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Image credit: © Brett Davis-USA TODAY Sports

Traducido por Pepe Latorre

Matt Olson, Atlanta Braves

He visto antes al prestar atención a cosas como esta que a veces el mercado está volcado en el lado “correcto” de tus preferencias en la mayoría de los jugadores. La mayoría de los primera base elegidos como primera base titular simplemente batearon muy, muy bien el año pasado. Incluso aquellos que no tuvieron la producción más favorable según los baremos de las ligas de fantasía. Es extremadamente difícil decir que Paul Goldschmidt tuvo suerte, o que Nathaniel Lowe debe ser descartado por la posibilidad de que no batee .300. El acto de fe en el que muchos creen a pesar de su poca experiencia es Vinnie Pasquantino. Mis colegas profundizaran en las ventajas e inconvenientes más adelante.

Incluso el único jugador que me despierta dudas si es elegido en las primeras rondas tiene métricas extremadamente sólidas para respaldar su poder. Olson tiene un poder monstruoso que no se puede cuestionar y si se le da una temporada completa de tiempo de juego (sin ningún tipo de cosas raras con la pelota) debería conectar más de 30 cuadrangulares nuevamente. Mi duda es principalmente que bateó un merecido .233 la temporada pasada, además de que es un bateador de por vida de .250. Aparte del 2021, Olson siempre tuvo una tasa de ponches por debajo de la media y alrededor del 10 por ciento de sus bolas bateadas son elevados dentro del cuadro que lastran su promedio. Y no, no quiero oír nada sobre los shifts, Olson, en realidad, bateó extremadamente bien para promedio contra los shifts el año pasado, y su enfoque cuando no hay shifts tiende más al poder y a peores promedios. Asumiendo que Olson esté en torno al .240/.250 nuevamente, ¿qué ventaja realmente obtienes de él con un ADP de 43?

Volviendo a mi punto original, no estoy diciendo que elegir a Olson hundirá a tu equipo. Los jonrones de Olson, además de las impulsadas que darán a la alineación de Atlanta, seguramente apuntalarán una línea de bateo muy útil en las ligas de fantasía. Está bien, pero me hubiera gustado mucho más si el mercado hubiera dicho: “Oye, Matt Olson podría tener dificultades para batear .240 de nuevo” y hubiera drafteado en consecuencia. Cuando hay tantos peloteros más emocionantes en las primeras rondas de los drafts y tantas alternativas de primera base, lo bueno no es suficiente. —Darius Austin

Christian Walker, Arizona Diamondbacks

Al considerar las estadísticas de conteo de 2022 Christian Walker superó las cifras registradas en su buenismo 2019. Una buena noticia para aquellos que usaron aquel año en las predicciones de 2020 y 2021. Sus 36 cuadrangulares supusieron el sexto mejor registro de la MLB; el 9,3 por ciento K-BB, aunque todavía no es élite en comparación con sus compañeros posicionales calificados, fue una mejora que le llevó a lograr la tasa de ponches más baja de su carrera: 19,3 por ciento. Sus 36 bambinazos esperados estaban exactamente en consecuencia con el total real. Entonces, ¿qué aporta?

​​De manera resumida, soy escéptico sobre cuán drástico fue el cambio de Walker en el enfoque en el plato el año pasado, y en su capacidad para adaptarse al inevitable nuevo enfoque de los adversarios. La temporada pasada los lanzadores rivales optaron por no lanzar rectas a Walker. Entre 2018 y 2021 Walker vio como un poco más del 59 por ciento de los lanzamientos que le enviaban eran rectas. ¿El año pasado? Solo el 54 por ciento. En los años anteriores le lanzaron quebrados alrededor del 28 por ciento de las veces, pero en 2022 los lanzadores optaron por lanzar sus bolas quebradas más del 35 por ciento de las veces, lo que lo colocó entre los 10 mejores bateadores calificados. ¿Por qué? Bueno, Walker castigó las rectas en la zona con un xSLG de .539, conectando 21 jonrones cuando le lanzaron rectas. Por otro lado, su rendimiento contra los sliders resultó en un promedio de bateo de .183, gracias a una tasa de abanicos del 36,1 por ciento. La única razón por la que pudo salirse con la suya fue porque fue extremadamente paciente, con una tasa de O-Swing del 27,5 por ciento, la más baja de su carrera. Esto también vino gracias a una tasa de swing del 70,1 por ciento, la más baja de su carrera. Si yo fuera Walker esperaría que la tasa de lanzamientos quebrados aumentara algunos puntos porcentuales más y que esos lanzamientos permanecieran en gran medida dentro de la zona. Si puede mantener la paciencia zen, hay motivos para el optimismo, pero es posible que no repita sus números del 2022. —Adam Lawler

