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Image credit: Kareem Elgazzar - The Enquirer via Imagn Content Services, LLC

Traducido por José M. Hernández Lagunes

El bate salió de las manos de Jazz Chisholm antes de que Tucker Barnhart pudiera siquiera jalar el lanzamiento de 3-2 adentro de la zona de strike; ya estaba alcanzando a abrir su espinillera cuando el umpire detrás del plato, Jim Wolf, levantó los puños para poncharlo. Y mientras Chisholm suspiraba y regresaba al dugout, Wade Miley ya le había dado la espalda, acercándose a la goma para quitarle algo de tierra. A veces, al ver a Miley, parece que se ha olvidado de que hay un bateador; si hay esfuerzo en su lanzamiento, un pulso de tensión después de su preparación, de puntitas, parece más bien la tensión de la edad, de un hombre de mediana edad que se obliga a sí mismo a levantarse de su sillón.

A menudo se comenta que los jugadores de béisbol, especialmente los lanzadores, a menudo no tienen la apariencia de atletas de clase mundial, pero Miley es una excepción incluso a esa regla. En lugar de hacer que su oficio parezca fácil, tiene la costumbre de hacerlo parecer imposible. Sus lanzamientos no confunden al bateador, ni siquiera en la forma astuta del cambio tipo Bugs Bunny; no esquivan ni mueren. Todos y cada uno de ellos deben ser toleteados hasta las gradas. Cada temporada, cada salida, cada lanzamiento debería ser un desastre. Y sin embargo, no ocurre.

Hace cuatro años catalogué los tiempos difíciles de Wade Miley, llamándolo “el exiliado de la zona de strike“. Cojeando durante una de las peores temporadas (-2.9 WARP) para uno de los equipos más decepcionantes (los Orioles de 2017, equipo que terminó una época) de la Liga, el zurdo parecía bastante acabado. Si lanzaba en la zona de strike, lo conectaban. Si lanzaba fuera de la zona, los bateadores aguantaban sus bates y miraban. No tenía el tipo de material para engañar a los bateadores para que persiguieran lanzamientos. Así que la única opción que tenía era lanzar los no-strikes más atractivos que pudiera, y esperar que los bateadores le ayudaran. No era un plan que inspirara mucha confianza.

Así que, por supuesto, en 400 innings entre 2018 y 2021, ha proporcionado 8.7 WAR según la métrica de Baseball Reference basada en los resultados, y está compitiendo por el Premio Cy Young de la Liga Nacional de 2021.

No es tan simple, por supuesto. Según el WAR basado en el FIP, esa cifra baja de 8.7 a 6.2. Y según el WARP basado en DRA de esta publicación, se desploma a 2.5. Miley no poncha a nadie, camina a más de los que un zurdo astuto debería, y perpetuamente se salva or un pelo gracias a esas fuerzas gemelas de regresión inminente: bajas tasas de HR/FB y bajos números de BABIP. Nadie se libra de este tipo de comportamiento. Entonces, ¿por qué Wade Miley lo ha hecho durante cuatro años consecutivos?

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Primero, repasemos lo que cambió entre el nadir de 2017 y las mareantes alturas de 2021. La transformación más obvia se señaló en su momento: “Hay que tener en cuenta que Miley es un lanzador, así que podría cambiar su proceso mañana o descubrir la curva de Trevor Cahill o encontrar dos millas por hora en su bola rápida desde el bullpen”. (Según Brooks Baseball, Miley ha reintegrado recientemente un cutter a su menú de lanzamientos, probado por primera vez el año pasado)”. Miley ha abandonado esencialmente su slider y su curva, que nunca ha podido apuntar del todo, y ha relegado su bola rápida de cuatro costuras a una tercera oferta sorpresa. Su arsenal ahora se reduce a dos lanzamientos: una bola rápida cortante que afeita el borde exterior del plato, y un cambio que se escabulle fuera de la zona baja y lejos. Eso es todo, repetido hasta ad infinitum.

[Nota del traductor: el siguiente gráfico muestra la cantidad y dónde fueron registrados los lanzamientos de Miley desde la perspectiva del receptor. La del lado derecho es del 2017 y la del izquierdo, del 2021.]

Miley ha pasado los últimos cuatro años formando equipo con sólidos, si no increíbles, receptores defensivos: Manny Piña en Milwaukee, Martín Maldonado en Houston, y ahora Barnhart en Cincinnati. Miley tiene la tercera tasa más baja de lanzamientos en la zona este año (37%), lo que hace que no sea sorprendente que lidere fácilmente la liga en CSAA (Strikes Cantados Arriba del Promedio, por sus siglas en inglés), con 0.23. Por cada cuatro lanzamientos que realiza fuera de la zona de strike y que no son abanicados, uno se considera strike. Esa es una poderosa ventaja, y un testimonio de la falta de control de Miley. Los años no han hecho nada para erosionar su capacidad de lanzar exactamente lo que quiere. Pero nunca fue el problema; el problema fue que en 2017, simplemente no fue suficiente. Sin la capacidad de atraer abanicadas, y con los bateadores dándose un festín con cada strike como si fuera un balón de futbol en el corazón del plato, Miley simplemente no tenía camino para obtener outs fiables.

Resulta que siempre tuvo uno. Sólo que no nos dimos cuenta de lo fiable que era.

