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Image credit: Kyle Terada-USA TODAY Sports

Traducido por Marco Gámez

Esta semana se publicaron dos artículos importantes sobre la explosión de jonrones/cambio de ritmo de las pelotas de béisbol. Primero fue la primicia del Athletic escrita por Ken Rosenthal y Eno Sarris sobre un memorando que circuló en las oficinas de los equipos advirtiéndoles de una nueva pelota de béisbol para la próxima temporada. Luego, otra muestra de reportaje de investigación profunda firmado por Stephanie Apstein en Sports Illustrated, utilizando la investigación de la Dra. Meredith Wills sobre la constitución física de la pelota de beisbol de la MLB en 2020. Juntos, los dos artículos arrojan nueva luz sobre las luchas de Rawlings para controlar el comportamiento de la pelota de béisbol año tras año y por qué el entorno para la producción de careras ha sido tan variable desde 2015.

La primicia en el Athletic se basa en un memorando distribuido a los equipos a principios de esta temporada de descanso, en el que se les explica que MLB presentará una nueva versión de pelota de beisbol en 2021, que tendrá velocidades de salida más bajas y volará un poco menos lejos (aproximadamente 1-2 pies (0.30-0.60 metros), según las pruebas de la liga). Reducir la velocidad de salida debería reducir el BABIP y hacer que la mayoría de las bolas bateadas sean más fáciles de capturar, mientras que solo una pequeña fracción de los jonrones, tal vez el cinco por ciento, se quedarán cortos debido a que el núcleo vuela menos. La única razón por la que sabemos cómo será la nueva pelota de beisbol es porque la oficina de la liga decidió probarla, en lugar de simplemente aceptar que sería como el año pasado, lo cual es un gran paso adelante para una organización que hasta hace poco no tuvo en cuenta la aerodinámica del objeto central del juego.

Obtuve una copia del memorando y su redacción es interesante e instructiva. MLB señala que Rawlings ensambló las nuevas pelotas de béisbol durante un intervalo, “desde fines de 2019 hasta principios de 2020″, lo que sugiere un período prolongado de producción, es que no solo se elaboró un lote prototipo para pruebas. Por supuesto, es técnicamente posible que se refieran del 31 de diciembre de 2019 al 1 de enero de 2020, pero las oraciones posteriores sugieren que ese no es el caso: MLB señala en el memorando que “ordenaron [a Rawlings] que no enviara ninguna de estas pelotas de béisbol para su uso en temporada regular o postemporada de 2020”. Por lo general, no es necesario indicarle a alguien que no haga algo que no estaba planeado empezar a hacer, lo que significa que Rawlings puede haber tenido la intención de enviar estas pelotas de béisbol. En otras palabras, sin la instrucción de MLB de participar en las pruebas primero, Rawlings pudo haber estado perfectamente feliz de enviar la esférica modificada para el uso de la liga sin saber qué efecto podrían tener en los jonrones o en la producción ofensiva.

Una de las preguntas curiosas a lo largo de los últimos cinco años ha sido por qué MLB toleraría que Rawlings cambiara la pelota de beisbol todos los años. ¿Querían aumentar los jonrones? ¿Simplemente ignoraban el papel de la pelota en la determinación de la tasa de jonrones? El memo abre la posibilidad de que Rawlings ni siquiera haya informado a MLB que estaban haciendo modificaciones a la pelota que producirían cambios en el entorno de la producción de carreras. Si Rawlings se sintió cómodo en 2020 cambiando parte de su proceso industrial y luego casi enviando las nuevas pelotas de béisbol resultantes a los equipos sin siquiera pedir permiso primero, ¿cuántas otras veces en la última década ha sucedido? Podría ser que ni Rawlings ni MLB consideraron cómo sus acciones estaban influyendo en el juego, escondiéndose en cambio detrás del deseo de aumentar la consistencia y la falsa seguridad de permanecer “dentro de las especificaciones”, respectivamente.

Eso nos lleva a la historia de Apstein y Wills sobre la pelota que realmente se usó en 2020. La historia de Sports Illustrated contenía las medidas detalladas y meticulosas que Wills tomó de las docenas de pelotas de béisbol usadas en 2020 que pudo tener en sus manos. Wills descubrió al diseccionar esas pelotas de béisbol que había una combinación de dos tipos diferentes de pelotas en juego la temporada pasada: ella predijo que una volaría más lejos que la otra.

La sugerencia de que había dos tipos de pelotas de béisbol en uso en 2020 da sentido a algunos hallazgos sorprendentes con respecto a la resistencia al aire de la pelota usada en la temporada pasada. Al analizar previamente la aerodinámica de la pelota de béisbol, descubrí que durante años el coeficiente de resistencia al aire entre cualquier par de pelotas de béisbol se acercaba cada vez más, creando un producto más consistente. Pero en 2020 esa tendencia se invirtió y, de repente, las pelotas de béisbol parecían tan dispares como no lo habían sido de semana en semana y de parque en parque. Según la historia de SI, eso pudiera haber sido porque hubo dos tipos diferentes de pelotas de béisbol en juego el año pasado. Y según las revelaciones de la historia del Athletic, es posible que los dos tipos fueran la primera y la segunda producción que Rawlings realizó en la temporada de descanso: la primera producción es la que MLB les dijo que no enviaran, y la segunda producción fue la pelota de béisbol que ensamblaron en su lugar.

Sin más información sobre cuándo y hacia dónde fue cada lote de pelotas de béisbol, no sabemos exactamente qué sucedió en 2020. En última instancia, debido a que MLB se niega a proporcionar más información, todo esto es un ejercicio de lectura entre líneas. El memo sugiere la idea de que Rawlings ha estado alterando la producción de formas que mejoran la consistencia del desempeño de la pelota, y los datos disponibles sugieren que han tenido éxito. Las pelotas de béisbol más nuevas varían menos de lo que solían hacerlo en términos de resistencia al aire.

Pero la producción industrial es complicada, y alterar la línea de ensamblaje de una manera para mejorar la consistencia podría tener el efecto de aumentar o disminuir el valor promedio de algún otro parámetro. Por ejemplo, hacer una pelota más apretada podría hacer que las pelotas sean más similares entre sí, pero también un poco más livianas, más pequeñas o que reboten más, cada una de estas características podría hacer que las pelotas vuelen de manera diferente. Quizás Rawlings estaba tan concentrado en mejorar la consistencia que perdió de vista el hecho de que las características físicas de la pelota de beisbol determinan, en gran medida, la acción en el campo. Quizás MLB estaba tan ciega a la importancia de la aerodinámica que no pensaron en preguntar.

Entonces, en cierto modo, la filtración del referido memorando es alentadora. Sugiere que MLB se tomó el tiempo para considerar y probar si un cambio en la pelota de beisbol afectaría a la liga. Y aunque han avanzado, de manera algo inexplicable, con un diseño que probablemente hará que el juego dependa aún más de los jonrones de lo que ya era, al menos saben lo que están obteniendo. Este año sabemos que la pelota será diferente, y cómo, tal vez el próximo año, la MLB pueda pasar a pedirle a Rawlings, su subsidiaria, que produzca una pelota que mejore el juego, en lugar de solo una que no lo empeore demasiado.

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