa actualmente. Es el único lanzamiento de su arsenal que le cuesta localizar, sin conseguir que su lanzamiento suba lo suficiente, y los bateadores la están quemando con un wOBA de .401 en contacto. (Están abanicando y fallando más de lo esperado—17.6%—pero eso en sí mismo podría verse como una oportunidad de regresión, si uno fuese cínico).
Sugano ha sido una bendición para los Orioles esta temporada, incluso si resultara que necesitaban tres o cuatro dioses. Sin embargo, más vale que lleguen pronto los refuerzos, porque el tiempo se está agotando.
II. Eric Wagaman. (OPS+: 76. DRC+: 109.)
La cita:
Ninguno. Wagaman nunca ha recibido una reseña en esta columna ni un comentario en el Anuario de BP. Ni siquiera lo mencionamos en nuestro avance de la División Este de la Liga Nacional en el podcast Five & Dive, en el segmento “Probablemente no has oído hablar de él”. (Para ser justos, tenía competencia). Mike Gianella lo mencionó en un artículo de FAAB Review hace un par de semanas, justo debajo de un tipo llamado Ryan Gusto, quien ni siquiera es una persona real.
En retrospectiva:
El béisbol está plagado con los restos de jugadores de ligas menores de más o menos 26 años que se ganan la vida con llamadas rápidas al show al final de temporadas perdidas y perdedoras. Lo que rara vez se ve en el béisbol es a uno de esos jóvenes de 26 años reanimándose para otra gira a los 27. Por muy condenatorias que fueran las apariciones al plato de Wagaman para otra temporada sin futuro de los Angels en 2024 (logró una línea de bateo de .250/.270/.403), es aún más incriminatorio para los Marlins traerlo como parte de su reconstrucción de “no nos apresuremos y llamemos a esto una reconstrucción” y luego darle el puesto de antesalista titular. Ha recompensado esa fe con… una línea de bateo de .236/.282/.366 en 2025.
¿Suena mal? De hecho, es peor que eso. Se puede analizar el rendimiento de un jugador en múltiples niveles. Una línea de bateo te da la vista aérea. Pero si quieres verlos desde el suelo, por encima de su hombro, renunciando al poder predictivo por el puro poder de la esperanza o la desesperación creada, no hay nada como WPA. Y Wagaman mataría por un WPA de cero: en cambio, ha sido el jugador más dañino de la Liga, con un puntaje de -1.95. Es increíble cómo lo ha logrado. Su OPS es 233 puntos más alto cuando las bases están vacías, y tiene 1 de 15 con una sola impulsada cuando un corredor está en tercera. También es significativamente peor cuando no hay outs en la entrada, recuperándolo solo cuando el rally está casi muerto. Cuando está en situaciones de baja presión, su línea es de .346/.414/.596. Cuando es medio o alto, batea .153/.178/.195. O Wagaman teme la presión, o teme los elogios, o es el bateador más desafortunado de la Liga. La evidencia prácticamente indica que es el último de ellos:
90mo EV | SEAGER | %persecución | %Contacto-Z | xwOBA | |
Percentil | 77 | 73 | 57 | 72 | 54 |
¿Realmente Wagaman es bueno? Probablemente no. Hay seis semanas de evidencia de que podría serlo, y 26 años de que podría no serlo. El bate ciertamente se ha enfriado en las últimas dos semanas, aunque es de esperar; uno solo puede fallar por un tiempo antes de que la presión llegue. Sin embargo, en cierto sentido, Miami es la situación perfecta para Wagaman, quien puede sacarlo sin apenas presión y esperar pacientemente a que sus computadoras (y las mías) demuestren que tienen razón. Y cuando lo hagan, podrían tener a otro Joey Wendle entre manos. Imaginen lo emocionante que será.
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