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Image credit: Nick Wosika-USA TODAY Sports

Traducido por Marco Gámez

De 2017 a 2021, Joey Gallo fue uno de los bateadores más temidos de todo este deporte. Constantemente se ubicó junto a jugadores como Giancarlo Stanton y Aaron Judge en métricas de poder bruto, como promedio de batear fuerte y velocidad de salida, y sus resultados en el campo reflejaban en gran medida ese prodigioso poder latente. Durante esa media década, su tasa de barril, que en Baseball Savant representa la calidad de contacto élite, del 20.5 por ciento fue la mejor entre todos los bateadores y su slugging aislado de .289 fue tercero entre los bateadores calificados. Conectó 151 jonrones en ese período, el sexto total más alto en el béisbol.

La temporada pasada fue una historia diferente. Todavía su tasa de barril fue alta, pero el resto de su juego se evaporó. Su tasa de ponches se disparó a casi el 40 por ciento, bateó .160 y terminó la temporada un 25 por ciento peor que un bateador promedio de la liga según DRC+ (Carreras Merecidas Creadas Plus, por sus siglas en inglés, DRC+). Uno de los mejores bateadores de este deporte, en medio de su apogeo físico a los 28 años, de alguna manera terminó la temporada con un OPS peor que… ¿Tony Kemp?

Para empeorar las cosas, todo esto sucedió durante su temporada de buscar contrato, por lo que el interés del mercado en Gallo tardó en concretarse durante el invierno. Terminó aceptando un contrato de prueba para reconstruir sus valores en Minnesota, y los primeros resultados parecen prometedores.

Luego de sus primeras 53 apariciones en el plato como jugador de los Twins, el Gallo de antaño parece haber regresado; registra una línea ofensiva de .261/.358/.783 y ya está por encima de un tercio del camino para igualar su cifra de jonrones en 2022. Aparentemente el interruptor se colocó en encendido, pero ¿qué está causando este renacimiento?

Lo creas o no, mucho de esto puede explicarse así:

Uno de los cambios más grandes que Gallo ha hecho este año ha sido, precisamente, en contra de los lanzamientos con cambios de velocidad. Permíteme mostrarte un par de gráficos para ilustrar lo dicho. Primero, cómo los lanzadores han enfrentado a Gallo año tras año (porcentaje de lanzamientos; negro = rápidos, azul = quebrados, amarillo = restando velocidad):

Nada demasiado innovador que ver aquí; solo un ligero aumento en las rápidas esta temporada, que es una elección curiosa de los lanzadores contra un bateador con un SLG de por vida de .938 en contacto contra los envíos de alta velocidad. Pero eso se explica, parcialmente, en nuestro siguiente gráfico. Esta es la tasa en que Gallo ha hecho swing a cada uno de esos tipos de lanzamientos cada temporada:

Ese es un gran cambio en lo que está haciendo este año. Después de intentar batear lanzamientos de menor velocidad (principalmente cambios y splitters) más que nunca en 2022, Gallo apenas reconoce que existen en 2023.

Eso es un desarrollo significativo por varias razones. Lo primero y más importante: ningún tipo de lanzamiento se lanza en la zona con menos frecuencia que aquellos a los que se le resta velocidad. Relacionado con eso, ningún tipo de lanzamiento induce más a intentar batear fuera de la zona que aquellos con menor velocidad. Piensa en el lanzamiento “Airbender” (rompe en dirección contraria a curva y slider) de Devin Williams o en la splitter (recta de dedos separados) de Kevin Gausman. Estos lanzamientos rara vez se encuentran dentro de la zona de strike, pero los bateadores no pueden evitar intentar batearlos. Y aunque no todos los cambios de velocidad o rectas de dedos separados pueden hacer fallar a los bates cuando esos envíos no son nivel élite, muchos obligan a un contacto débil que se transforma en roletazos y fouls que colocan a los bateadores por detrás en la cuenta.

Estadísticas amplias de las Grandes Ligas en 2023
Zona % Abanicar Fuera Zona %
Rápidas 46.9 28.1
Quebradas 38.8 33.7
Restando velocidad 29.2 38.1

Gallo no es la excepción; 77 de sus turnos al bate terminaron contra un cambio o contra envío de dedos separados el año pasado. 28 fueron ponches, y 35 de las 49 bolas que puso en juego fueron outs. Su velocidad de salida promedio contra rápidas y lanzamientos quebrados fue de 90.5 mph (146 kph); contra envíos a los que se le resta velocidad fue 85.0 (137 kph). Para decirlo en términos más explícitos: contra lanzamientos rápidos y quebrados batea la pelota como Mookie Betts. Contra los cambios de velocidad bateó como Geraldo Perdomo.

Entonces, este nuevo enfoque es un gran negocio para él; si Gallo achica la zona al no perseguir los cambios de velocidad—tradicionalmente el arma más importante de los lanzadores diestros contra los bateadores zurdos—entonces obliga a la mayoría de los lanzadores que enfrenta a desafiarlo con rápidas o a tratar de pasarlo con un lanzamiento quebrado, pero sin dejar uno colgado. A pesar de todas sus complicaciones recientes, Gallo todavía es bastante capaz de castigar los errores.

Este plan de ataque suena muy simple, pero no es tan fácil de llevar a la práctica. Gallo solo ha hecho swing al 35.7 por ciento de los cambios de velocidad que ha visto este año, pero su cifra de por vida en este rubro era del 47.6 por ciento antes de 2023. Lo más probable es que no pueda mantener esta nueva disciplina contra lanzamientos a los que se les resta velocidad y retroceda de su nivel actual. Pero, no hay problema, su OPS actualmente es 1.141; puede darse el lujo de retroceder un poco.

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