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Traducido por José M. Hernández Lagunes

La Maniobra Blake Snell ocurrirá nuevamente. No implicará a Blake Snell, ya que los Padres han sido eliminados de la postemporada, pero ocurrirá. Tal vez el otrora equipo de Snell, los Rays sean los culpables. Para quienes se hayan olvidado (ha sido un año largo), Snell fue el abridor del sexto partido de la Serie Mundial de 2020 y en la sexta entrada, Snell cedió un sencillo con un out al receptor de los Dodgers Austin Barnes. En el círculo de espera estaba el primer bate de los Dodgers, Mookie Betts, a quien Snell se enfrentaría por tercera vez.

Hasta ese momento, Barnes representaba sólo el segundo hit que Snell había permitido y Snell había ponchado a la mitad de los Dodgers que habían llegado al plato y tenía una cuenta de lanzamientos muy cómoda de apenas 73. Tampa Bay tenía una ventaja de 1-0, tal vez demasiado pequeña para estar muy tranquilos, pero Snell había estado claramente “encendido” esa noche, y el ganador del Premio Cy Young 2018 de la Liga Americana probablemente tenía más en el tanque.

Cuando Kevin Cash salió de la caseta de Tampa Bay para decirle a Snell que se duchara, la cámara captó a un Snell muy disgustado gritando “changos”.

El momento de la salida de Snell—y, de hecho, fue la última vez que Snell realizó un lanzamiento con el uniforme de los Rays antes de ser traspasado a los Padres en la temporada invernal—puede atribuirse a una excesiva confianza en la temida penalización de la “tercera vez a través del orden“. Los lanzadores se desempeñan mucho peor en su tercera travesía a través de una alineación que en las dos primeras. No está del todo claro por qué, si el efecto se debe a que el bateador ha visto al lanzador dos veces antes (la hipótesis de la familiaridad) o simplemente al número de lanzamientos (la hipótesis de la fatiga). Mi propia investigación ha sido ofusca en cuanto a cuál es el mejor indicador, pero creo que ese debate en particular no tiene sentido. Los lanzadores se cansan más rápido de lo que pensamos, y para cuando se llega al 19º bateador, ya sea la tercera vez o los 75 lanzamientos, hay que pagar una penalización.

Pero alguien va a retirar a su abridor muy pronto en un partido, quizás un partido en el que el abridor está lanzando una joya. Y será la decisión correcta. Hablemos de por qué.

1) Es la postemporada, bestia.

Voy a decir lo que normalmente no se dice. Son los playoffs, y los playoffs son diferentes, aunque normalmente no se dice porque todo el mundo lo sabe. Cada partido cuenta más, y sólo puedes perder un par de ellos antes de que te pidan educadamente que te vayas a casa por el resto del invierno. Pero ahora que hemos dicho eso, hay otro peso, de nuevo tácito, que viene con este para el paseo.

La maniobra más común con los abridores en la que la gente piensa cuando piensa en la desesperación de la postemporada es el abridor as que lanza con descanso corto. Las historias heroicas de los abridores en la postemporada todos son los esfuerzos heroicos de juegos completos. Estamos culturalmente condicionados a creer que en la postemporada, deberíamos esperar que nuestros lanzadores as duren más tiempo y tal vez incluso ignoren el reloj habitual de 100 lanzamientos.

Pero ahora es una Liga de relevistas. Más sobre eso en un momento.

2) Puede que el abridor esté en velocidad de crucero, pero eso no significa nada.
La Maniobra Snell no es nada nuevo. En 2018, el mánager de los Brewers, Craig Counsell, se dirigió al montículo para decirle a Wade Miley que este no formaría parte en el Juego 2 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. Miley había retirado a 17 de 19 bateadores y tenía una cuenta de lanzamientos de 74. Esto causó un revuelo en ese momento. ¿Por qué Counsell sacaría su gancho tan rápido?

Investigué el tema y encontré que si un lanzador es absolutamente dominante a través de 18 bateadores, es una señal de que en realidad se desempeñará mejor que sus promedios de temporada… por un poquito. Ser dominante no nos dice nada sobre lo que podemos esperar después. Siguen siendo los mismos lanzadores de siempre. Y puede que siga siendo un lanzador muy bueno. Tautológicamente, el lanzador con más probabilidades de ofrecer una salida dominante es un lanzador dominante en general, pero no son invencibles. Y si se trata de un lanzador medianito o… no del todo promedio que ha tenido una buena racha de suerte, si cuentas con que la suerte continúe, estás apostando por el azar.

El movimiento inteligente, en un juego que puede significar casi todo, si no es que todo, es tener al mejor lanzador disponible en el montículo, especialmente si el juego está llegando hacia el punto “apretado y cerca del final”.

