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Image credit: © Benny Sieu-USA Today Sports

Traducido por José M. Hernández Lagunes

Siento que escribo esto todos los años. Con la postemporada a la vuelta de la esquina, vamos a ver cómo se repite. Un lanzador titular estará “navegando” con facilidad las primeras entradas, sólo para ser retirado por el mánager en favor del bullpen. El segundo lugar al trofeo Cy Young del año pasado saldrá después de seis entradas de pelota en ceros (en realidad escribí esa frase antes de que ocurriera lo de Max Scherzer). Y tu cuñado dirá: “¿Por qué no dejan que el abridor siga?” Y es una buena pregunta. ¿Por qué no dejan que el abridor continúe, especialmente si la cuenta de lanzamientos hasta ahora es baja? Después de todo, no quieres quemar tu bullpen.

Si eres lector habitual de Baseball Prospectus, probablemente ya te sabes la respuesta: los lanzadores que ven el orden de bateo contrario por tercera vez son particularmente vulnerables. Han acumulado muchos lanzamientos, pero también existe el problema de la familiaridad con los lanzamientos que hacen. Los bateadores se dan cuenta. Los lanzadores titulares se deterioran más rápido de lo que se cree. Y si un lanzador va “navegando”, no significa nada para lo que hará durante el resto del juego. Su línea de temporada es mucho más predictiva de lo que hará a continuación que lo que ya ha hecho ese día.

Ya he hecho esto con regresiones y todo tipo de #GoryMath antes, pero quería exponerlo todo de forma más sencilla hoy. Los datos van del 2017 a 2021. Es la séptima entrada de un juego importante y el juego está todavía cerca. Realmente importa quién está lanzando.

Aquí hay cinco opciones diferentes para que elijas. Los números representan lo que se espera que el lanzador entregue, según los datos históricos. Elige con cuidado:

Grupo AVG OBP SLG Pesos lineales
A .264 .330 .455 +.0118
B .248 .306 .421 -.0085
C .253 .312 .430 -.0026
D .241 .322 .401 -.0072
E .224 .305 .367 -.0231

Lo más bajo siempre es mejor en estos números y es obvio que el Grupo A es el claro perdedor. Teniendo en cuenta estas cinco opciones, no los quieres cerca del montículo en un juego y situación que realmente importa. El Grupo A es el promedio de todos los lanzadores abridores cuando se enfrentan a los bateadores 19 a 27 en un juego.

Los grupos B, C y D son una historia diferente. B y C se siguen mutuamente, aunque C es un poco peor que B. Ambos dan un OBP más bajo que el Grupo D, pero D minimiza el porcentaje de slugging. Cuando pasamos a los pesos lineales, podemos ver una ventaja para el grupo B, con el grupo D sólo ligeramente por detrás.

El grupo B son los “ases”. Son los lanzadores que, en cada una de las cinco temporadas estudiadas, estuvieron entre los 30 primeros de la Liga en entradas lanzadas. Son, por definición, los lanzadores que son buenos registrando outs y cuyos equipos están dispuestos a dejarlos seguir mientras registran más outs. Y cuando se mira la lista en cada año, son más o menos los principales lanzadores abridores que se elegirían si alguien dijera “¿Quiénes fueron los mejores lanzadores ese año?”. Los números que se muestran reflejan lo bien que lo hicieron cuando se enfrentaron a bateadores 19 al 27 en el juego.

El Grupo C son los “navegadores”. Probablemente haya alguna coincidencia entre el B y el C, pero estos son los lanzadores que, cuando se enfrentaron a los bateadores 1 al 18 ese día cedieron tres o menos eventos con base (hits, caminatas, golpeados). Claramente, han tenido un buen día hasta ahora. Los números mostrados reflejan lo bien que lo hicieron al enfrentarse a los bateadores del 19 al 27 en el juego. Cuando quité a los “ases” que estaban “navegando” ese día, los números de los navegantes saltaron a .263/.325/.446. La mayor parte de lo que hace que nuestros navegantes se vean bien es el hecho de que generalmente son los buenos lanzadores los que están “navegando”. Los lanzadores promedio que están teniendo una buena primera parte de su día son más propensos a volver a ser lanzadores promedio en la tercera vez que ven el orden.

