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Image credit: Peter Aiken-USA Today Sports

Traducido por Jorge Candamo

Hace algo más de un año escribí que Bobby Witt Jr., en ese momento el mejor prospecto en las ligas menores, era un “campocorto aceptable” que “brillaría de verdad” si Kansas City le desplazase a la tercera o la segunda base. Él jugó 825 ⅔ entradas como campocorto y 444 en tercera la pasada temporada. Tuvo un rango en la media de la liga y un brazo positivo en esta última posición, obteniendo 0.4 DRP (Deserved Runs Prevented, o carreras merecidas evitadas), algo por debajo de las expectativas, pero nada alarmante.

Pero como campocorto Witt fue de lejos el peor defensor en béisbol, excluyendo a receptores. (Por lo visto el framing sigue teniendo una variación mayor que el rango de los infielders y de los jardineros.) Jugando como campocorto algo menos de dos tercios del tiempo, Witt produjo -16.7 DRP, lo cual casi duplicó la segunda peor marca de la liga, las -9.8 DRP de Xander Bogaerts. Nada fue bien para Witt. Es uno de los corredores más rápidos de la liga, pero su rango fue terrible: -14.5 RDA (Rango defensivo añadido), -6.1 Range Out Score (Calificación del Rango del Out) y 12 intentos por debajo del promedio. Perdió otras 2.2 carreras por su brazo.

No solo nosotros encontramos a Witt como un defensor terrible. Outs Above Average (OAA, outs por encima de la media) situó a Witt con un -9 como campocorto, con ratios por debajo de la media en todo: jugadas avanzando, jugadas yendo hacia atrás, jugadas desplazándose hacia su izquierda y jugadas desplazándose hacia su derecha. DRS (Defensive Runs Saved, carreras defensivas salvadas) le juzgó aún peor, con un total de -18 carreras. Con independencia de qué estadística defensiva prefieras, hay un consenso general en torno a que Witt lo hizo de pena en el campocorto el año pasado.

Los prospectos pueden sorprender con sus habilidades defensivas en las ligas mayores, en toda clase de direcciones. ¿Esa distinción previa sobre los receptores? Se debe a que MJ Melendez, quien creíamos que lo haría bien en la posición, es aún peor en la faceta de framing como receptor de lo que Witt lo es en cuanto a su rango en el campocorto. Describimos de forma repetida a Jeremy Peña como un prospecto con una proyección defensiva muy positiva, y pese a que su rango estuvo cerca del promedio el año pasado, sus lanzamientos fueron horribles; su -4.4 BRR Arm (una estadística que mide la capacidad de los fielders como lanzadores) fue la segunda peor en las mayores tras Austin Riley.

Esto también puede funcionar en sentido inverso. Yordan Álvarez, a quien describimos más que nada como un arquetipo de 1B/DH, en lugar de eso alcanzó un DRP de 6.2 en tan solo 467 ⅔ en el jardín izquierdo, sustentado por uno de los cinco brazos de jardinero más valiosos de la liga. Los corredores rivales no paran de intentar correr frente a él—incluso mientras los caza. Alejandro Kirk, quien durante mucho tiempo fue considerado un catcher defensivo sin interés, si no peor, tuvo el cuarto mejor ratio de strikes cantados por encima de la media en las mayores el año pasado.

¿Así que qué es todo lo que ocurre aquí?

A menudo se dice que proyectar la capacidad de bateo es lo más difícil que puede hacer un escritor de prospectos. Sigue siendo verdad en general, pese a que la era del seguimiento de lanzamientos y golpeos lo esté haciendo más fácil. Pero proyectar la defensa es lo que creo que quizás se ha complicado últimamente.