***

Durante la temporada de novato de Wade Miley hace una década, la comunidad de análisis todavía estaba resolviendo cómo debían ser las estadísticas de lanzamientos independientes de la defensiva (DIPS por sus siglas en inglés). Todavía estamos refinando esa conclusión, pero una cosa que eventualmente quedó clara es que, independientemente de la defensa detrás de él, el BABIP de un lanzador no estaba completamente fuera de su control. La tabla de BABIP en 2021 contiene una multitud de estrellas, Buehler y Scherzer y Woodruff y Gausman, así como Mike Foltynewicz, porque es fácil tener un BABIP bajo cuando cada uno de los hits que permites se va por encima de la cerca.

A lo largo de esa conversación, el BABIP se ha convertido en un concepto introductorio para los aficionados interesados en las estadísticas, abriéndose camino en todas las tablas de clasificación principales, y sin embargo su primo, el porcentaje de slugging, nunca ha hecho el mismo viaje. Tiene sentido que los lanzadores que limitan el contacto de calidad hasta el punto de suprimir el promedio de bateo probablemente también reduzcan los extra-bases en ese contacto, pero el efecto se deja en gran medida en segundo plano. Si miramos la tabla de líderes (250+ bolas en juego) de SLGCON (slugging en contacto—en este caso, queremos incluir los cuadrangulares) se obtiene una interesante lista de nombres:

Jugador SLGCON
Kyle Gibson .419
Corbin Burnes .424
Framber Valdez .425
Walker Buehler .429
Brandon Woodruff .429
Charlie Morton .443
Cole Irvin .443
Wade Miley .444
John Gant .446
Cal Quantrill .447

Nuevamente, se trata de una lista de lanzadores titulares de gran éxito, además de John Gant, pero surgen algunas tendencias. Hemos pasado de la “lista de los mejores lanzadores y uno terrible” a la “lista de los mejores lanzadores de roletazos y uno terrible”. Esto tiene sentido—no vas a permitir una tonelada de dobletes en roletazos—pero la ecuación siempre se ha visto como el lado inferior de una transacción, a menos que seas como Burnes o Buehler y ponches a todos los bateadores que no ponen a rodar la pelota.

Y para muchos lanzadores, lo es. Los bateadores que conectan errores existen porque todos los lanzadores cometen errores. Un lanzador que induce roletazos que no se ve en la lista anterior, uno que sería visible muchos otros años, es Dallas Keuchel. Keuchel lidera la Liga en la tasa de roletazos, pero también está cediendo cuadrangulares en una de cada cinco elevados, por lo que ese BABIP de .273 no está dándole a sus números superficiales mucha “suerte”.

Miley comete errores, pero los comete de forma diferente. En lugar de utilizar demasiado el plato y arriesgarse a un cuadrangular, se alejará más de la zona y aceptará una base por bolas. En cuentas de tres bolas en 2021, los bateadores están produciendo una línea de .247/.529/.411 contra él, demostrando un rechazo total a comprometer su enfoque cuando se queda atrás. Lanza papitas el 3.6% de sus lanzamientos, la mitad del promedio de la Liga, y basándose en las zonas de ataque más amplias del “corazón del plato” de Baseball Savant, ningún abridor se adentra en ellas más raramente que Miley (19.3%). Tendemos a prestar atención a los lanzamientos fáciles de conectar, porque a menudo desencadenan las repeticiones televisivas. Pero la ubicación actúa como un gradiente, no sólo para poner bolas en juego, sino para conectarlas con fuerza. Aquí hay un desglose de cómo la Probabilidad de Strike Cantado se correlaciona con el BABIP y el SLGCON, para los lanzamientos en el tercio inferior de la zona:

Así que las matemáticas dicen que no es Miley el que está en el extremo perdedor de una estrategia dominante, obligado a evitar la zona de strike por miedo al fracaso. Son los bateadores los que están gafados: o intentan conectar lanzamientos que realmente no pueden mandar muy lejos, o los dejan ir y ven cómo les cantan strikes de todos modos. Los números dicen que deberían no hacer swing y disfrutar de algunas cuentas favorables. No es que sirvan de mucho; ya que los hits extra-base están, en gran medida, fuera de consideración, la ofensiva tiene que juntar tres o cuatro apariciones exitosas a la vez, todos sin poner conectar roletazos y terminar la entrada con un doble play.

Y es entonces cuando entra en juego la última pieza del rompecabezas: el túneleo. A los lanzamientos de Miley no se les puede hacer gifs. No van a engañar a nadie. Pero rompen lo suficientemente tarde como para que todos parezcan strikes mediocres en lugar de bolas mediocres. Y realmente, la mediocridad sólo los hace más atractivos, y más mortales.

Así como Matt Cain rompió el FIP en 2011, Miley está rompiendo el DRA en 2021. Y no es realmente tan negativo como parece: si el DRA creyera en Wade Miley, haría un trabajo mucho peor al evaluar a todos los demás. Porque lo que Wade Miley es, y lo que hace, no se puede repetir con otras personas. Miley llega al montículo cada inning como un niño que se dirige a detención, y luego realiza con aparente flojera un acto de cuerda floja sin red de seguridad hasta que consigue tres outs. Y entonces lo hace de nuevo, y de nuevo. No puede seguir ocurriendo. No seguirá ocurriendo. Es muy divertido de ver mientras lo haga.

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