El grupo D es la media de todos los relevistas. No hay calificativos más allá de no ser el lanzador abridor del día. Van casi a la par con los ases, y muy por delante de los navegantes y de tu abridor medio que ve el orden por tercera vez, y por definición, en la séptima entrada, un abridor se enfrentaría a la alineación por tercera vez. Tu relevista promedio está cerca de ser una mejor idea que tu as en la séptima entrada, y ciertamente mejor que tu tercer abridor, incluso si tu tercer abridor va navegando.

Pero, no es a quien recurre el mánager en un partido apretado en las últimas entradas. El Grupo D sería un relevista promedio. El mánager va al Grupo E, los relevistas realmente buenos. Los números mostrados reflejan el rendimiento de los relevistas que entraron en el juego en la séptima entrada o más tarde con su equipo ganando, pero por tres o menos carreras. Estos son los relevistas de élite a los que acuden los mánagers con el partido en la línea. Son claramente mejores incluso que los ases. Si un entrenador está pensando “¿Cuál es la mejor manera de ganar el partido de hoy?”, entonces el Grupo E es el que quiere en el montículo. Por eso sale el abridor. No hay garantías en la vida, pero uno juega con las probabilidades lo mejor que puede y el Grupo E le da a su equipo la mejor oportunidad de ganar.

Habrá circunstancias individuales en las que se pueda inventar un caso para el abridor. Tal vez sea un muy buen abridor. Tal vez el bullpen no esté a la altura de la media de la Liga. Tal vez el equipo jugó 15 entradas anoche y el bullpen está frito, y necesita la duración del abridor. Tal vez el marcador es 4-0 y te sientes bien con dejar que el abridor vaya un poco más allá porque el juego no está tan cerca. Todas estas opciones son razonables, pero la posición por defecto debería ser la de retirar al abridor y la carga debería recaer sobre él. En un partido que realmente importa—y estamos llegando a un punto de la temporada en el que todos empiezan a importar para algunos equipos—esa es la mejor estrategia.

También hay objeciones matemáticas que se pueden hacer. El rendimiento de los abridores que se enfrentan a bateadores 19 a 27 está más cargado hacia los 19 y 20 que hacia los 26 y 27, y eso significa más bateadores de la parte superior del orden que de la parte inferior. Incluso cuando se ajusta eso matemáticamente, sigue apareciendo la misma historia.

Pero para muchos aficionados, esto sigue siendo medio desagradable. Se siente como que solía ser diferente. Hay una buena razón para ello. Lo era. En este gráfico, la línea verde son todos los abridores, la línea roja son los ases, la línea gris son los navegantes, la línea naranja son los relevistas promedio y la línea azul son los relevistas de élite.

Estoy utilizando pesos lineales por bateador enfrentado en este gráfico, pero todas las demás estadísticas cuentan la misma historia. Una vez más, lo más bajo es lo mejor. Hasta finales de la década de los 70s, todas las líneas estaban mucho más juntas que ahora. No es realmente desde mediados de la década de los 90s, que está dentro de la afición consciente del béisbol de muchas de las personas que leen (y escriben) este artículo, que muchas de estas líneas realmente comenzaron a separarse. Antes de eso, al menos podías argumentar que tu as titular debía seguir en la séptima entrada. Por eso solía haber más partidos completos. Los relevistas no solían ser tan buenos.

Desde entonces, hemos sido testigos de la evolución de los relevistas. A medida que los equipos han pasado a favorecer a los relevistas de corta duración que entran, “hacen un trabajo” y se van, esos relevistas se volvieron realmente buenos en los trabajos para los que fueron enviados. El béisbol de las Grandes Ligas gira ahora en torno al bullpen. Para un deporte que sigue subtitulando sus partidos con los nombres de los lanzadores abridores, ha sido algo difícil de digerir, pero la razón por la que los abridores no llegan tan lejos en los partidos, incluso cuando están lanzando bien, es porque es la mejor estrategia que hará ganar a tu equipo el partido más a menudo.

Así que en la postemporada y en la Serie Mundial, cuando veas que ocurre, sabrás por qué. Y sabrás cómo explicárselo a tu cuñado.

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