En el pasado no muy lejano las posiciones defensivas eran bastante estáticas. Claro, un jardinero central podría jugar más o menos profundo en función de si se encontraba más cómodo avanzando o retrocediendo, y en ocasiones aparecían formaciones defensivas curiosas. Pero tan solo hace alrededor de una década el Problema de Brett Lawrie apareció en algunas estadísticas defensivas, manifestándose por primera vez con Lawrie porque los Blue Jays se encontraban en la más absoluta vanguardia en cuanto a posicionamiento, situando a su tercera base a media altura en el jardín derecho. Tan solo 11 temporadas después de eso, se ha vuelto tan escandaloso que la MLB ha tenido que implementar una prohibición del shift (o reajuste de los fielders) para 2023; aunque eso terminará con la parte del problema que Lawrie ejemplificaba, nosotros aún esperamos encontrar posicionamientos muy creativos y no-estáticos dentro de los confines de esta nueva realidad.

Lo que eso puede significar para la evaluación de jugadores es que lo que los Rays quieran de su campocorto no tendrá por qué ser lo mismo que los Yankees quieran de su campocorto. A estas alturas esta es casi una pregunta existencial de la creación de métricas defensivas: ¿estás midiendo la defensa de Francisco Lindor, o estás midiendo las jugadas que esperarías que realizase un campocorto mientras Lindor aparece listado como campocorto en la alineación? Algunos equipos creen que pueden ocultar un rango más limitado con un posicionamiento más agresivo; otros quieren todo el rango posible, sobre todo en el centro del cuadro.

Esta pregunta no es del todo hipotética. Isiah Kiner-Falefa ha sido un pararrayos defensivo desde antes incluso de que fuese un campocorto. Ha fluido por todo el cuadro, desde campocorto en las ligas menores inferiores, a segunda base en las ligas menores superiores hasta tercera base en la temporada acortada de 2020 y de vuelta al campocorto en 2021. Los Yankees le ficharon antes de la temporada de 2022, y decir que su valor defensivo en 2022 como campocorto fue polémico entre los fans de los Yankees y los evaluadores de talento sería quedarse corto.

Por su parte, los Yankees insistieron en que ellos valoraron el rango de Kiner-Falefa como algo fundamental en sus decisiones. Y de hecho Kiner-Falefa fue el tercer campocorto con mayor rango este pasado año en la MLB, alcanzando 8.1 carreras de RDA. Pero eso sobrestima su valor defensivo general ya que sus lanzamientos apestaron—algo que, pese a ser muy visible para los fans, es en general significativamente menos importante para la prevención de carreras que el rango—haciéndole bajar hasta quedar empatado con  Nico Hoerner como el séptimo mejor campocorto defensivo en total.

El rango en el infield es bastante difícil de reconocer, si soy brutalmente honesto. Puedes decir cuando un jugador es demasiado lento o no lo suficientemente ágil para una posición, sin duda, pero mucho de lo que las estadísticas defensivas modernas recogen como rango es invisible a simple vista—tiempos de reacción durante e incluso antes del punto de contacto en el bateo de una bola, decisiones rápidas, las mejores rutas. Algo de esto interactúa con otras habilidades: solo puedes jugar tan profundo como te lo permita tu brazo, por ejemplo. Para analizar eso de forma verdaderamente precisa desde la grada tendrías que prestar casi toda tu atención al fielder y no analizar nada más de lo que ocurre, o usar vídeo donde aparezca aislado. Los equipos tienen los recursos para ambos métodos, pero la verdad es que nosotros no.

Así que estamos de vuelta en Bobby Witt Jr. Él realiza las acciones llamativas, notables en defensa—suficientes de ellas como para poder encontrarse perfectamente en tercera base. Pero como campocorto Witt no está reaccionando con la rapidez suficiente para alcanzar las bolas, sin importar cómo de veloz y ágil sea: cuando ves esta gran acción atlética en televisión, te estás perdiendo que, antes de que la cámara le mostrase, él ya había perdido un paso o dos y ahora está intentando compensarlos.

Los Royals parecen decididos a dar a Witt una oportunidad completa como campocorto este año, tras moverle una y otra vez entre posiciones durante gran parte del año pasado. Pero no es imposible ver un mundo donde, si este problema con el rango aún existe dentro de un año o dos, Witt acabe en tercera base—y quizás brille allí con el tiempo.

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