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Image credit: © Matt Kartozian-USA TODAY Sports

Traducido por Pepe Latorre

Al tiempo que Shohei Ohtani consigue algo que los fanáticos modernos pensaban que era imposible, está también captando la atención de millones de fanáticos del béisbol, tanto actuales como futuros. Con su carisma y sus logros históricos, Ohtani parece una rara avis del béisbol cuya fama puede trascender el diamante. Además, Ohtani está llevando a miles de fanáticos a los juegos que él abre, pagando en cierto modo su propio contrato y convirtiéndolo en una ganga aún mayor para los Angels.

La semana pasada escribí sobre cómo las aperturas de los lanzadores estrella se correlacionan con grandes aumentos de asistencia para el equipo local. Incluso corrigiendo todo tipo de factores que influyen en la cantidad de fanáticos que acuden al estadio (como el clima, el momento del juego, etc.), descubrí que algunos de los nombres más importantes de la última década se han asociado con miles de entradas adicionales vendidas.

Es lógico pensar que Ohtani, con su estatus de estrella internacional, su carisma y sus asombrosas actuaciones, podría generar un aumento de asistencia similar. Los conteos disponibles sobre asistencia de fanáticos a los estadios de lo que llevamos de temporada sugieren que Ohtani puede terminar con uno de los mayores efectos de asistencia de la última década.

Como media, los juegos con Ohtani en el montículo han tenido una asistencia de 3.800 fanáticos más que en otros partidos de los Angels. Este es un efecto notable, incluso mayor que el impacto más grande que encontré (el aumento de 3.500 fanáticos que provoca Clayton Kershaw) en el artículo anterior que escribí sobre los aumentos de asistencia proporcionados por los lanzadores estrella. Pero no es comparable por muchas razones: este es el aumento promedio bruto en un tamaño de muestra mucho más pequeño (solo 14 inicios) y en una temporada con límites de aforo significativos por las restricciones de COVID-19.

Si hacemos una comparación equivalente vemos que solo un puñado de lanzadores han igualado el diferencial de +3.800 fanáticos que Ohtani está manejando esta temporada. Algunos de ellos parecen ser anormalidades debidas a muestras pequeñas. Si Ohtani sigue así puede terminar con el mayor aumento de asistencia en un año provocado por un lanzador en la última década.

Una racha reciente de partidos que los Angels han tenido en casa ilustra el efecto a la perfección. Por lo general, los juegos del fin de semana tienden a ser los más concurridos, y esta serie de cuatro partidos contra Detroit se desarrolló de jueves a domingo (el fin de semana del Día del Padre). La apertura de Ohtani fue el jueves y casi 31.000 aficionados asistieron al juego esa noche. Ningún otro juego de la serie tuvo más de 23.000 asistentes, lo que significa que Ohtani pudo haber llevado a miles de fanáticos adicionales al estadio en una noche entre semana y antes del Día del Padre que era ese domingo.

El efecto Ohtani tampoco se limita a los partidos en casa. En la apertura que hizo el 11 de mayo en Houston unos 3.500 fanáticos más de los que asistieron al juego el día anterior y posterior se presentaron para ver al estelar lanzar bolas rápidas a 100 mph.

El aumento de asistencia que provoca Ohtani parece, en todo caso, estar incrementándose a medida que avanza la temporada. Hasta mediados de junio se mantuvo en aproximadamente 3.000 fanáticos adicionales por juego. Ahora se ha acercado a los 4.000. Es lógico que a medida que crece su fama, se difunde la noticia de su temporada histórica y desaparecen las restricciones de asistencia a los estadios más gente quiera verlo jugar.

Lo que hace especial a Ohtani no es el hecho de que sea un estelar, hay muchos de esos, sino que lanza y batea. Y aquí nos encontramos con problemas estadísticos, porque hay tan pocos días en los que los Angels juegan sin Ohtani en el montículo o en el campo que es difícil cuantificar. Las alternativas en la mayoría de los juegos de los Angels en lo que va de año han sido “ver un poco a Ohtani” o “protagonismo total de Ohtani”, pero casi nunca “nada de Ohtani”.

La ausencia de situaciones de “nada de Ohtani” significa que es probable que el efecto que produce en la asistencia al estadio sea subestimado. Si unos cientos de personas más se presentan para ver batear a la superestrella japonesa, entonces el impacto “verdadero” es el aumento que provoca cuando lanza más el que provoca cuando solo es un jugador de posición. Afortunadamente para los seguidores de Ohtani no dispone de muchos días libres para estimar esto de manera confiable.

Una de las extrañas y desafortunadas peculiaridades del sistema de retribución de jugadores es que Ohtani solo va a ganar $3 millones esta temporada. Podemos afirmar, si tenemos en cuenta sus logros históricos y lo que puede convertirse en una de las mejores y más singulares temporadas de todos los tiempos, que está muy mal pagado. Además hay que añadir el hecho de que unos 4.000 fanáticos extras se presentan a sus aperturas, cada uno pagando alrededor de $50 por el privilegio. Ohtani, de hecho, puede estar pagando su propio salario, más allá de la actuación histórica que está haciendo.

(Siendo sinceros, la afirmación anterior pasa por alto los $20 millones que los Angels pagaron por el traspaso y la modesta producción de sus primeros dos años en la MLB. Pero incluso teniendo esto en cuenta es una ganga).

Al igual que en mi artículo anterior, este análisis no puede medir ningún efecto adicional que Ohtani pueda tener en la cuenta de resultados de Moreno. Ya sea el impacto directo en las ventas de camisetas o el efecto halo (juego de palabras en ingles original) de lealtad a la franquicia. Ohtani, casi sin ayuda, está consiguiendo que los Angels sean relevantes y valga la pena verlos, aún cuando su compañero de equipo Mike Trout se recupera de una larga lesión y la racha de hits de David Fletcher ha terminado.

Las opciones actuales de playoffs de los Angels son de alrededor del 8%. Sin la destacada actuación de Ohtani, y las 3/5 victorias de las que es responsable, esas posibilidades de playoffs serían casi nulas. La estrella de los Angels es, en esencia, quien mantiene vivas sus escasas esperanzas.

Es una tragedia para la MLB que el año de Ohtani sea desperdiciado en un equipo con pocas esperanzas reales de playoffs. Toda la atención que los medios le dedican ahora sería nada en comparación con lo que podría ser si los Angels llegan a la postemporada. Lo único que podría llevar al siguiente nivel el inolvidable año de la estrella de doble vía sería ser un héroe en octubre, pero por ahora, parece que simplemente tendremos que conformarnos con una de las mejores temporadas de la historia.

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