Vinnie Pasquantino, Kansas City Royals

Como alguien que aboga por priorizar las habilidades de un jugador sobre su aparente enfoque u oportunidad, es difícil no confiar en Vinnie Pasquantino a su precio este año. Está siendo drafteado en los 15 equipos de la NFBC justo dentro de las 100 mejores selecciones, como el séptimo primera base. Sé que consigue tantas bases por bolas como ponches. Sé que no persigue. Sé que su velocidad máxima de salida está en el percentil 81. Y sé que tiene una combinación óptima de pelotas bateadas.

También sé que la alineación de los Royals tiene lo necesario para ser malísimo. Quiero decir, asqueroso. Quiero decir, maldita sea… Y sé que el Kauffman Stadium es uno de los peores parques para batear con poder de toda la liga, y que estuvo entre el quintil inferior en tasa de sliders vistos entre jugadores con ~300 apariciones en el plato.

Esta es una liga de ajustes y espero que los lanzadores tengan un plan de ataque más deliberado para Pasquantino en 2023. No es que vaya a decepcionar necesariamente, pero un año bueno en vez de excelente no es lo que quieres de un sexta o séptima ronda. Las mejores opciones por delante de él y la profundidad después de él deberían proporcionar una opción más aceptable. ⁠—Tim Jackson

Nathaniel Lowe, Texas Rangers

Durante la primera mitad de la temporada pasada obtuvimos de Lowe básicamente aquello que esperábamos obtener: una línea de bateo de .270/.323/.430, 12 cuadrangulares y 38 carreras impulsadas. Bastante cerca de la línea acumulada de su carrera antes de 2022: .260/.347/.424. Una producción perfectamente sólida, pero un poco decepcionante en comparación con sus compañeros de primera base.

Pero explotó después del descanso del All-Star. Una línea de .339/.399/.566, 15 bambinazos y otras 38 carreras impulsadas. Entre los clasificados, solo Aaron Judge tuvo un mejor wRC+ que la marca de 176 de Lowe. Lo mismo ocurre con su wOBA de .415.

Entonces, ¿qué cambió? Sospecho que fue suerte más que otra cosa. Lowe golpeó la pelota un poco más fuerte, aumentando su velocidad de salida promedio de 89.3 mph a 91 mph. También se benefició de un BABIP hinchado de .408, incluido un BABIP de .444 contra zurdos. Además, su tasa de HR/FB saltó del 16,4 por ciento al 23,8 por ciento, lo que incluyó una ridícula marca del 65,4 por ciento en las bolas que bateó a su lado natural. Así que podemos decir que dos de cada tres de las bolas que pegó a su lado natural y en el aire en la segunda mitad de la temporada pasada se fueron a las gradas.

Lowe es un bateador zurdo que siempre ha sido un poco mejor contra zurdos, pero no se acercará a repetir una línea de .330/.384/.536. Cuando eso y su BABIP regresen a la media, el promedio de .302 que tuvo en 2022 probablemente retroceda a la media de su carrera. Además, aunque el año pasado conectó más elevados, su tasa de rodados del 48.1% aún fue elevada. Los 27 jonrones del año pasado parecen una marca difícil de repetir.

En resumen, creo que Lowe está mucho más cerca de quién era en la primera mitad de 2022 que en la segunda mitad. No hay nada de malo en eso, pero es una producción que puedes encontrar más abajo de la posición que el jugador de 27 años tiene en los drafts de prueba del 2023. —Ryan Boyer

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