3) Andrew Miller ocurrió hace cinco años.
Han pasado cinco años desde que Andrew Miller fue el ídolo del mundo del béisbol. Miller, adquirido por Cleveland para su búsqueda por el cetro de 2016, se convirtió en un arquetipo al hacer algo que no se hace a menudo en la MLB: lanzar múltiples entradas de alto riesgo en relevo de forma consistente.

El modelo Miller y el as del relevo nunca aparecieron nuevamente. En su lugar, tenemos un montón de especialistas de una sola entrada. La MLB ha tendido hacia el modelo de una entrada durante años, con la mayoría de las apariciones de relevo que duran exactamente tres outs, todos ellos en la misma entrada. Probablemente hay más apariciones que fueron planeadas para ser así, pero el relevista entró y comenzó a permitir carreras antes de que se lograra el tercer out. Con la regla del mínimo de tres bateadores, es probable que esta tendencia se acentúe.

La razón por la que el modelo de relevista as es doble. En primer lugar, además de la penalización por el tercer paso por el orden al bat, hay una penalización por trabajar en la segunda entrada en el relevo. Los relevistas, como es lógico, no son tan buenos en su segundo inning. Tal vez incluso un relevista de élite al 90% sigue siendo el mejor lanzador disponible, pero eventualmente, en un juego en el que necesitas cada out, hay otro relevista en el bullpen que es más probable estadísticamente que saque a este próximo bateador.

El Blake Snell de este año va a ser reemplazado por un desfile de relevistas. Estamos entrenados para pensar en los equipos que llegan al punto de “desfile” en la quinta entrada como un fracaso. Después de todo, eso significa que el otro equipo probablemente ha llegado a la “parte blanda” del bullpen.

4) Los relevistas ya no son blandos.
A principios de este año, sugerí que el problema del béisbol podría ser que los relevistas son demasiado buenos. En las últimas dos décadas, cuando se observan las tasas de ponches y OBP permitidas por los relevistas por inning, los relevistas de la novena entrada siguen dominando, pero empezamos a ver que los relevistas promedio de la sexta y séptima entrada se acercan cada vez más a los relevistas de la octava entrada. Solía ser que los equipos tenían suerte de contar con un “relevista de cierre” como cerrador. Era una idea maravillosa contar con un segundo relevista “que fuera un cerrador en casi cualquier otro equipo” para lanzar la octava. Pero con los años ha sucedido algo curioso. Ahora el equipo promedio tiene un par de estos lanzadores. Y por definición, los equipos de postemporada tienen mejores jugadores que el equipo promedio.

Con el paso del tiempo, hemos visto que las posibilidades de que un equipo remonte una pequeña ventaja a partir de la séptima entrada se han ido reduciendo lentamente. Esto puede ser un problema para el béisbol a la hora de intentar elaborar un producto entretenido. Una de las razones para quedarse y ver hasta el final es que podría producirse una remontada en la última entrada, especialmente si el marcador sigue siendo ajustado. Pero si una ventaja de 2 carreras se acerca más a una de 5, ¿para qué molestarse en ver el partido? Pero si eres un mánager que trata de ganar el partido, y no tienes tiempo para preocuparte por entretener a los aficionados, probablemente tienes 3 o 4 relevistas muy buenos en ese bullpen que pueden cerrar esa ventaja. Tal vez más.

Ninguna estrategia funciona siempre, pero hay que elegir la que tenga más posibilidades de darle la victoria a tu equipo. Sí, puede que tengas un abridor que esté en plena forma, pero la mano caliente es una ilusión. Sigilosamente, los relevistas se han apoderado del juego. Hay muchos, y la mayoría de ellos son mejores que los abridores. El trabajo de tu abridor es, por lo tanto, llevar el juego a un punto en el que, si todavía está apretado, puedas soltar al bullpen y no los fría completamente para el partido de mañana. Y si no hay mañana, entonces… bueno, no te preocupes por esa parte.

Ahora es un juego de relevistas. Pues sí, las fibras de tu corazón serán jaladas porque estás pensando en el abridor heroico llevando al equipo hasta el final, pero el juego se está alejando de ese modelo. Blake Snell se lo buscó, y quienquiera que sea el Snell de este año también se lo buscará. Lo odiarás en el momento, pero será lo lógico.

Y un gran saludo al cuñado, quien acaba de llegar al final de este artículo que le ha enviado uno de sus familiares para explicarle por qué ha sido realmente un buen cambio. Lo sé. El béisbol se está transformando. No estás muy contento con eso, cuñado.

Pero fue el movimiento correcto.

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