Traducido por Marco Gámez.
De una forma u otra, esta será una temporada reveladora para el prospecto de los Cubs, Kevin Alcántara. Y para el prospecto de los Cubs, Owen Caissie. Y, ahora que lo pienso, para el prospecto de los Cubs, James Triantos. Esa es una forma extraña de enmarcar las cosas, porque en este momento, ninguno de esos tres jugadores está programado para contribuir de manera significativa para los Cubs en 2025. Los oseznos tendrán un jugador joven que será clave en el asunto, el antesalista novato Matt Shaw, a menos que suceda algo inesperado entre hoy y el Día de Apertura. Sin embargo, Alcántara, Caissie y Triantos comenzarán sus temporadas a los 22 años no solo jugando en Triple–A, sino sin rutas claras hacia las Mayores. Los Cubs están gastando aproximadamente $50 millones en las esquinas de los jardines y casi $40 millones en el medio del cuadro, lo que deja a estos tres jugadores esperando para ver si las lesiones o los intercambios les despejarán el camino.
Históricamente, esto no sería exactamente un problema. Después de todo, estos muchachos tienen solo 22 años. Caissie pasó todo 2024 en Triple–A y tuvo 549 apariciones al plato allí, pero Alcántara solo llegó a ese nivel al final de la temporada y tuvo 148 apariciones al plato en Des Moines. Triantos ni siquiera alcanzó los tres dígitos; bateó 94 veces para los Iowa Cubs en 2024. Tradicionalmente, estos tres esperarían su oportunidad y otro año podría transcurrir sin incidentes para ellos. Sería mucho más probable que su oportunidad llegara en 2026, a los 23 años, y no sería extraño que uno o más tuvieran que esperar hasta 2027, a los 24 años.
Simplemente ya no es así como funciona. Todos conocemos la creciente incidencia histórica de grandes jugadores jóvenes, una tendencia provocada por jugadores como Jason Heyward, Mike Trout y Bryce Harper hace 15 años. Todos estamos conscientes de la forma en que el juego está limitando las carreras en sus últimas etapas, empujando a los jugadores hacia abajo en el espectro defensivo y luego fuera del campo cada vez más jóvenes. Los jugadores que tienen poco más de 30 años son los nuevos de medianos 30, y los que tienen medianos 30 años son los nuevos de los avanzados 30. Pero lo mismo está sucediendo al principio de las carreras.
En los albores de la era del Comodín (y durante la mayor parte del tiempo desde entonces), era más común que los novatos que se establecían como regulares (estamos usando 400 apariciones al plato como umbral para ese estatus) aterrizaran en las Mayores generalmente a los 23 o 24 años y no a una edad más temprana. Sólo tres veces en los 30 años que componen esta era, siete diferentes jugadores de 22 años o menos han totalizado más de 400 viajes al plato como novatos. Esas temporadas son: 2022, 2023 y 2024. Y en cada una de esas temporadas, solo siete jugadores de 23 o 24 años lo hicieron. Es una paridad inaudita antes de las últimas tres campañas. Este gráfico muestra el número de jugadores de posición novatos con al menos 400 apariciones al plato por edad desde 1995.
Todas las razones de esto son conocidas. Los equipos tienen mejor información y pueden aprovecharla mejor en la puerta de entrada al béisbol profesional. Por lo tanto, identifican a los jugadores de Grandes Ligas más rápido y los desarrollan de manera mucho más eficiente que antes. Las ligas menores son más pequeñas, por lo que los equipos no pueden darse el lujo de ser tan pacientes con proyectos de desarrollo lentos. Las exigencias atléticas del juego aumentan de manera tan persistente que tener una gran carrera casi exige que un jugador llegue a las Mayores cuando tenga poco más de 20 años. Sin embargo, los equipos están recurriendo más a menudo a los novatos últimamente, porque tienen datos tan buenos que, con mayor confianza, pueden quedarse con jugadores jóvenes como Caissie, Alcántara y Triantos. No enfrentan el mismo grado de incertidumbre y volatilidad que sus contrapartes de hace 15 o 20 años, porque pueden usar datos de la pelota bateada, mediciones específicas del movimiento y formas de los lanzamientos para evaluar y proyectar a los jugadores.
El gráfico anterior, exactamente, no llega a decir que deberíamos preocuparnos por cualquier jugador que no esté listo para jugar más de 100 partidos a los 22 años. Después de todo, sólo se centra en los jugadores en su temporada de novatos y que juegan mucho ese año. Se echa de menos a cualquiera que, digamos, llega a los 22 años, pero sólo consigue 250 apariciones al plato esa temporada y luego se establece completamente en la siguiente. Aun así, nos estamos dando cuenta de algo real. Los tempranos 20 años de edad son una etapa fundamental del desarrollo, mientras que, a principios de este siglo, ese brinco se producía a los medianos 20 años.
Dentro de esta categoría se encuentra otra verdad que ya (lentamente) se ha vuelto casi evidente: ya es hora de que comencemos a descartar en gran medida a cualquier prospecto importante cuyo informe de exploración incluya la palabra “lejos”. Los prospectos reales, los que tienen grandes ventajas en el juego moderno, ya no están lejos. Veremos que a casi cualquier prospecto que valga la pena le darán un alto valor dentro de un año, dos como máximo. Cuando, el mes pasado, los Phillies intercambiaron al prospecto campocorto Starlyn Caba a los Marlins por Jesús Luzardo, estaban dispuestos a hacerlo en parte porque Caba es un adolescente que la mayoría de los cazatalentos esperan que tenga su primer impacto en las mayores a los 23 o 24 años, ya no pasa inadvertido como un prospecto de élite. Incluso los chicos muy jóvenes pueden progresar rápidamente. A los 22 años, la mayoría de los jugadores han tenido suficiente tiempo en el béisbol profesional para demostrar si serán o no contribuyentes significativos a un campeonato, incluso los reclutas universitarios, como Shaw, quien no debutará hasta su temporada a los 23 años, pero está conceptuado como cerca de ese umbral en su primera temporada profesional completa. Los equipos pueden evaluar a los jugadores en función de sus datos universitarios, igual como solían poder juzgar a los jugadores después de 500 apariciones al plato en las Grandes Ligas.
No estamos viendo una reducción en los jugadores tardíos, porque esas herramientas que hacen que el desarrollo de jugadores sea mucho más posible y emocionante hoy en día pueden salvar carreras que parecían estar condenadas al fracaso. Los muchachos todavía llegan a las mayores y se destacan a los 26 o 27, pero son los que tuvieron que pasar por crisis profesionales y superar grandes obstáculos, gracias a la empresa de entrenamiento a distancia Tread o algún gurú del swing o un cambio de escenario realmente oportuno. Son los jugadores justo en lo que solía ser el punto óptimo de novato, de 23 y 24 años, los que están desapareciendo. Por lo tanto, mucho más que si hubieran estado en el mismo precipicio de las mayores hace 20 años, Caissie, Alcántara y Triantos necesitan afirmarse en 2025, si quieren tener un impacto importante a mediano plazo en las grandes ligas. Es difícil decir ahora cómo lo harán para los Cubs, pero el año apenas comienza.
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