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Image credit: Erik Williams-USA TODAY Sports

Traducido por Pepe Latorre

Los Houston Astros firmaron al J Michael Brantley un contrato de dos años y $32 millones. También firmaron al R Jason Castro por dos temporadas y $7 millones.

Si George Springer no iba a regresar (y era algo que se veía venir desde antes incluso de que saliera a la agencia libre) los Astros se veían en la obligación de reemplazar o mejorar la opción de Brantley como jardinero izquierdo y bateador designado ocasional. Quedarse con él es lo más sensato. No hay por qué cambiar algo que funciona. Los Astros conocen a Brantley. Es un metrónomo que garantiza lineazos y contactos sólidos. Conocen su enfoque y su producción (casi un 120 de DRC + cuando está sano).

Esto no significa que no haya cosas que preocupen. Brantley nunca ha destrozado la pelota, nunca ha generado velocidades de salida especialmente impresionantes ni ha conseguido elevar sus botazos lo suficiente como para aprovecharse de las dimensiones del estadio en que juega como local. Su bateo no se basa únicamente en el contacto, sino en la calidad de estos. Es capaz de impactar muy bien a la bola. Pero sin esta habilidad su producción cae drásticamente, incluso por debajo de la media.

Todas las muestras de 2020 son pequeñas, pero la tasa de contacto fuera de la zona de Brantley es pequeña incluso para los estándares de la temporada. No hay que desconfiar solo porque viese una caída del 13% en esa área el año pasado. Algo que también contribuyó a elevar su tasa de ponches. Podría haber sido una simple casualidad. Pero tampoco lo descartemos, el contacto fuera de zona no es una habilidad que envejezca bien y Brantley está en la treintena. También hizo menos swings, lo que significa que estaba tratando de compensar la imposibilidad de batear ciertos lanzamientos siendo más selectivo, pero no pudo tapar ciertas debilidades.

Es probable que el mayor refuerzo de Houston sea que Yordan Álvarez vuelva a ser su bateador designado. Si esto sucede Brantley jugará más en el jardín izquierdo en 2021, lo que no ayudará a mantenerlo saludable o fresco. No es que esto sea un lastre para el equipo, pero hubo una buena razón para que Dusty Baker acabase alineándolo como bateador designado en más de la mitad de los juegos de la temporada pasada.

Brantley es importante porque ayuda a mantener el equilibrio en el ataque de Houston. Él mismo, Álvarez y Kyle Tucker son tres zurdos que contrarrestan a tres derechos como José Altuve, Alex Bregman y Carlos Correa. Ahora, como en años anteriores, tienen ese equilibrio hasta final de la alineación gracias a la llegada de Jason Castro con un contrato de dos años. Desde que se fue de Houston por primera vez después del 2016, Castro ha ido declinando poco a poco con la única excepción de una temporada en la que apenas jugó por una lesión en la rodilla. Ha demostrado tener un poder moderado y un buen ojo a la hora de seleccionar lanzamientos, y si eso ha venido a cambio de una habilidad promedio para enmarcar lanzamientos y un brazo débil que no asusta a los corredores de bases, sus equipos no lo han notado de una manera significativa.

Castro es un bateador zurdo que hará de octavo o noveno bate y que da una transición medio confiable hacía la parte alta de la alineación. Es un tipo querido y respetado por los bateadores y lanzadores con los que trabaja. Además ya conoce la forma de trabajar y los planes de partido que le gustan a Brent Strom. Es un buen momento para un reencuentro, sobre todo a este precio. Si Castro se ve obligado a iniciar 120 juegos, el equipo estará en problemas, pero si solo se le usa 90/100 veces lo hará bien y también ayudará a sacar lo mejor de Martín Maldonado. —Matt Trueblood


Los Washington Nationals firmaron al LI Brad Hand un contrato de un año y $10.5 millones. También han firmado al 1B Ryan Zimmerman por un año y $1 millón.

Llegamos al final de esa trilogía un tanto dramática que ha sido la temporada baja de Brad Hand. Seguramente estás familiarizado con las dos primeras entregas: el cerrador de Cleveland fue rechazado después de firmar la mejor temporada de su carrera (7.2 K/BB, un 1.37 de FIP y 0 home runs). Quizás estos números no valían $10 millones a ojos de los Indians, pero quizás sí a ojos de otro equipo. Y es aquí donde llega la Segunda Parte: ninguno de los otros 29 equipos lo reclamó cuando estaba en waivers. Al final los Nationals se hicieron con su nuevo relevista estrella a un precio algo mayor… $10.5 millones.

Aunque Hand sirvió como una especie de adelanto de lo que iba a ser una temporada baja muy parada, también había algunas cosas preocupantes en su juego. Por segunda temporada consecutiva vimos como su tasa de roletazos estuvo por debajo del 27%. Su éxito se basó en que cambió líneas por batazos elevados que no llegaron a dejar el estadio, ni siquiera consiguió muchos infield fly. Otros números señalan un mal futuro: su velocidad bajó por segunda temporada consecutiva y está por debajo de las 92 mph. Sus índices de contacto, persecución y abanicos tienden a los números que tuvo en sus días de relevista anónimo con los Marlins.

A pesar de las tendencias no es un mal negocio. Hand es un relevista perfectamente decente, con un salario decente y es una necesidad que los Nats necesitaban cubrir. Sin embargo, si hubiera una estadística basada en las expectativas generadas, es casi seguro que no rendiría según lo esperado.

Los entrenamientos primaverales comienzan en cuestión de semanas y aún no se sabe si el bateador designado regresará a la Liga Nacional. Para los aficionados con dos dedos de frente esto no tiene ningún sentido. Los equipos tienen que cerrar sus plantillas y sería útil saber cómo deben ser. Para los cínicos, el retraso no es una sorpresa y es el culpable de la deflación en el mercado de agentes libres. Los equipos de la Liga Nacional que no están dispuestos a sacrificar uno de los cuatro puestos de suplentes con un bateador emergente con aspiraciones han evitado a los candidatos más obvios para ser bateador designado. Cruz, Ozuna, Encarnación, Choo y Moreland siguen esperando a que los equipos peleen por sus servicios.

Los Nationals no se preocuparon por el asunto. Se hicieron rápidamente con Kyle Schwarber y a continuación eligieron a Josh Bell, quien podría ser visto como un candidato para no jugar en defensa, como primera base titular. Y ahora han traído de vuelta a Zimmerman, su ex-capitán, con un contrato de un año y un millón de dólares. El ex novato de los Expos optó por no jugar en 2020 por el riesgo que eso hubiera supuesto para su esposa e hijos pequeños, pero reconoció a los periodistas que acabó pasando demasiado tiempo en los camerinos. Esta temporada sí que tendrá su ración de camerinos, pero dado que está en los treinta y tantos años y que su DRC+ fue de 93 en 2019, sus oportunidades van a ser cosa del destino. —Patrick Dubuque

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